Déficit habitacional, ocupación de espacios de manera informal, presencia de microbasurales, contaminación de canales y arroyos, déficit de espacios verdes, escasez de áreas recreativas, elevada población canina, colapso de los sistemas de agua…
Esta es la larga serie de problemas ambientales que los habitantes de Neuquén capital perciben, según lo que recogió la investigación de Sebastián De Bernardin, licenciado en Saneamiento y Protección Ambiental de la Universidad Nacional del Comahue.
"Lo que se percibe es que el vertiginoso crecimiento urbano viene acompañado de problemas sociales, económicos y ambientales que ponen en riesgo la salud y la calidad de vida de las personas", dijo De Bernardin a este diario.
"Y empieza a existir una creciente conciencia de que no están claros los mecanismos que se utilizan para proteger el medio ambiente", agregó.
El libro
Su investigación fue realizada para la tesis, que obtuvo 10 sobresaliente, y ahora la publicó en forma de libro.
La presentación oficial será el 10 de noviembre a las 19 en el salón Azul de la biblioteca de la UNC. El título es "Aproximaciones a la tutela jurídica y protección ambiental en Neuquén: organismos de aplicación y sociedad civil".
Derecho que no se aplica
El punto de partida de su trabajo "fue que el derecho ambiental está pero parece que no se aplica, tiene una función simbólica, y me pregunté por qué pasa eso", explica el investigador.
Obtuvo información oficial de donde estaba disponible, en otros casos debió construirla o adaptarla. Encuestó a vecinos de cuatro barrios (Don Bosco II, Villa María, Villa Florencia y Valentina Sur) y entrevistó a referentes sociales, desde un abogado hasta un werken (vocero) mapuche.
Los únicos que no contestaron su cuestionario fueron concejales y diputados.
En su opinión, hay conciencia del problema pero "el ciudadano está desvinculado de sus instituciones y no logra que su problemática se instale en la agenda pública".
También sucede que "cuando quiere reclamar no sabe adónde ir", dijo.
Por eso propuso crear, en el ámbito del Poder Judicial, "secretarías ambientales y de daños a la salud humana. También debería existir una fiscalía y una defensoría con esa temática". Y se mostró esperanzado en que se pongan en marcha otros instrumentos como la defensoría del Pueblo provincial o el comité de Medio Ambiente.
La participación ciudadana es la clave, dijo. "Yo planteo que la sociedad se transforme en actor para lograr los cambios. Las soluciones no son sólo técnicas".
Remarcó que "el daño ambiental es muy distinto al daño que provoca un choque por ejemplo, que ocurre y termina allí. Es un daño difuso, de expansión en el tiempo y en el espacio, de consecuencias inciertas. El derecho ambiental obliga a pensar con otra visión", concluyó el licenciado en Saneamiento.
El efecto en las personas
"Hay que pensar qué producen en nosotros los ambientes en los que nos movemos habitualmente. Los ambientes hacen que tengamos relaciones diferentes, que veamos la realidad de otras maneras, y por lo tanto nuestra forma de actuar también será distinta", planteó Sebastián De Bernardin.
Propuso pensar "qué producen en nosotros los lugares de esparcimiento. ¿Permiten el desarrollo intelectual, espiritual, nos liberan o nos enajenan y entorpecen nuestro razonamiento?".
"El ambiente no es sólo lo natural: los ríos, las montañas. También está el ambiente que construimos: las calles, las veredas, los edificios. Y el que no: la plaza que no hacemos, el árbol que no plantamos. Estos modelos de comunidad nos van a decir qué tipo de sociedad somos", señaló el licenciado en Saneamiento.
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