Casi un año después de anunciar el descubrimiento de moléculas de agua en la Luna, la NASA reveló ayer los resultados del análisis del suelo del satélite tras la misión del cohete Centauro y la sonda LCROSS.
El cohete fue estrellado en el interior del cráter Cabeus, ubicado en el Polo Sur de la Luna, la zona ensombrecida y una de las más frías del satélite natural terrestre. Tras el cohete se envió al cráter a la sonda para analizar los restos de polvo y vapor que levantó al impactar.
Los resultados de los estudios sobre la concentración de hielo y materia en la superficie lunar se publican esta semana en la revista Science.
Además de confirmar que la Luna alberga agua en forma de cristales de hielo puro en algunos lugares, los científicos se sorprendieron por la riqueza de materiales útiles y porque el satélite terrestre es químicamente activo.
El grupo formado por Anthony Colaprete, científico de LCROSS, y sus colegas analizaron los datos de los espectrómetros de infrarrojo y ultravioleta/visible a bordo de la sonda que sugieren que fueron expulsados del cráter alrededor de 155 kilogramos de vapor de agua y hielo hacia el campo de visión del LCROSS.
En su estudio calculan que aproximadamente el 5,6 por ciento del total de la masa dentro del cráter de Cabeus (más o menos 2,9 por ciento) podría atribuirse sólo a hielo de agua.
Los investigadores también revelan la detección de otros compuestos volátiles en la columna de escombro durante los pocos segundos en que fue visible a la sonda espacial, incluyendo un número de hidrocarburos ligeros, dióxido de carbono, mercurio y pequeñas dosis de calcio y magnesio en forma gaseosa.
Estos hallazgos son importantes para el estudio de futuras expediciones y una posible base del hombre en la Luna, ya que el descubrimiento de hielo de agua y otros recursos puede reducir la necesidad de transportarlos desde la Tierra.
Por otra parte, la detección de mercurio en el suelo en aproximadamente la misma abundancia que el agua detectada puede "presentar un desafío para la exploración humana" por su toxicidad, indicó Kurt Retherford, miembro del equipo de Lyman Alpha Mapping Project (LAMP).
El geólogo Peter Schultz y sus colegas de la Brown University, que siguieron las distintas etapas del impacto y la columna de escombro resultante, indican que la llegada del cohete creó un cráter de entre 25 y 30 metros.
Indican además que entre 4.000 y 6.000 kilos de escombro, polvo y vapor fueron expulsados del oscuro cráter y hacia el campo de visión de la sonda que estaba iluminada por el sol, lo que permitió saber que el suelo y el subsuelo lunar es más complejo de lo que se creía.
La variedad de compuestos volátiles detectados da a los científicos pistas de dónde vienen y cómo llegaron a formarse los cráteres polares, muchos de los cuales no vieron la luz solar durante miles de millones de años y se encuentran entre los lugares más fríos en el sistema solar.
Los expertos indicaron que el suelo también contiene agua y además albergó otros compuestos como hidroxilo, monóxido de carbono, dióxido de carbono, amoníaco, sodio y plata, lo que fue una sorpresa para los investigadores.
"Este lugar parece como el cofre del tesoro de los elementos que han sido distribuidos por toda la Luna" y, sin embargo, estuvieron ocultos "en las sombra" del cráter, dijo Schultz.
Los astronautas que participaron en las misiones Apolo de la NASA encontraron pequeñas cantidades de plata y partículas de oro en el lado de la Luna más próximo a la Tierra.
Si bien la concentración detectada no es tan grande como para poder extraer plata de ahí, muestra la diversidad del suelo lunar.
"La NASA confirmó convincentemente la presencia de hielo de agua, aunque su distribución es desigual en las regiones que están en sombra permanentemente", dijo Michael Wargo, científico lunar del cuartel general de la NASA en Washington.
Wargo destacó que este proyecto es uno de los mayores pasos que dio la NASA "para comprender mejor" el sistema solar, "sus recursos y su origen, evolución y futuro". |
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