El año Niña preocupa a los productores, que aun sienten en el paladar el agrio recuerdo de la campaña 2008/09 y temen por la falta de humedad para sus cultivos. Pero esta vez, la situación parece ser menos grave.
“La Niña es un fenómeno que se caracteriza por un invierno riguroso, un atraso en las lluvias, un período de precipitaciones normales que incluye a noviembre y, finalmente, una baja frecuencia en las lluvias con períodos de altas temperaturas entre lluvia y lluvia que pueden perjudicar a los cultivos, como sucedió en el 2008”, explica Estela Carballo, del Instituto de clima y agua del INTA Castelar, en diálogo con Clarín Rural .
Hasta ahora, el fenómeno se viene dando de acuerdo con la descripción, pero la gran diferencia es que este año hay un menor riesgo de temperaturas tan extremas.
Hasta mediados de octubre, los efectos negativos del episodio de La Niña, que se encontraba al inicio de su desarrollo, fueron compensados por la influencia residual del episodio de El Niño que benefició a la campaña agrícola 2009/2010. Gracias a ello, la Mesopotamia y el este de la Región Pampeana continuaron recibiendo precipitaciones beneficiosas, mientras que el NOA, el oeste de la región del Chaco y el oeste de la región pampeana registraron valores escasos.
“La restricción de lluvias es un hecho, este no es un año normal y la preocupación de los productores va a estar, sobre todo en los momentos críticos del cultivo. Hoy hay zonas que han tenido que parar la siembra porque hace 15 días que no llueve y los productores estan preocupados por la germinación de la semilla, pero con las lluvias de estos días estarán más tranquilos. Lo mismo va a suceder en los próximos meses, pero hay que saber que la situación es un poco mejor que la de la campaña 2008/09. En aquel momento había un fuerte sistema de alta presión sobre el territorio argentino, lo cual subía las temperaturas y disminuía la humedad. Este año, en cambio, hay un buen flujo de humedad”, asegura Carballo.
En este momento se está acumulando una buena cantidad de agua en el perfil y en el subsuelo, y para los próximos días se esperan lluvias que ayudarán a obtener reservas para enfrentar en mejores condiciones la baja frecuencia de precipitaciones que habría a partir de diciembre.
“Si en noviembre logramos acumular el agua que se espera para los próximos días, el subsuelo va a contar con reservas y, a pesar de que la tierra parezca seca durante los períodos entre lluvias, las plantas podrán tomar el agua de las reservas”, afirma la especialista, y recomienda utilizar cultivares que hayan mostrado buenos resultados en años faltos de lluvias.
Ahora se comenzarán a mostrar los primeros síntomas significativos del crecimiento de La Niña, cuyos efectos se irán extendiendo gradualmente hacia el área agrícola nacional. Se prevé que la etapa de mayor acción del fenómeno se extenderá desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo. “Dentro del panorama general, la región más afectada sería el norte del país, no por una menor frecuencia de lluvias en comparación con las otras regiones sino por un menor volumen de agua en las precipitaciones”, concluye Carballo.
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