Hidrología es la ciencia abocada a las aguas superficiales y no debe confundirse con Hidráulica, que estudia las aguas sometidas a presiones determinadas por esclusas y/o compuertas de canales y sus diferentes formas del manejo de aguas con la finalidad de obtener fuerzas capaces de accionar mecanismos y/o transformar a ellas en aprovechamientos varios, ya sea hidroeléctricos, molienda, y otras derivaciones, estudiadas en su conjunto por lo que se entiende por Hidráulica, nombre que en muchos casos se utiliza para titular a la Hidrología.
La Hidrología debe desvincularse de los avatares de la política, que siempre trata de entrometerse, con el pretexto de atender la problemática popular, que en la mayoría de los casos, camina con rumbos irracionales, por no atenerse a las previsiones fundadas en una sana adecuación de las necesidades locales o regionales al desarrollo armonioso de la hidrología de una área mayor, como podría ser la de una o varias provincias, e incluso de una nación o continente.
La hidrología de una determinada área debe dividirse en la macrohidrología o enfoque total del fenómeno hídrico que afecta a una región o área de gran extensión y cuyas respuestas a ese fenómeno están vinculadas a su topografía. Como ejemplo de macrohidrología, nada mejor que un atento estudio de la provincia de Buenos Aires, y su dependencia hídrica del río Salado bonaerense cuya cuenca, llamada Deprimida del Salado, se extiende, juntamente con afluentes mayores y menores, por toda la provincia.
En esta época de tendidos secos y canales pobres de caudal, es necesario reflexionar sobre una mirada a la Hidrología provincial, poniendo énfasis en atender la conclusión de los aspectos prioritarios del Plan Maestro para la Cuenca Deprimida del Salado, que se encuentra muy demorado en su fase final, o sea en su desembocadura en el mar en el golfo de Samborombón.
El más grave error que se podría cometer ahora sería el de apurar la microhidrología, o sea las problemáticas locales que en manos de políticos inexpertos o demagogos, puedan impulsar las canalizaciones menores sin haberse terminado la macrohidrología, la que provocaría nuevamente esas inundaciones por derrames de los cauces mayores. Eso ya lo hemos vivido, no lo queremos más. |
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