Buena parte de su capacidad técnica y económica se emplea en la zona de la embocadura del canal, pero se olvida la necesidad de dar un uso racional al Pilcomayo.
Tuvieron que pasar 18 años para que nuestro país pudiera captar aguas bajas del Pilcomayo. Todo este tiempo, inexplicablemente, los trabajos se limitaron a preparar el canal para captar aguas altas y medias.
Esto significaba que a lo largo del invierno se perdía la oportunidad de introducir lo que se denomina caudal ecológico, es decir, la cantidad mínima para evitar mayores daños al medioambiente.
En las últimas semanas del invierno, el Pilcomayo puede llegar a niveles extremos de bajante; en este momento, el río tiene un caudal promedio de cuatro metros cúbicos por segundo.
A fines de noviembre o mediados de diciembre se pueden esperar las primeras lluvias.
A fin de año se registran los primeros repuntes de caudal; entre enero y febrero tienen lugar los principales picos de caudal.
La masa de agua que baja en este periodo, desde las montañas de Potosí, Bolivia, constituye el 80 por ciento del total anual de caudal.
El año pasado las lluvias fueron muy escasas en Bolivia, de allí que tampoco recibimos mucha agua. Es oportuno señalar que el Pilcomayo no tiene ninguna relación con las nieves de los Andes, su caudal depende exclusivamente de las lluvias.
Aquel país que reciba mayor cantidad de agua, también se queda con mayor porcentaje de sedimentos, de allí la necesidad de preparar los canales para evitar su colmatación.
Paraguay realizó el año pasado una buena tarea, resultado de esta labor del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones es que nuestra embocadura está libre de sedimentos y el río se escurre sin problemas en nuestro territorio.
¿Qué hacer con el agua?
La pregunta que aún no tiene respuesta en nuestro país es ¿qué hacer con el agua? La respuesta obvia es usarla, pero mientras no existan parámetros técnicos el agua se pierde sin pena ni gloria.
Es un error suponer que el Pilcomayo debe limitarse a correr por cauces que utilizaba hace 20 ó 30 años atrás. Buena parte de ellos requieren limpieza.
Por otro lado, los mayores beneficios se tienen con los desbordes del río. La inundación en la planicie genera un impacto positivo en la producción y en el medioambiente.
Nuestro país destina la mayor parte de su capacidad financiera en sostener el canal, pero descuida una parte importante, que es lograr un uso racional del Pilcomayo.
Todos quieren el agua, pero el Pilcomayo ya no ingresa en la misma cantidad, por lo tanto el área de riego disminuyó sensiblemente.
Los productores de su antigua área de riego no volverán a tener al río regando miles de hectáreas, lo que obliga a buscar nuevos métodos de explotación más ganadera.
Renunciar al bañadero del Pilcomayo es difícil, pero tampoco se puede llenar de represas los cauces que reciben su caudal. De allí la necesidad de un modelo propuesto por el Estado.
No existe tal diseño y la respuesta es la reproducción de diques de contención.
Preocupación del Colegio Nacional
El Centro Estudiantil “23 de octubre”, del Colegio Nacional de la Capital, envió ayer una nota al Dr. Héctor Lacognata, titular del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En el escrito, el centro estudiantil solicita “al Gobierno nacional que asuma en forma enérgica la situación de desvío mediante apertura de un canal artificial hecho de manera inconsulta por la República Argentina en el río Pilcomayo”.
Agrega el documento que “la República Argentina, con estos hechos, violenta los acuerdos internacionales que mantiene con nuestro país con respecto al río Pilcomayo, que perjudica de gran manera al ecosistema de gran parte del territorio occidental del Chaco, como también es una afrenta a la soberanía y la dignidad nacional este hecho reiterativo de cada año”.
La carta firmada por José Enrique Gómez y Dionicio Domínguez Zarza, presidente y secretario general, respectivamente, reclama actuar con firmeza en el tema Pilcomayo.
Al respecto, expresa: “Peticionamos por intermedio del señor ministro de Relaciones Exteriores al señor Presidente de la República que ejerza con firmeza lo que la Constitución Nacional en su artículo 238, inc. 7, establece y proteste ante organismos internacionales por este atropello a nuestra soberanía nacional como también disponga que efectivos de nuestras Fuerzas Armadas tengan presencia activa en estos lugares”.
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