Más de cuarenta distritos en la Provincia en estado de emergencia agropecuaria por la pérdida de cultivos y animales, ríos con bajantes históricas y napas deprimidas... La peor sequía sufrida en los últimos 47 años no parece dar tregua a la región central de nuestro país, donde las precipitaciones registradas durante 2008 fueron un 40% menores de lo esperable. Detrás de ese panorama desalentador parecen evidenciarse los efectos del fenómeno de La Niña, pero acaso también la mano del hombre.El total de precipitaciones registrado durante 2008 fue entre un 40 y 60% menor a los valores normales
Es que si bien la causa principal de esta sequía es atribuida por la mayoría de los expertos a un fenómeno natural como La Niña, algunos especialistas no descartan la posibilidad de que ese evento extremo, al igual que otros, se encuentre además intensificado por el calentamiento del planeta, producto de la deforestación y la quema de combustibles fósiles.
Mientras la comunidad científica internacional debate esta hipótesis, sus consecuencias se hacen patente de forma cruel en buena parte del país. Y nuestra provincia, junto a la de Santa Fe y Entre Ríos, son por cierto las que esta vez se llevan la peor parte.
UN AZOTE INFRECUENTE
A mediados de la semana última, el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense resolvió incorporar otros nueve distritos a su Emergencia Agropecuaria. De esta forma ya son 42 los partidos del centro y sur de la Provincia que se encuentran en esa misma situación como resultado de la sequía.
La escasez de lluvia, que en algunas de esas localidades lleva ya más de cinco meses, no sólo arruinó por sí misma enormes extensiones de trigo, girasol, soja y maíz. También desató otro flagelo que hacía décadas no emergía con tanta fuerza en nuestra provincia: la tucura.
Alentada por las altas temperaturas y la falta de lluvia, la tucura -un insecto muy voraz de la familia de las langostas- abandonó hacia noviembre último los campos bajos donde suele concentrarse y avanzó hacia zonas productivas arrasando la cosecha de verano. Con una magnitud sin antecedentes en los últimos cuarenta años, la plaga afectó más de veinte distritos con epicentro en Coronel Pringles.
El saldo de la sequía prolongada no excluye importantes pérdidas de ganado. Durante la última semana, productores ganaderos de Brandsen reclamaron ayuda al gobierno provincial por la situación de "extrema gravedad" en la que están cayendo por la muerte de sus animales. Tras haber agotado las reservas de otoño, la hacienda no encuentra hoy pasturas frescas y queda tendida en el campo. Distintas sociedades rurales del sur bonaerense aseguran encontrarse frente al mismo problema desde hace meses.
También los principales ríos de la región central del país evidencian por estos días la notable falta de precipitaciones. El Paraná, que frente al puerto de Rosario, suele tener una profundidad de 3,50 metros, apenas superaba días atrás el metro de altura, lo que llevó a clausurar playas, limitar la circulación de buques cargueros y temer por el abastecimiento de agua en esa ciudad.
Los responsables del Sistema de Información Alerta Hidrológico admitieron que Rosario podría enfrentar serios problemas si se extiende la falta de lluvia. Lo cierto es que por lo pronto, dadas las condiciones meteorológicas actuales, el Instituto Nacional del Agua no espera grandes precipitaciones sobre la cuenca del Iguazú antes de marzo.
Aunque en forma menos notable, también el Río de la Plata acusó el impacto de la sequía. Su nivel se redujo la semana última unos 68 centímetros y no se descarta que pueda seguir bajando más allá de sus fluctuaciones regulares.
¿NATURAL O PROVOCADO?
Hace casi medio siglo que la región central de nuestro país no sufre una sequía tan pronunciada, confirmó anteayer el Servicio Meteorológico Nacional corrigiendo de ese modo una versión surgida del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, que atribuía al fenómeno una magnitud sin antecedentes en las últimas siete décadas. Lo cierto es que el total de precipitaciones registrado durante 2008 fue entre "un 40 y 60% menor a los valores normales", reveló el organismo dependiente del Ministerio de Defensa.
Ese casi medio siglo sin una sequía comparable es el principal argumento por el cual en el Centro Argentino de Meteorólogos descartan la posibilidad de que se trate de un fenómeno cíclico. "Los ciclos climáticos no son tan extensos", explican. Aún así, tampoco consideran acertado atribuir la escasez de lluvias al calentamiento planetario. En su lugar hablan de una "situación coyuntural" derivada de La Niña.
Responsable de cambios a gran escala en los vientos atmosféricos sobre el océano Pacífico, La Niña es un fenómeno climático natural que se caracteriza por producir temperaturas frías y perdurables cada unos cuatro años.
"Teóricamente, después de La Niña, empieza a recuperarse humedad. Pero esta vez eso no se dio por algo que esta sucediendo en el Atlántico, donde se registran centros de alta presión subtropical muy reforzados. Como consecuencia de ese fenómeno venimos teniendo altas temperaturas, cielos despejados y una baja formación de nubes en nuestra zona. De ahí tantos meses de sequía", explica Juan Manuel Hörler, presidente del Centro Argentino de Meteorólogos.
El especialista reconoce sin embargo que las causas de esa "situación coyuntural" todavía no están del todo claras. "El Atlántico no está tan estudiado como los fenómenos de La Niña y el Niño del Pacifico", comenta.
Es precisamente esa falta de información lo que lleva a otros científicos a no descartar la posibilidad de que el calentamiento global sea también responsable de la actual sequía.
"El calentamiento global ha provocado importantes cambios en el clima de nuestro país, tanto sobre los valores promedio de temperatura y precipitaciones como en la intensidad y frecuencia de eventos extremos: olas de frío y calor, granizo, sequías, etc", sostiene Mónica Casanovas desde la Oficina de Cambio Climático del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible.
"Si bien la ocurrencia de muchos eventos extremos es consecuencia de la variabilidad natural del clima (en este caso los producidos por el fenómeno de La Niña), estos eventos extremos podrían estar alterados en su frecuencia e intensidad por el calentamiento del planeta", señala Casanovas.
Entre una y otra explicación, miles de productores agropecuarios de la región central del país ruegan por una lluvia que les permita salvar sus animales y lo que queda de sus cultivos antes de que sea demasiado tarde.
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