Indonesia continuaba ayer las operaciones para socorrer a las víctimas de los tres desastres naturales que azotaron al archipiélago, un terremoto de 7,7 grados que provocó un tsunami y la erupción del volcán más activo, que dejaron un saldo de cerca de 300 muertos, más de 400 desaparecidos, y unos 16.000 desplazados, según indicó un balance oficial.
El director de la Agencia de Gestión de Desastres para la región de Sumatra Occidental, Ade Edward, señaló que en la zona afectada por el tsunami fueron localizados 242 cuerpos y que por lo menos otras 412 personas continuaban desaparecidas, mientras que unas 16.000 debieron desplazarse.
Según Edward, la mayor parte de los cadáveres fueron encontrados en dos de las islas Mentawi, Pagai Utara y Pagai Selatan, donde una decena de poblados quedaron muy dañados o directamente destruidos.
La Cruz Roja Internacional y las autoridades indonesias estimaron, además, que por lo menos 4000 personas perdieron sus casas y debieron buscar refugio en las áreas de mayor altura sobre el nivel del mar después de que la fuerza de las olas producidas por el tsunami penetraran hasta 600 metros en tierra firme.
Indonesia inauguró hace dos años un sistema de alerta de tsunami con tecnología y financiación aportadas por varios países, pero éste había dejado de funcionar un mes atrás por falta de mantenimiento.
Ridwan Jamaluddin, experto de la Agencia Nacional de Tecnología, explicó a la televisión estatal que, al estar las islas muy cerca del epicentro, las olas las alcanzaron en tan sólo cinco o diez minutos, y que de haber estado la alarma en funcionamiento igualmente "habría sido muy tarde para alertar a la gente".
Indonesia, el mayor archipiélago del mundo, se ha acostumbrado a los desastres naturales por su posición dentro del denominado "círculo de fuego" del océano Pacífico, donde el choque de placas continentales provoca una fuerte actividad volcánica y frecuentes temblores de tierra de gran intensidad.
En tanto, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, regresó de Vietnam, donde participaba de una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEA), para supervisar las operaciones de socorro.
Las tareas de asistencia a los damnificados y la localización de personas desaparecidas se vio obstaculizada por un fuerte temporal y por las continuas réplicas del sismo, algunas de hasta 6,2 grados en la escala de Richter.
En el muelle de la ciudad de Padang, situada en la costa de la isla de Sumatra y a unos 150 kilómetros de las Mentawi, los servicios de socorro preparaban centenares de bolsas de plástico para meter en ellas los cadáveres, y varios helicópteros con personal de los servicios de rescate despegaban rumbo a las Mentawi.
A unos 1300 kilómetros al Este, en el centro de la isla de Java, la alerta se mantenía elevada en las inmediaciones del volcán Merapi, que entró en erupción diez veces anteayer, provocando la muerte de por lo menos 29 personas a causa de las nubes de cenizas incandescentes emanadas, según indicó Banu Hermawan, vocero del hospital Sardjito de Yogyakarta, una importante ciudad ubicada a 25 kilómetros del cráter.
El principal vulcanólogo del país informó que la actividad del Merapi había bajado considerablemente, pero la amenaza perduraba. "Advertí a los funcionarios locales que continúen las evacuaciones. [El volcán] todavía está en su nivel de alerta máxima", dijo.
Más de 29.000 personas debieron abandonar las inmediaciones del volcán y alojarse en refugios.
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