"No hay que sobrestimar los efectos del fenómeno «La Niña»" y pensar que reduce fuertemente las lluvias durante toda la campaña agrícola; en realidad, su influencia se nota principalmente durante los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero", advierte Eduardo Sierra, profesor del Climatología de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
"En 2010 llovió normalmente en septiembre y octubre en casi toda la región pampeana, por lo que los campos están bien de humedad, después de venir de un fenómeno Niño anterior", agrega.
"Si se maneja con cuidado el agua acumulada, la disminución de rindes puede afectar poco los cultivos de verano", proyecta. No obstante, advierte que tampoco es conveniente menospreciar el fenómeno: "Probablemente rinda bien una soja de primera sembrada temprano con buena tecnología. Pero puede resultar muy perjudicado un cultivo de segunda implantado después de un trigo de alta producción, que deje muy seco el suelo", diferencia.
También hay que considerar que el fenómeno Niña puede prolongarse a la campaña siguiente. Sería una situación equivalente a la del ciclo 2007/2008, de características Niña que no se notaron al comenzar la campaña con buenas reservas de humedad. Pero el segundo fenómeno Niña de 2008/2090 pulverizó los rendimientos, al partir de una situación opuesta.
Anthony Deane, de Weather Wise Argentina, coincide: "«La Niña» existe, está en pleno desarrollo, por ahora en categoría moderada, a partir del enfriamiento que se verifica en las aguas del Pacífico; no obstante, se transformará en fuerte a partir de mediados de noviembre". Sucede que hay un intervalo de 90 días aproximadamente en que la condición del océano se transmite a la atmósfera, que finalizará en la fecha indicada.
El fenómeno provocará un espaciamiento entre lluvias en la franja este del territorio nacional desde Misiones hasta el sur bonaerense según el especialista. En la región central del país, las precipitaciones tomarán un carácter "desordenado" (dos lluvias seguidas en una semana y luego 20 días secos, por ejemplo) y con mala distribución espacial. El fenómeno se acentuará gradualmente en diciembre y enero, y continuará durante febrero, cuando las lluvias que se registren pueden ser insuficientes para abastecer los cultivos en semanas de altas temperaturas.
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