El Gobierno de Nicaragua se fijó el plazo de cuatro años para tener construida una represa hidroeléctrica de grandes magnitudes en el río San Juan, que podría provocar daños ambientales en el territorio costarricense.
El proyecto, llamado “Brito”, se convertiría en el 2015 en la mayor fuente de generación eléctrica del país vecino, con capacidad cercana a los 250 megavatios y un costo aproximado a los $600 millones, según informes de prensa y sitios oficiales del Gobierno nicaragüense.
El Ministerio de Ambiente de Nicaragua acaba de renovar la licencia a un grupo empresarial de capital brasileño, para los estudios de factibilidad. No obstante, el ministro, Emilio Rappaccioli, ya divulgó informes preliminares de viabilidad técnica y financiera, según el periódico La Prensa.
Los efectos ambientales, sin embargo, generan preocupación en grupos nicaragüenses y en diputados de Costa Rica, confirmó ayer el legislador Claudio Monge, del Partido Acción Ciudadana (PAC).
“Hay una inquietud general en los diputados de la Comisión Especial de Ambiente. Por eso pedimos a la Cancillería indagar de qué se trata ese proyecto y hacer los trámites necesarios para que visitemos la zona, tanto en el lado tico como en el lado de Nicaragua”, dijo Monge.
Muralla. El plan incluye la construcción de una muralla de 10 metros de alto y 400 metros de ancho, que restringiría el paso del agua hacia el mar Caribe, por el cauce del San Juan, por lo cual provocaría daños en ambas márgenes. ¿Un ejemplo? La sequía de humedales, previó Monge.
No fue posible comunicarnos ayer con Alfonso Pérez, diputado oficialista que preside el grupo de legisladores que pretenden inspeccionar la zona antes de que acabe octubre; también para analizar el proyecto de dragado que impulsan las autoridades nicas.
Aunque se tramitó la consulta sobre el tema al canciller, René Castro, a las 8 p. m. no había respuesta aún. El vicecanciller, Carlos Roverssi, aseguró que al Ministerio llegó un reporte informal.
“Estamos averiguando las repercusiones del caso para estar informados pues es una obra en territorio nicaragüense”, declaró ayer por la tarde el Vicecanciller.
El proyecto consiste en la construcción de dos murallas, una en un río de la vertiente del Pacífico llamado Brito, y la otra en el San Juan, cerca de El Castillo.
Las obras en el San Juan harían que el vigoroso caudal quede convertido a partir de ese punto en un “hilo de agua”, según el científico Salvador Montenegro, del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua.
El río “solamente volverá a recuperar caudal navegable muchos kilómetros adelante, quizá 30 kilómetros, hasta recibir las aguas de los grandes ríos costarricenses Sarapiquí y San Carlos”, explicó en un artículo reproducido por diarios de distintas líneas editoriales.
Aunque el río San Juan es propiedad de Nicaragua, Costa Rica tiene derechos de navegación condicionada sobre una parte de su recorrido, como lo confirmó la Corte Internacional de Justicia, al resolver un juicio que planteó el país.
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