Con mortandad de hacienda en Chaco, el norte santafesino, en La Pampa y en el sur bonaerense, la sequía afecta a una vasta región y trae complicaciones a las campañas de siembra de trigo y de girasol. Sólo en Santa Fe murieron más de 200.000 cabezas y una cifra similar se estima en campos chaqueños, santiagueños, cordobeses, pampeanos y bonaerenses, a causa de la falta de agua y de pasto invernal.
La peor sequía que se recuerde en medio siglo le suma tensión a la negociación entre las entidades rurales y el Gobierno.
En algunas zonas, como en Tostado, en el noroeste de Santa Fe, se acarrea agua en camiones desde el río Salado o se realizan nuevas perforaciones. Pero en otras, como en Sáenz Peña, Chaco, el abastecimiento de agua sólo alcanza para el consumo humano, y la hacienda y hasta los animales domésticos quedan librados a su suerte.
La sequía también afecta a la producción lechera, según confirmó a Clarín el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Néstor Roulet, pues a la escasez o falta de agua se suma la necesidad de pasto. "Afectó a una lonja que empieza en el sudeste, pasa por Villa María y San Francisco y sigue al norte. La leche se está sacando a fuerza de rollo (pasto seco) y balanceado", dijo.
Según un informe de la Bolsa de Cereales, otras zonas agrícolas deberán recibir entre 20 y 80 milímetros de lluvias en las próximas semanas, o también corren riesgo de sufrir sequía. "Si en pocos días no llueve, se complican las pasturas en los tambos y afectará al corazón triguero del sur de Buenos Aires", explicó el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Pedro Apaolaza.
Fernando Vilella, subsecretario de Asuntos Agrarios de Buenos Aires, confirmó la gravedad de la situación en el sur bonaerense. "Allí, donde el cultivo principal es el trigo, ha disminuido la siembra. Y esto tiene un gran impacto porque la provincia tiene la mitad del área triguera", dijo.
Las cifras de Vilella coinciden con el informe cerealero, ya que hasta el momento se sembró el 74% de las 1.220.000 hectáreas destinadas a trigo en el sudoeste bonaerense y parte de La Pampa. La estimación nacional para el trigo es de 4,5 millones de hectáreas para la próxima campaña.
"En nuestra zona cayeron unos 15 milímetros y la gente se largó a sembrar trigo, pero abajo la tierra está seca y es imposible que pueda tener perspectivas si no llueve pronto", señaló Vicente Larreguy, del INTA de Médanos. Su colega de Ascasubi, Alberto Perlo, contó que "la sequía también provocó una pérdida muy grande en la ganadería, con éxodo de vientres y de todas las categorías". Cifras extraoficiales indican que, por mortandad y ventas apresuradas, se perdió el 30% de las cabezas.
En Santa Fe, donde los departamentos más afectados por la mortandad vacuna son Vera y 9 de Julio, se han destinado $ 4,5 millones a las asociaciones de productores. Alejandro Lahitte, titular de la Rural de Tostado, dijo que el dinero se destinó a compra de rollos de pasto y flete de camiones cisterna.
"Murió mucha hacienda y la que queda está muy débil; cada día aparecen 10 vacas muertas en los rodeos", señaló.
Por suerte, este año el río Salado viene con sólo 2 gramos de sal por litro y han podido colocar una bomba que extrae 10.000 litros en 3 minutos. "El acarreo es constante y damos agua a unos 200 productores --dijo Lahitte--, a distancias variadas, ya que el río queda a 7 kilómetros de Tostado".
Carlos Sartor, responsable del Sistema Agropecuario de Santa Fe, señaló a medios provinciales que se trata de la peor sequía de las últimas décadas.
"Hay una sobrecarga importante porque se corrió la frontera agrícola y en la zona afectada hay más de 3 millones de vacas y toros", agregó. Como los campos del sur fueron ocupados por la soja, donde antes se colocaba un animal cada dos hectáreas, ahora se instala uno por hectárea.
Informes: Corresponsalías de Santa Fe y Chaco
Pérdidas por más de $ 2.000 millones
En departamentos del norte de Santa Fe escasea el agua para consumo humano, las familias gastan entre 300 y 500 pesos en la compra de provisión del líquido para beber e higienizarse y hasta se roba para revenderla. Esto es lo que ocurrió en Coronel Du Graty, en el sur de Chaco, donde robaron 20.000 litros de agua potable.
Se estima que Chaco sufre la mayor sequía en 60 años, mientras que en Santa Fe, castigada desde hace 7 meses por la escasez de lluvia, no se recuerda un faltante similar en medio siglo. El gobernador Hermes Binner ordenó enviar 16 millones de litros de agua potable a la zona norteña, declarada en emergencia.
Mientras Santa Fe ya tuvo una mortandad de 200 mil cabezas de ganado vacuno a causa de la sed, en Chaco, organizaciones de productores señalan que las pérdidas suman entre 200 y 400 millones de pesos. En Santa Fe, las pérdidas suman 1.200 millones. En total, los especialistas hablan de una pérdida para el sector de más de 2.000 millones de pesos.
Pese a que los productores hacen lo posible por mantener sus rodeos, se prioriza el consumo humano. En pueblos chaqueños, una carga de agua dura (es decir, no potable) de 3.000 litros se vende en camiones a un valor de entre 45 y 90 pesos, y apenas alcanza para usos higiénicos básicos y restringidos en una familia tipo durante una semana. Una familia de cinco o seis integrantes necesita de entre 300 y 500 pesos para contar con agua para consumo y limpieza.
El ministro de la Producción de Santa Fe, Juan Bertero, le dijo a Clarín que "hoy, el problema afecta al 60% de la provincia".
Una "seca" que no da tregua
Don Néstor Noguera, un pequeño ganadero santafesino, se largó a llorar como un chico. No aguantó más y con sus lágrimas le puso sello al dolor que siente por la pérdida de la mayor parte de sus "100 vaquitas". A los 64 años, Noguera no está como para empezar otra cosa y pidió ayuda en la Sociedad Rural de Tostado, en Santa Fe. Alejandro Lahitte y su secretario lo abrazaron, mientras organizaban cómo hacerle llegar el camión cisterna con agua del río Salado. A Rosa Molina, de 61 años, le quedan sólo "15 vaquitas" en un campo de la misma zona de Noguera. "Se me murieron un toro y la mitad de las vacas, más los terneritos recién nacidos, que no aguantan el pasto seco", contó Molina a Clarín.
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