En las seis provincias norteñas de la isla filipina de Luzon aún había este martes más de tres millones de personas sin suministro de electricidad, según reportó la agencia alemana DPA.
El Megi, el tifón más fuerte en Filipinas en cuatro años, causó daños millonarios tras pasar con velocidades máximas de viento de hasta 225 kilómetros por hora y ráfagas de 260 kilómetros por hora. Hizo volar techos, causó deslizamientos de tierras y derribó árboles y postes de luz. Este martes el Megi se dirigía al sur de China.
El presidente filipino, Benigno Aquino, se mostró en general conforme con el accionar de los órganos de gobierno. Los militares y las administraciones locales pudieron intervenir rápido gracias a que los meteorólogos dieron pronósticos acertados.
Las oficinas y las escuelas en las regiones afectadas permanecieron cerradas.
En tanto, en Vietnam, las autoridades informaron que muchas de las víctimas fueron arrastradas por los ríos, cuyos niveles subieron tras las intensas lluvias.
En el centro de Vietnam, las fuerzas de seguridad usaron helicópteros para salvar a las personas y repartir víveres. Miles de personas perdieron todos sus bienes. En algunos sitios, el jueves cayeron hasta dos metros de precipitaciones.
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