En el mes de la cosecha, la Laguna de Rocha fue el escenario elegido por distintos grupos de activistas que se concentraron en el partido de Esteban Echeverría para marchar y, finalmente, rendir culto a la “Madre Tierra”. Esta medida fue llevada a cabo para protestar por el descuido que sufre ese humedal por parte del gobierno nacional y provincial. Las agrupaciones piden que sea declarada reserva natural, ya que anida flora y fauna autóctona.
Además, esas tierras son originarias de los antepasados Querandíes, motivo por el que la banda de música con sicus llamada “Fuerza Joven” participó de la jornada.
“Vamos a caminar hasta la Laguna de Rocha y allí realizaremos una ceremonia aborigen llamada ´corpachada´ que se hace en agosto para alimentar la tierra ya que en esta época la tierra tiene sed y hambre”, dijo Gabriela Yeros, una integrante de la agrupación de Vecinos al Centro Atómico, momentos antes de iniciar la marcha.
La ecologista, como se definió Yeros, agregó: “Los desconocidos están ocupando todas las tierras que alguna vez pertenecieron a los Querandíes y están avanzando, tirando basura, colocando carteles, instalando polos industriales, y lanzando desechos industriales y cloacales”. En conversación con este medio, Yeros comentó que sobre este tema están trabajando un proyecto de ley en la Legislatura provincial.
Por otra parte, expresó con agrado que “junto a los integrantes de ´Naturaleza por el Futuro´ de la Reserva Santa Catalina visitaron al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y le entregaron un petitorio con casi 12 mil firmas para que las dos lagunas sean declaradas reservas naturales pero hasta el momento no hemos tenido contestación”.
La activista denunció que los integrantes involucrados en el estudio de impacto ambiental de la Universidad Nacional de La Plata junto al municipio de La Matanza “no están capacitados para hacer dicho estudio porque según la Ley Nacional, donde hay alta biodiversidad no se pueden poner ni industrias, ni basurales”.
Por otra parte, explicó que en una ocasión, los ecologistas mantuvieron un encuentro con el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, quien se habría comprometido a proteger la laguna. Sin embargo, la ecologista lo acusa de “no haber hecho nada en forma concreta”. Y remarcó: “Ni siquiera pidió el estudio de prefactibilidad, por lo que pensamos que ya se olvidó”.
Según Gabriela Yeros, el último estudio realizado por la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) dio como resultado que no se pueden rellenar los bordes del humedal porque eso provocaría que los más altos filtren los contaminantes y no regulen los cursos de la agua. “Por lo tanto se generará una sequía que exterminará a todos los animales”, advirtió con un tono de angustia que dejaba traslucir su voz.
“Este humedal le está filtrando todas las aguas para el río Matanza, por lo que si no cuidamos los servicios ecológicos que presta, vamos a terminar mucho más contaminados de los que estamos, provocando serias enfermedades”, sentenció.
Los distintos movimientos se concentraron ayer en la intersección de las calles Fair y Cervetti, en la localidad de Monte Grande, a las 10.30 para realizar una marcha hasta la laguna. Una vez que llegaron al borde de la laguna, los descendientes de Querandíes efectuaron lo que ellos llaman, la “Corchapada”. Este rito consiste en rendirle culto a la “Pacha Mama” o “Madre Tierra”.
Cerca del mediodía, los presentes –muchos de ellos aborígenes- pusieron en práctica la “reciprocidad”, que consiste en aportar y compartir algún alimento cocinado de manera natural y/o bebidas calientes no alcohólicas, ya que durante la ceremonia no está permitido ningún tipo de expendio.
Participaron de esta marcha el movimiento Encuentro con la Antigua Raíz, Vecinos al Centro atómico, Vecinos Autoconvocados de San Sebastián Oeste, la Junta de estudios históricos de Esteban Echeverría, el Consejo de acontecimientos aborígenes y A.P.A.D.A, Consejo de ancianos aborígenes.