El mes pasado, Najma Syed Ali Khan, de 19 años, llevó a su hija Rukhsa, de 7 meses, al Centro de Estabilización Alimentaria del Hospital Saidu del distrito de Swat, en la región noroccidental del Pakistán. La mujer, que llegó en un estado de angustia y confusión, se enteró allí que su hijita no sólo estaba gravemente desnutrida sino que tenía gastroenteritis.
Najma, que no podía amamantar a Rukhsar, recibió en el hospital leche terapéutica para su hija, que desde las inundaciones provocadas por los monzones de verano había sobrevivido ingiriendo té negro con leche de vaca.
Al ser internada en el Centro, Rukhsar sólo pesaba 3 kilogramos. El peso normal para un lactante de su edad es de unos 7,6 kilogramos "La niña llegó en un avanzado estado de emaciación", explica Adil Rehmat Gul, nutricionista del departamento de pediatría del hospital Saidu. "Y aún necesita apoyo extraordinario para sobrevivir".
Desplazados por la violencia y las aguas
En 2009, Najma, su marido y un hermano mayor de Rukhsar huyeron de Mingora, su ciudad natal, al desatarse allí violentos enfrentamientos armados entre grupos rebeldes y las fuerzas gubernamentales. "Vagamos sin rumbo por las llanuras durante tres meses hasta que encontramos refugio en el campamento de Swabi", comenta la mujer. "Hasta junio de este año no pudimos regresar a casa".
Este verano, sin embargo, la familia Syed Ali Khan tuvo que huir nuevamente, en esta oportunidad debido a la violenta crecida de las aguas que arrastraron a su paso la vivienda y todas las pertenencias de la familia. Najma, su marido y sus hijos quedaron desamparados nuevamente y hoy se alojan en el hogar de unos parientes que viven en condiciones de miseria.
Aún antes de las inundaciones, la tasa de mortalidad infantil de Pakistán era una de las más elevadas de Asia meridional. Casi 1 de cada 10 niños paquistaníes muere antes de su quinto cumpleaños, en la mayoría de los casos debido a las enfermedades diarreicas, la neumonía y las enfermedades prevenibles mediante la vacunación, agravadas por las deficientes condiciones de higiene y saneamiento y las prácticas de alimentación inadecuadas. Casi un 40% de los niños y niñas menores de cinco años tiene peso inferior al normal y carece de saneamiento en sus hogares, especialmente los que viven en las zonas rurales. Más de una cuarta parte de los niños del Pakistán nacen con peso inferior al normal.
Ahora, los efectos destructivos de las inundaciones sobre las cosechas y la infraestructura agrícola en general han reducido las posibilidades de la población de obtener alimentos. Es muy probable que en las zonas afectadas por las inundaciones la desnutrición infantil se mantenga a niveles peligrosos durante un período prolongado.
Evitar una crisis alimentaria
"Si bien es necesario responder a la actual situación de emergencia con intervenciones que salven vidas, también tiene una importancia fundamental tomar medidas a mediano y corto plazo para evitar una crisis inminente", señala el Dr. Noel M. Zagré, Especialista superior en situaciones de emergencia alimentaria del Centro de servicios compartidos de UNICEF para la región de Asia y el Pacífico. El Dr. Zagré se encuentra en Pakistán para brindar asesoramiento y orientación a los aliados con respecto a las medidas que se deben tomar para ayudar a los niños, niñas y mujeres que carecen de suficientes alimentos adecuados.
Con el fin de evitar una crisis alimentaria, UNICEF brinda apoyo a 30 centros de estabilización alimentaria en diversos puntos de Pakistán. La organización internacional también colabora con diversos aliados para establecer varios centros similares en las zonas afectadas por las inundaciones. En esos establecimientos se atiende día y noche a los niños y niñas gravemente desnutridos que sufren también otros problemas de salud.
Por otra parte, más de 300 doctores, enfermeras y otros trabajadores de la salud han recibido capacitación sobre la ejecución de un programa de gestión basada en la comunidad de la desnutrición grave aguda. El programa ya brinda tratamiento a unos 3.000 niños gravemente desnutridos.
UNICEF trabaja también para abastecer a sus aliados en el terreno de todos los suministros que necesiten para brindar tratamiento oportuno y adecuado a los niños y niñas que sufren desnutrición grave. Con ese objetivo ha estado enviando alimentos y leche terapéutica, alimentos suplementarios, galletas de alto contenido energético para las mujeres embarazadas o lactantes y para sus hijos, botiquines médicos, equipos antropométricos y medicamentos esenciales.
Ayuda a los más vulnerables
Los niños, y en especial los menores de cinco años, son los más amenazados por la desnutrición, que también les hace más susceptibles a las enfermedades potencialmente mortíferas. Resulta de importancia fundamental que en Pakistán se ataque el problema de la alimentación y la desnutrición de inmediato, ya que las familias tratan de recuperarse de las graves consecuencias de las inundaciones.
Mientras la pequeña Rukhsar recibe en Swat el tratamiento que necesita para sobrevivir, en el resto del Pakistán hay millones de niños y niñas cuyas necesidades alimentarias básicas no han recibido la misma atención debido a la sucesión de situaciones de emergencia, cuyos efectos se agravan aún más debido a los conocimientos deficientes de sus padres o encargados en materia de prácticas adecuadas de alimentación.
Durante el mes transcurrido desde que Rukhsar fue internada en el Centro de estabilización alimentaria, su peso ha aumentado en 600 gramos, y ha mejorado mucho de la gastroenteritis. Los expertos calculan que si no se mantiene o aumenta el apoyo que prestan los centros como el que brinda tratamiento a Rukhsar, el año próximo más de 125.000 niños y niñas pakistaníes podrían sufrir niveles de desnutrición muy peligrosos.
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