LAS CUESTIONES relacionadas con el suministro de agua a Punta Alta y Bahía Blanca constituyen uno de los motivos de mayor preocupación para los habitantes de ambas ciudades. Por un lado, debido a que la pronunciada sequía regional ha ocasionado una impresionante disminución en el caudal disponible en el dique Paso de las Piedras; por el otro, porque las pérdidas observadas todos los días en diversos sectores urbanos contribuyen a generar un escenario de incertidumbre y malestar. En ninguno de los casos, se ha logrado una solución integral. Más bien, podría decirse que ello está lejos de ocurrir, al menos en el primero de dichos déficit.
EL DESPERDICIO que significa el escurrimiento de agua en calles pavimentadas y de tierra, tanto en sectores céntricos como periféricos, no puede menos que ser calificado de un despropósito en medio de la emergencia hídrica que están viviendo los frentistas puntaltenses y bahienses. Por encima de las discusiones que envuelven a funcionarios, vecinos y técnicos respecto del porcentaje de líquido que se perdería a través de esas filtraciones, es evidente que se trata de una situación inadmisible, que debiera haberse afrontado con mayor énfasis hace ya largo tiempo. Si es como se alega desde Aguas Bonaerenses S.A., que en otoño el problema se agudiza debido al comienzo de diversas obras y a la extracción de árboles, queda claro que cabe esperar semanas más comprometidas todavía.
EN TODO caso, correspondería subrayar que, mientras se pide al vecindario que haga un uso razonable del elemento --apelación justificada a todas luces, dado el alto consumo por persona detectado en nuestro medio--, también el citado organismo oficial debería volcar los mayores esfuerzos a los efectos de conjurar tantas pérdidas, que suponen un aporte adicional en medio de un período de aguda estrechez, cuya extensión no resulta sencillo predecir, a esta altura de los acontecimientos. La falta de precipitaciones en la cuenca serrana y los vaticinios de que no cabe esperar registros de importancia hasta la primavera enmarcan un escenario harto preocupante.
A LOS diversos puntos de vista expuestos en los últimos días se ha sumado el Colegio de Ingenieros, desde donde se afirmó que no solamente los factores meteorológicos son los causantes de las carencias actuales. La entidad alude a la "falta de previsión" de las autoridades provinciales a fin de hacer frente a necesidades que fueron creciendo naturalmente con el paso de los años. El complejo Paso de las Piedras, realizado en la década del 70, representó en aquel momento la mayor obra pública jamás encarada por el gobierno bonaerense. Pero, más allá de tal jerarquía, en las tres décadas siguientes no se efectuaron ampliaciones y adecuaciones del sistema a los requerimientos que iban planteando dos ciudades en expansión, inclusive con una zona industrial y portuaria que fue marcando un incremento en el consumo. Por lo tanto, entre el silencio de más de treinta años --aunque hubo en ese lapso estudios y proyectos-- y estas pérdidas callejeras, se va filtrando la evidencia de un tiempo desaprovechado para asegurar la mejor prestación de un servicio público fundamental. |
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