Las temperaturas excepcionalmente altas para la época y el freno que se esboza en la actividad económica permitieron al país transitar sin sobresaltos energéticos el invierno, cuando se produce uno de los picos de demanda de electricidad y consecuentes cortes ante la falta. Para enfrentar el próximo momento límite, previsto en diciembre, el ministro Julio De Vido dispone de una nueva carta en la manga. La nueva línea de transmisión que le permitirá traer más energía de Yacyretá si a fin de año, según se planea en el Gobierno, la central está funcionando a pleno. El ministro de Planificación inaugurará hoy junto a la Presidenta esta obra de 700 millones de dólares que ejecutaron el consorcio Limsa y Electroingeniería.
Aun los detractores del kirchnerismo admiten que, desde 2003, el sistema de transporte eléctrico se expandió un 50 por ciento, gracias al nuevo tendido. Se trata de un segmento vital para el sistema, aunque no el corazón del problema actual: el déficit eléctrico que padece el país está básicamente en la generación, y por ello la verdadera clave de la situación es la usina hidráulica.
La denominada tercera línea de 500 kilovatios, con las correspondientes estaciones transformadoras, tiene una importancia singular, por sus diversas funciones. Una es la de permitir traer desde Yacyretá la energía adicional que pueda generar la represa cuando trabaje a pleno, es decir, con la cota a 83 metros. Hoy, con la altura de la caída del agua situada en 78 metros, aporta 14 mil gigawatts al año. Pero cuando se alcance aquel máximo la usina aportará 20 mil, cerca del 20 por ciento del total de la electricidad demandada por todo el país.
Otra de las funciones vitales de este tendido de 920 kilómetros es que facilita el intercambio con Brasil, país con el que hoy Argentina tiene un déficit importante por la electricidad que le compró desde mayo pasado. Esta cuenta muestra hoy un rojo para el país de 1200 millones de pesos, que podría ser mayor si el frío hubiese sido más intenso en el área metropolitana este invierno. Como no fue así, la demanda del total país en estos días llega a los 17.780 megawatts, 2300 por debajo del tope que puede atender el sistema, y por ello los pocos cortes invernales se limitaron a algunas industrias.
La línea de transmisión que Cristina Fernández de Kirchner inaugurará hoy en el kilómetro 112 de la ruta 12, en el sur de Entre Ríos, se tendió en dos tramos. El Norte fue responsabilidad de Líneas Mesopotámicas Sociedad Anónima, consorcio que integran Iecsa (originalmente de Sideco y ahora de Angelo Calcaterra, sobrino de Franco Macri, titular de la primera), la constructora José Cartellone y la española Isolux. El Sur es competencia de Electroingeniería, que estuvo a punto de subcontratar a la sueca Skanska para algunos trayectos complejos de este tendido, incluso con un preacuerdo escrito. Pero la operación quedó abortada “porque dejaron de operar en el país”, según la versión de la firma cordobesa.
La empresa es socia de la estatal Enarsa en Transener, la transportadora eléctrica que también integran Pampa Holding y otros accionistas, y que será responsable de la operación de esta línea.

Represas llenas en Comahue
El ministro de Planificación, Julio De Vido, aseguró que para el próximo verano la provisión de energía estará garantizada. “Hoy todas las reservas de las represas del Comahue superaron los promedios históricos, estamos con niveles recuperados para enfrentar la temporada de verano con toda la potencia que la Argentina necesita”, señaló el ministro, tras una audiencia que mantuvo con la presidenta Cristina Fernández y directivos de tres empresas petroleras que iniciarán exploraciones off shore. Por otro lado, Bolivia exigió que Argentina construya su parte del gasoducto binacional, acordado en 2006, y se negocie el precio que se empezará a pagar a partir de 2011. “Tiene que haber una garantía de pago para los volúmenes que vamos a exportar (27,7 millones de metros cúbicos diarios), porque los operadores privados quieren saber que lo que producirán se garantizará con un precio justo”, aseguró Santos Ramírez, presidente de YPFB.