El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, visitó las zonas devastadas por el tsunami que golpeó el lunes las islas Mentawai frente a Sumatra y causó 343 muertos y 338 desaparecidos.
Yudhoyono se reunió con varios sobrevivientes y dio instrucciones "para que continúe sin interrupción el flujo de ayuda humanitaria" a las víctimas, afirmó un portavoz oficial.
La Agencia Nacional de Control de Desastres elevó a 343 la cifra de muertos por el tsunami y situó en 338 el número de desaparecidos, a los que se añaden 398 heridos y cerca de 4.000 personas acogidas en refugios temporales.
En la ciudad de Padang, desde donde se coordina la respuesta a la crisis, todos están atentos a la pizarra donde un funcionario actualiza cada dos horas la lista de víctimas, a la entrada del palacio del gobernador provincial.
Miles de damnificados siguen esperando que les llegue algún tipo de ayuda en un pequeño archipiélago al que sólo se puede acceder por aire o en viaje de medio día en barco.
Ese aislamiento y el hecho de que hayan transcurrido casi 72 horas desde el terremoto de 7,5 grados que causó el tsunami inducen a pensar que vaya ser "muy, muy difícil" encontrar supervivientes, dijo el jefe de misión de Cruz Roja en Sumatra Occidental, Hans Bochove.
La operación de emergencia depende del puente aéreo que conecta la isla de Sifora con Padang y la ciudad de Sikakap, situada al norte de la "zona cero" y donde se atiende a los heridos, muchos con hemorragias causadas por las heridas sufridas al ser arrastrados por el mar.
La Cruz Roja de Indonesia también tiene listos para entregar varios contenedores llenos de "kits" de emergencia con agua potable, comida, tiendas de campaña y otros productos básicos que saldrán en las próximas horas hacia la isla de Pagai, donde una decena de aldeas han sido arrasadas y de varias no queda ni rastro.
El principal problema de logística es encontrar un medio de transporte adecuado para la ayuda. Dado que el Gobierno de Indonesia no declaró el estado de emergencia, carece de fondos suficientes para mandar el material y los equipos de rescate en avionetas o helicópteros, y el viaje en barco es mucho más lento e inseguro por el fuerte oleaje.
Por otro lado, el presidente indonesio también viajó a la ciudad de Yogyakarta, en la isla de Java, para inspeccionar los estragos causados por las erupciones del volcán Merapi, la última hoy, que han causado 34 muertos y 40.000 desplazados.
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