En Haití, la situación no cesa de empeorar. Diez meses después que un violento terremoto devastara el país, un brote de cólera siembra hoy temor y miseria entre la población. Se trata de la crisis de salud más grave en la historia reciente del país. En el centro médico de L'Estère, una localidad del departamento de Artibonite al norte de Puerto Príncipe, hay un constante desfile de nuevos pacientes.
Uno de ellos es Jackson, una niña de dos años que sostiene en sus brazos su tío, Saint-Jacques Destin. La niña tiene los ojos inundados de lágrimas y gime constantemente debido al intenso dolor de estómago.
"En mi familia, todos tenían diarrea", explica Destin, "pero nuestra aldea queda muy lejos, de manera que no era fácil llegar hasta aquí. Finalmente tomamos una mototaxi, pero el padre y la madre de Jackson murieron por el camino".
Centros de salud abrumados
Hasta la fecha, de los 3.800 casos confirmados de la primera epidemia de cólera en Haití en más de un siglo 280 han resultado mortales. Los hospitales y centros de salud de la región están abrumados por el número de pacientes aquejados de diarrea aguda.
"Desde el miércoles, en este centro de salud se ha internado a más de 400 personas", comenta Chantal Umutoni, especialista en cuestiones de salud durante las situaciones de emergencia de UNICEF. "Por ahora no contamos con estadísticas pormenorizadas, pero yo diría que entre un 30% y un 40% de las personas internadas el hospital son niños y niñas menores de 18 años".
Varios equipos médicos cubanos ayudan al personal de salud local a brindar tratamiento a los afectados con medicamentos y otros elementos suministrados por UNICEF. Muchos pacientes reciben tratamiento al aire libre. Algunos yacen inconscientes sobre colchones y reciben suero de goteros colgados de árboles y muros exteriores. Otros están conscientes y gimen entre convulsiones de dolor.
Detener la propagación
El cólera es una enfermedad altamente contagiosa causada por una bacteria transmitida por el agua que causa profundos dolores e intensa diarrea, con la consiguiente deshidratación. Se trata de una enfermedad que afecta tanto a niños como a adultos y que, de no ser tratada a tiempo, puede matar a sus víctimas en cuestión de horas. Muchas comunidades de esta región carecen de acceso al agua potable, y el cólera se transmite fácilmente por el consumo de alimentos o agua contaminada, y en algunos casos por simple contacto. Aun antes del terremoto, Haití tenía una de las tasas de acceso al agua y el saneamiento más bajas del mundo. La situación es ahora mucho peor debido a los graves daños sufridos en la infraestructura del país.
Para UNICEF, los demás organismos de las Naciones Unidas, sus aliados no gubernamentales y el Gobierno de Haití, detener la propagación de la epidemia es un objetivo absolutamente prioritario.
En la aldea de Potenau, cientos de habitantes recibieron jabón, pastillas de purificación del agua y sales de rehidratación oral que suministró UNICEF y distribuyó de manera gratuita la ONG francesa ACTED. La distribución de esos elementos constituye un ejemplo del tipo de actividades coordinadas que será necesario llevar a cabo para poder contener la epidemia.
"En las crisis humanitarias como ésta, resulta absolutamente fundamental coordinar las labores", explica Nigel Fisher, Jefe Adjunto de la misión de las Naciones Unidas en Haití y que el lunes visitó la aldea de Potenau durante un recorrido más amplio de la zona afectada por el cólera. "UNICEF coordina las labores de suministro de agua y saneamiento, que resultan esenciales para combatir el cólera", añadió.
Concienciar a la población
Otro aspecto de importancia crítica en la lucha contra el cólera es la información. Debido a que ésta es la primera epidemia de cólera en la historia reciente de Haití, la mayoría de sus habitantse jamás había oído hablar de la enfermedad. Ante esa situación, UNICEF y sus aliados han puesto en marcha varias campañas de información pública sobre el tema.
Además de distribuir medicamentos y otros suministros, los agentes sanitarios brindan información y ofrecen demostraciones prácticas de las simples medidas que se deben tomar para prevenir la infección y la propagación de la enfermedad, como el lavado de las manos con jabón.
"De esa manera, la población aprenderá a evitar la enfermedad y podremos reducir el número de infecciones", explica Frank Kashando, coordinador de UNICEF en el terreno, que supervisa las labores de distribución de suministros en Potenau. "Los que adquieren esos conocimientos los transmiten a quienes aún no los han recibido", añade. "Y esperamos que, con el tiempo, todos los habitantes estén informados y podamos contener la epidemia. En ese caso, los agentes sanitarios podrán dedicarse a tratar a los que ya estén enfermos".
Una reducción en la tasa de mortalidad
Si se descubre a tiempo la infección con el cólera y los pacientes reciben tratamiento adecuado, la mayoría puede recuperarse. "Aunque el número de casos ha aumentado, la tasa de mortalidad ha disminuido levemente, lo que demuestra que la respuesta ha sido eficaz", detalla Nigel Fisher. Sin embargo, el funcionario de Naciones Unidas advierte sobre la posibilidad de que se produzcan más casos de cólera, así como más muertes. "En realidad, nos estamos concentrando en las zonas donde el nivel de contaminación es elevado", explica. "Pero es necesario que prestemos servicios en todos lados porque, desgraciadamente, este brote no se limitará a esas zonas iniciales".
Sin embargo, UNICEF espera que con la colaboración constante de sus aliados y gracias al trabajo de los equipos médicos en el terreno, sea posible contener la epidemia rápidamente y evitar una mayor pérdida de vidas.
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