Ese día, una inmensa cantidad de peces, en su mayoría surubíes, murieron atrapados en el Río Paraná y sin oxígeno en la escala de transferencia de peces de la central hidroeléctrica Yacyretá.
El suceso fue reconocido por el jefe técnico de la EBY, Oscar Ruiz Díaz, luego de que el fiscal de Ayolas, Víctor Hugo Segovia, ingresara por averiguaciones a la represa e imputara al encargado del turno en el sistema, Richard Medina.
El fiscal había sido advertido por un grupo de turistas que vio la terrible mortandad de peces en la central hidroeléctrica Yacyretá. Fue un "error humano", dijo Ruiz Díaz respecto a la negligencia técnica que causó el ecocidio y aseguró que los encargados serían sumariados.
Dijo que son tres personas, de Paraguay y Argentina, los encargados de hacer operar la escala de peces. No quiso dar nombres, pero señaló que los mismos serán objeto de sumario.
El suceso se produjo por no abrir los encargados, -entre los que se encontraban técnicos argentinos sin imputar- las compuertas en tiempo oportuno que debe realizarse cada 25 minutos. Los peces muertos superaron los 1.500 kilos, según fuentes oficiales. Para otros ascendió a más de 10 toneladas.
El crimen fue caratulado por la justicia paraguaya como ecocidio -crimen contra la ecología- por ocurrir el incidente en temporada de desove. Los peces muertos fueron enterrados en una gran fosa en la Isla Yacyretá.
A la investigación a la llevó adelante el fiscal de medio ambiente José Luis Casaccia A la causa la desarrolló el fiscal Hugo Segovia, que durante los alegatos realzó a la inspección ocular registrada y anticipó que se instalarían cámaras que vigilarán el proceso de transferencia de peces.
El fiscal dijo que cuando la cota suba a 83 metros sobre el nivel del mar el sistema actual de transferencia de peces dejaría de funcionar e informó que se impulsa en San Cosme una planta que producirá 1 millón de alevines para la repoblación del río Paraná.