El ingeniero agrónomo, Jorge Miguel Samek, director general brasileño de la entidad binacional, que en una entrevista con un matutino de Asunción, publicada el lunes último, acusaba a “una gran parte de la prensa paraguaya” de mentir, debería refutar las premisas del silogismo expuesto en el primer párrafo de este material si realmente pretende invalidar su conclusión.

DATOS DE LA PROPIA DIRECCIÓN TÉCNICA
La información sobre la producción que alcanzó la hidroeléctrica paraguayo/brasileña en el 2007 provino de las entrañas del monstruo: la Dirección Técnica. La cantidad que se imputa a la soberanía paraguaya es el cociente de la simple división de ese total por dos. “... La energía ... producida será dividida en partes iguales entre los dos países”, establece el Art. XIII del Tratado de Itaipú.
La cifra que revela la magnitud del excedente nacional en Itaipú, cuya cesión, según una “interpretación” del artículo mencionado y del que le sigue, es el resultado de restar a la energía paraguaya en Itaipú la cantidad que utilizó la ANDE en ese ejercicio: 7.570.300 MWh, datos absolutamente confiables, porque también fueron suministrados por integrantes compatriotas de la Dirección Técnica.

SALVO QUE LA ARITMÉTICA NO SIRVA...
La última operación aritmética es la conclusión lógica de esas premisas, dividir el total abonado por Eletrobrás en concepto de compensación por energía cedida, información suministrada por la Dirección Financiera, incluso con documentos, por el excedente energético nacional.
El cociente es la única cifra que paga Brasil, a través de Eletrobrás, a nuestro país por cada MWh que usufructúa. O sea, US$ 2,67/MWh. No llega a 3 dólares por cada 1.000 kilovatios hora cedidos.
“Una gran parte de la prensa paraguaya dijo, repitió, repitió y repitió que el Brasil recibe la energía de Itaipú de Paraguay a US$ 2,81/MWh. Eso no es verdad”, le dijo Samek, con una capacidad de comunicación que no se destaca por su claridad. Tal vez la barrera del idioma.

NO ES ENERGÍA DE ITAIPÚ
Samek ignora, tal vez de propósito del Art. XIII del Tratado, porque no hay energía de Itaipú.
En efecto, según ese artículo, el 50% de ese cuantioso caudal energético que año tras año genera la usina binacional es paraguayo y el 50% es brasileño.
Luego la energía que recibe y con la cual lucran los accionistas de Eletrobrás, entre ellos la JP Morgan de los Estados Unidos de América, no es de Itaipú, sino de la República del Paraguay. Mucho menos, “la energía de Itaipú de Paraguay”, tal como lo transcribe la entrevistadora del medio colega.
El lenguaje confuso tiene, sin dudas, un propósito: confundir. En efecto, el ingeniero agrónomo Jorge Miguel Samek intenta, intenta e intenta, convencer al pueblo paraguayo -hasta ayer con la “ayuda” de colaboracionistas paraguayos al mando de los Ayala Kunzle (Jorge), Víctor Bernal, etc., y, especialmente a la prensa de su país, de que Eletrobrás paga por la “energía de Itaipú” mucho más que US$ 2,67/MWh, sino US$ 45/MWh.

UNA DIFERENCIACIÓN NECESARIA
Cuando Samek se jacta de que Eletrobrás paga US$ 45/MWh comete varios errores, ex profeso.
Primero, no distingue el costo unitario del servicio de electricidad de Itaipú de la propina que le arrojan al Ministerio de Hacienda de nuestro país por cada unidad que no utiliza la República del Paraguay, razón por la cual, como por arte de magia, contrae la obligación de cederla a Eletrobrás “o a las entidades brasileñas que indique”, nunca a terceros.
Que por otro pase mágico es que, alguna vez explicarán los negociadores y sus sucesores ante los tribunales de la patria, por qué razón el subdesarrollo paraguayo, por ende la única parte que tiene energía ociosa en su propiedad de Itaipú, le confiere a Eletrobrás el derecho de ser la exclusiva receptora del excedente energético, para colmo de males a cambio de una propina.
Eletrobrás no paga US$ 45/MWh, paga menos, incluso con la “carga” de la propina paraguaya.
En efecto, El costo unitario de Itaipú que emplea Samek corresponde a la tarifa de la energía garantizada: US$ 42,4/MWh y se olvida con premeditación que él y su colega de entonces Jorge Ayala Kunzle, al margen del Tratado le concedieron al principal cliente de Itaipú (Eletrobrás) otras tarifas, como la de la energía adicional a la garantizada: US$ 5,02/MWh y que la tarifa del total de la energía producida en la gran central hidroeléctrica es de US$ 36,2/MWh.

NO LLEGA A US$ 40/MWH
... Entonces la suma que pagan por la energía cedida (costo de Itaipú más compensación paraguaya) es de US$ 38,87/MWh.
Samek repite, repite y repite que con el 75% de esa tarifa se paga la deuda.
En anteriores declaraciones sostuvo, esta vez no, que los US$ 2,81 eran el saldo que le quedaba a nuestro país luego de que Brasil descontara la parte de deuda que le corresponde.
La deuda -que hoy sigue en casi US$ 20 mil millones, ya se honró más de US$ 30 mil millones- según el Art. 4° del Anexo A la paga Itaipú con la venta de su energía, y que Paraguay o Brasil solo se haría cargo de del 50% de la misma en una situación de quiebra de la entidad binacional.

¿ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA?
Jorge Miguel Samek, director general brasileño de Itaipú, en su porfiada intención de convencer al pueblo paraguayo de que Eletrobrás, la gigantesca empresa mixta brasileña, en cuya nómina de accionistas figura, por ejemplo, la JP Morgan de los EE.UU., paga mucho más que dos dólares con 67 centavos por cada 1.000 kilovatios hora (1 MWH) que le cede, obligatoriamente, la República del Paraguay, confiesa, con cierta exageración (ver el texto principal), cuánto abona por la energía paraguaya de Itaipú: “US$ 45/MWh”.

La gran pregunta es: ¿por cuánto la vende a sus clientes?
Si recurrimos al precio techo de la última licitación de una energía como la de Itaipú en Brasil (A-3), gana el 104,4%. Si cotejamos ese techo con el que paga realmente en Itaipú, es 136,7% más. ¿No es esto un enriquecimiento sin causa, hecho que señalaba el Ab. Gustavo De Gásperi, que nos habilita a denunciar a nuestro socio?