El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Rafaela plantea una serie de propuestas y sugerencias, frente a la extendida sequía que impacta sobre Santa Fe, Córdoba y otras regiones, la cual se sustentan sobre las alternativas para obtener recursos diversos para la falta de fibra.
Indudablemente la fibra es el elemento clave en estas coyunturas con falta de agua. Como fuente alternativa de fibra se pueden utilizar algunos subproductos derivados de la agroindustria, como también los clásicos residuos de cosecha. Sin embargo debemos recordar que la fibra es un nutriente básico en las raciones de las vacas lecheras, cumpliendo con dos funciones clave. Una de ellas es como elemento voluminoso, también llamado fibra efectiva, que actúa generando condiciones ruminales adecuadas, a través de la estimulación a la masticación e insalivación (la saliva es el principal amortiguador de la acidez del rumen). Y la otra es como fuente de energía, ya que en el rumen las bacterias la pueden fermentar a productos que luego el animal utilizará como nutrientes para mantenerse y producir.
No todos los recursos ricos en fibra cumplen simultáneamente ambos roles, y en algunos una de estas funciones prevalece más que la otra. Por lo que existen características más sobresalientes en cada alternativa, las cuales pueden estar disponibles en el mercado.
En la lista de los recomendados para el ganado lechero, se encuentran los voluminosos, entre los que se encuentran los residuos de cosechas (rastrojos de cereales y oleaginosas). Éstos son fuentes esenciales de fibra que en general poseen escaso valor energético y proteico por sus elevados contenidos de fibra muy lignificada, sobre todo en los tallos, lo que le confiere una baja digestibilidad. Son ingredientes que deberían estar muy controlados, para evitar desequilibrios nutricionales. Los rastrojos de cosechas de cultivos de maíz y sorgo pueden representar una buena fuente de fibra efectiva para prevenir la acidosis ruminal en raciones con alto nivel de grano, siempre y cuando el tamaño de la fibra sea el adecuado. Si se pican o "muelen" muy finos, pierden completamente esa función.
En otro lugar se encuentran los energéticos, que son los alimentos integrados por cáscaras y cascarillas: residuos de clasificación y limpieza de granos. Éstos son recursos de muy variada calidad. Las cascarillas o cutículas que recubren el poroto de soja y de maní son alimentos energéticos de alta digestibilidad. Las cáscaras (chauchas, vainas, glumas) son, en general, de muy pobre valor nutricionales.
Finalmente, entre las recomendaciones, el INTA recuerda que todos estos elementos deben ser analizados cuidadosamente antes de su compra o de su uso y sugiere consultar al asesor del tambo para diseñar una dieta con máximos beneficios económicos y productivos.
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