Que el cianuro es el "cuco" de la gran minería. Que la cantidad de accidentes vinculados con el derrame del cianuro en el proceso de separación del metal son "varios". Que hay filtraciones en alta montaña con soluciones cianuradas y que ellas contaminan las napas o las cuencas hídricas. Estos, como otros tantos, son partes de aquellos mitos que sobrevuelan la actividad minera y que ponen en duda su tan mentada sustentabilidad. Sin embargo y para sorpresa de los asistentes al foro de "Minería y Sociedad", el último caso oficialmente reconocido por vertido de cianuro se dio en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en el año 1993, y terminó con la vida de 7 personas, según precisó ayer el experto Miguel Angel Blesa, quien es doctor en Química y catedrático de la Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires) y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en su exposición sobre los "Mitos y verdades de la actividad minera". Según reconoció el profesional, en la minería metalífera Argentina "no hay registros de contaminación" por mala manipulación de cianuro y como pocos químicos, éste tiene un Código Internacional para el Manejo del Cianuro para la Producción, el Transporte, y la Utilización en la Explotación del Oro -acordado en mayo del 2002-, cuestión que no sucede con otros químicos considerados "peligrosos" dentro de la actividad industrial.
EL CASO PORTEÑO
El hecho, ocurrido en localidad de Avellaneda el 27 de setiembre del año 1993, fue producido por un vertedero industrial clandestino de cianuro y ácidos, el cual funcionó como una verdadera "bomba ecológica", causando emanaciones tóxicas en un hogar familiar relativamente cercano a la fábrica. Murieron cuatro miembros de una familia y 3 más, del equipo de emergencias médicas que llegó para auxiliarlos. El gas cianhídrico salió de las cloacas y a las 13 de aquel día, Manuel Nuin (79) se descompuso en su casa de 25 de Mayo 319. María Angela (80), su esposa, avisó por teléfono a su hijo Horacio (43), quien a su vez llamó a Rosa Scala (43), su mujer. Horacio Nuin salió corriendo hacia la empresa de atención médica "Emercor". Cuando Horacio volvió en la ambulancia, sus padres y su esposa estaban muertos en distintas locaciones de la casa. Tras ellos cayeron la médica Bibiana Otero de Turcutto (41), el chofer-camillero Roberto Voytezko (32), el enfermero Orlando Cáceres (30) y el propio Horacio.
El juez que instruyó la causa Guillermo Roberts, de Lomas de Zamora, la caratuló como "contaminación seguida de muerte" y los empresarios Ernesto Pizzio y Luciano Mondolo -cabezas visibles de la fábrica en cuestión-, fueron acusados de verter cianuro a las cañerías de forma indiscriminada y totalmente irresponsable.
La magnitud y la trascendencia pública que tuvo el hecho, hicieron que se estableciera el 27 de septiembre como el "Día Nacional de la Conciencia Ambiental", por un "accidente" justamente ocurrido en el lugar donde en los últimos años se alzaron voces críticas hacia las posibles consecuencias medioambientales que tiene la minería en el cordón montañoso andino, a pesar que oficialmente en la Argentina no hay registrados accidentes con vertido de cianuro vinculados a la minería.
Blesa también puso a consideración del público que se convocó en la sede del Rectorado de la Universidad Nacional de San Juan, del pedido a principios de este año de un grupo de "parlamentarios verdes" europeos sobre la prohibición del cianuro en la actividad minera en aquella región, cuestión que fue desestimada unos meses después por un consejo consultivo que consideró inconsistente el pedido. Ahora sí, el catedrático reconoció que los embates que tiene el uso del cianuro se sustentan en la "mala fama" que se le ha hecho a lo largo del siglo XX y recalcó que el gran problema en materia de uso de químicos hoy por hoy se da en la agricultura Argentina y principalmente en la sobreexplotación de la tierra para la siembra de la soja, en la zona centro del país.
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