Los primeros ductos de agua potable aparecen en 1861, con la fundación de la Empresa de Agua Potable de Santiago. Con los años, esta compañía se convertiría en EMOS (1977) y luego en la actual Aguas Andinas (2001).
En un ciclo de siete fases, la empresa abastece a 49 comunas de la Región Metropolitana, distribuyendo cerca de 100 mil vasos de agua potable al mes por familia.
1 CAPTACIÓN Y PRODUCCIÓN. Santiago se alimenta en el 85% de aguas superficiales, y gran parte proviene de los ríos Maipo y Mapocho. El resto se extrae de 150 pozos ubicados a 200 metros de profundidad. Estas instalaciones generan 88 mil vasos de agua por segundo (22 mil litros).
2 TRANSPORTE Y DISTRIBUCIÓN. El sistema de Control Operativo del centro de Santiago monitorea estas fases observando la variación de los estanques y recibiendo información desde el call center . Así, mediante 11.395 km de tuberías (la distancia que hay de Santiago a Barcelona), el agua sale de los estanques para abastecer a lo casi dos millones de clientes y más de 20 mil grifos. Si bien entre las 6-7 AM y las 12-13 horas se dan los peaks de consumo, son el 24 y el 31 de diciembre los días de mayor gasto anual por las duchas.
3 RECOLECCIÓN. Para sacar las aguas servidas se requieren 9.400 km de red de alcantarillado (un viaje de ida y vuelta de Antofagasta a Puerto Natales). Aquí se mezcla todo tipo de basura, incluso sillones y lavadoras lanzadas a las alcantarillas, que llegan a las principales plantas de tratamiento: El Trebal y La Farfana.
4 TRATAMIENTO Y DEVOLUCIÓN. La Farfana (foto) y El Trebal limpian gran parte de las aguas servidas, que vuelven a los ríos o se usan para riego. De aquí se extraen casi 600 toneladas diarias de "lodo", materia sólida que queda producto de la descontaminación de las aguas y que suele usarse como excelente abono en todo el mundo.
|
|
|