Hace unos meses titulábamos una columna "el Tupper Frenteamplista", y en la misma nos referíamos a los ingentes esfuerzos del gobierno en negar la realidad mundial y actuar en consecuencia. Lamentablemente, la costumbre de vivir dentro de un cubículo aislado de la realidad, y como envasado al vacío, sigue haciendo efecto en la visión que la administración Vázquez le quiere dar a la catástrofe climática y productiva que vive Uruguay.
La metodología para medir el impacto del desastre pareciera que es sobrevolar las zonas afectadas, es interpretar cromáticamente el degradé de marrones, amarillos, y grises que la tierra ofrece en tan espantosas condiciones, y a partir de ahí realizar el diagnostico gubernista que declara que la seca "no es tan grave como parece".
Obviamente desde el avión no se ven las miles de hectáreas de praderas muertas y secas que son el sostén nutritivo de gran parte de los sistemas de engorde y la fuente de energía fundamental en los tambos, tampoco se distinguen las madres de plantel, tesoro genético de años que están embarcándose como vacas de conserva por su lamentable estado, y menos el estrago que hace la langosta arrasando el poco verde que puede existir en un potrero. No medir la gravedad del deterioro de la cadena láctea, otrora ejemplo recurrente del país productivo impulsado por esta administración, en donde hoy no hay ni comida, ni agua, ni leche, ni precio, ni nada, donde se está perdiendo la calidad de los rodeos lecheros con los ojos abiertos como si producir una vaca de 18 litros de leche por día fuera como hacer jugolín.
Evaluar la seca desde el aire impide ver que para el año que viene se reducirá el stock ganadero al tener una merma de nacimientos de terneros y su impacto sobre el productor que obtiene sus ingresos con el ciclo anual de cría que en algunas zonas será igual a 0.
Miopía o testarudez es lo que lamentablemente se encuentra en la lógica de un gobierno orgulloso de sus récords de recaudación y su facilonga displicencia en aumentar el gasto publico para dar cabida a las pretensiones corporativas de los gremios amigos, y que hoy no tiene la sensibilidad de socorrer al motor de la economía nacional que les permitió justamente, debutar en la experiencia de gobierno con los mejores números que el Uruguay contemporáneo recuerda.
Hace unas semanas el Prosecretario de la Presidencia culpaba a los productores de la sequía, endilgándoles la poca inversión en reservas de agua que según sus declaraciones había advertido en el año 2005. De la misma forma que la mayoría de los productores no conocen de administración hospitalaria, de inyecciones, de medicamentos o de tomar temperatura, este licenciado en enfermería demuestra que no sólo desconoce el mínimo funcionamiento de un establecimiento agropecuario, en cuanto al aprovechamiento de la primavera, de la preparación de los lotes para la siembra o de los ciclos naturales de la ganadería, sino que tampoco adquirió en lo que va de su gestión sentido común.
Lamentablemente su visión pareciera que tuvo eco en el resto de las autoridades que siguen sin ver las consecuencias de este drama en el corto plazo, ni asumir que se les paga un muy buen salario para atender este tipo de dificultades sin tomarles el pelo a los damnificados. Allá ellos…
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