Bolivia y Chile iniciaron las primeras acciones para diseñar un programa conjunto para estudiar el impacto del cambio climático sobre los glaciares y ante la urgencia de recuperar la información histórica del clima almacenada en ellos antes de que desaparezcan.
“Los glaciares son los mejores indicadores visibles del cambio climático. Son una voz de alerta sobre los efectos no sólo en el medioambiente sino también en la economía de las regiones”, afirmó en un comunicado difundido ayer, el glaciólogo boliviano Edson Ramírez, de visita en Chile.
Bolivia posee el 20 por ciento de los glaciares de las zonas tropicales de los Andes, que representan el 5 por ciento de las masas de hielo que existen a nivel mundial.
“En Bolivia hay una fuerte preocupación nacional con el futuro de la disponibilidad de los recursos hídricos”, agregó Ramírez, quien alertó que en los últimos 30 años la velocidad de deshielo se ha triplicado.
Esta alianza con Chile representa una oportunidad de cooperación dentro de la red Global Climate Observering System (GCOS) del programa de Naciones Unidas para el estudio del medioambiente, cuyo objetivo es reunir información de variables claves para el estudio del clima.
El presidente Sebastián Piñera, espera visitar el continente helado el próximo 6 de noviembre, Día de la Antártida, fecha para la que también ha invitado a sus homólogos de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa.
El pasado 18 de octubre, el asesor del primer ministro británico en Cambio Climático, John Ashton, dijo que Bolivia está en la primera fila en sufrir los efectos del calentamiento global y en la defensa de la dignidad de los pueblos indígenas que sostienen como vital su relación con la madre tierra.
El experto visitó el país con el auspicio del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas, IISEC, de la Unidad Académica La Paz de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” para hablar sobre la necesidad de lograr un consenso global para la transición a una economía de bajo carbono sin dejar de lado los acuerdos de Kyoto en el camino hacia la reunión de Cancún (México, en diciembre próximo) y ante la urgencia de seguir haciendo todo lo necesario para bajar el consumo de combustibles de alta generación de carbono.
El vicerrector de la Unidad Académica La Paz de la Universidad Católica, Eric Roth Unzueta, fue quien dio la bienvenida a John Ashton, quien afirmó que en sus reuniones con autoridades bolivianas escuchó rechazos al modelo capitalista y resaltó que lo que está buscando es que las inversiones de capital en industrial de baja producción de carbono superen a las actuales con alta producción de carbono.
Subrayó que no se debe olvidar los acuerdos de Kyoto donde los países se fijaron metas y éstas se deben cumplir pese a que en Copenhague no se avanzó lo suficiente. Considera que la Unión Europea (UE) está en un trabajo serio para cambiar el modelo de inversión hacia una economía de bajo carbono pero hace falta incorporar a esta política a los Estados Unidos y la China.
Ashton dijo que China está haciendo fuertes inversiones en industrias de bajo carbono, pero que sus inversiones en industrias con alto consumo de combustibles fósiles siguen más altas.
El concepto de desarrollo se ha identificado con la búsqueda de bienestar de todos y este modelo, desde el Siglo XIX, se basa en una economía de alto carbono, tanto en la industria, la producción automotriz, la producción de electricidad en base al carbón, como en Alemania, la calefacción en los hogares y otros usos intensivos de combustibles fósiles.
“Si los compromisos de bajar la emisión de carbono a la atmósfera adoptados en Kyoto no se cumplen con la suficiente rapidez y eficiencia no debemos bajar la guardia, no podemos dejar de hacer todo lo posible para seguir buscando acuerdos globales para incorporar economías de bajo carbono porque los efectos en el mundo son terribles”, dijo John Ashton.
Dio el ejemplo de las inundaciones en Rusia que disminuyeron la producción de trigo, se prohibió su exportación y los precios en países en desarrollo subieron considerablemente afectando su seguridad alimentaria. “Bolivia también sufre la disminución de sus glaciares, baja la oferta de agua que atenta contra la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de su población. Por estas razones se debe buscar un consenso inmediato para bajar la producción de carbono y el calentamiento ambiental”, insistió.
Dijo que su formación científica le da una base muy fuerte para diseñar políticas que logren los fines propuestos. “La voluntad política de los países de todo el mundo tiene que cambiar y lograr consensos para que se adopten políticas y metas específicas en la inversión en industrias de bajo carbono, controlar los altos índices de deforestación y tratar de desideologizar el debate mundial sobre el calentamiento mundial”. |
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