Hace diez años, 30 kilómetros de playas y humedales de la costa de Magdalena se tiñeron de petróleo. También se vistió de negro el futuro de sus habitantes. Este domingo ellos deberán decidir, a través de un plebiscito, si aceptan los U$S9,5 millones que ofrece la petrolera Shell, acusada por el municipio de responsable del derrame. O si están a favor de continuar el juicio.
El 15 de enero de 1999, el buque Estrella Pampeana de Shell, y el barco Sea Paraná, de bandera alemana, chocaron en el Río de la Plata. Fue el comienzo del peor desastre de su tipo en aguas dulces en el país: se derramaron 5.300 metros cúbicos (5.300.000 litros) de hidrocarburos. Dos meses después la Municipalidad demandó a la petrolera para que repare el ambiente y realice un manejo adecuado de los residuos peligrosos. Pero la mitad de esos diez años la Justicia se ocupó de discutir qué tribunal debía atender el caso que hoy espera en un juzgado federal de Capital, al igual que las demandas de unos 500 vecinos que reclaman por daños a la salud, el ambiente y la economía.
Magdalena tiene unos 20.000 habitantes y sus cuatro cárceles son la principal fuente laboral. Este domingo, 12.000 personas están en condiciones de votar el acuerdo extrajudicial al que llegaron Shell y el municipio, y que busca poner fin a la demanda. El acta acuerdo, a la que accedió Clarín, no habla de indemnización. Dice: "La presente transacción se lleva a cabo al mero efecto conciliatorio y no implica el reconocimiento de responsabilidad alguna en los hechos". Y más adelante aclara que, tras el pago, la Municipalidad "desistirá de los procesos iniciados".
Además, Shell ofrece "su colaboración desinteresada y no vinculante para brindar asesoramiento legal, ambiental, tecnológico, de diseño y planificación" para un plan de desarrollo turístico en el corredor ribereño de Magdalena a Atalaya, la instalación de un parque industrial y un programa de tratamiento de residuos sólidos.
"Si pagan es porque reconocen los hechos. El acuerdo es positivo porque pone fin a una causa con futuro incierto", dijo a Clarín el intendente de Magdalena, Fernando Carballo (PJ), quien en abril de 2006, cuando la princesa Máxima de Holanda visitó la Argentina, le pidió que interceda en el conflicto. "Hay consenso entre el PJ, la UCR y entidades intermedias del distrito -dijo Carballo-. Si bien legalmente el plebiscito no es vinculante, si la mitad más uno de los votantes dice que sí, el convenio quedará convalidado. Más del 70% de la gente irá por la positiva", adelantó confiado. ¿En qué se va a usar la plata? Peronistas y radicales dicen que se crearán comisiones de trabajo para decidir las obras. Incluso, que el dinero se depositará en una cuenta especial.
¿Qué dice la gente? Hay confundidos, desinformados, descreídos que piensan que la plata se la van a quedar los políticos y también esperanzados que creen que el dinero ayudará a mejorar la ciudad. "El corredor turístico y la repavimentación de la ruta 11, que está muy mal, son obras necesarias", opinan Justina Fernández (docente) y su esposo Gustavo Villafañe (médico), ambos de 57 años. "El juicio va para largo, es más conveniente arreglar ahora", dicen en la costa del río Marcela Balmaceda (33, ama de casa) y su marido Héctor González (39, empleado penitenciario). También conviven resquemores y enfrentamientos entre la docena de demandantes que acordaron extrajudicialmente con Shell (hay junqueros que recibieron U$S13.000) y quienes esperan un fallo justo.
En Shell afirman que "estudios nacionales e internacionales indican que hace 6 años no hay rastros de petróleo en la costa". Sin embargo, los ambientalistas de la ONG Ala Plástica aseguran que "la alteración del ecosistema costero no pudo ser revertido en diez años". Y que "el daño aún existe".
Paso a paso judicial
Febrero de 1999: el municipio de Magdalena demanda a Shell por daños al medio ambiente. Y pide un embargo preventivo por 50 millones de pesos. La causa recae en el juzgado federal N°1 de La Plata, a cargo de Manuel Humberto Blanco.
Marzo de 1999: el juez federal N°2 de La Plata, Ricardo Ferrer, ordena el embargo y lo eleva a 60 millones de pesos.
Noviembre de 2002: el juez federal de La Plata, Julio César Miralles, condena a Shell a ejecutar tareas de recomposición del medio ambiente por un valor de 35 millones de dólares.
Diciembre de 2007: tras las apelaciones de Shell, la Corte Suprema de Justicia de la Nación decide que el caso debe pasar a los juzgados federales de la Capital. Todas las causas pasan al juzgado federal civil N°3, a cargo de Roberto Torti.
Una consecuencia insospechada
Del 16 de enero al 20 de marzo de 1999 limpió las costas de Magdalena tras el derrame de petróleo y poco después tuvo dos hijos ciegos. Martín Montero asegura que Shell lo contrató para esa tarea, "como a otros 100 jóvenes del lugar, por $20 diarios, la comida y ninguna ropa adecuada para protegerse", cuenta a Clarín. Tenía 22 años y la ilusión de juntar plata para arreglar el motor de su camioneta. Al poco tiempo se fue a vivir a Haedo. Conoció a su pareja, Pía (35), y en 2001 nació Lautaro. "Nunca asociamos su ceguera con mi trabajo en Magdalena, hasta que en 2004 nació Mateo, también ciego", relata. Un análisis de su semen detectó una mutación genética que afectó el desarrollo del nervio óptico de sus hijos. Su abogado, Denis Pitté Fletcher, asegura que los vapores de benceno que aspiró provocaron la alteración. La causa contra Shell está en período de prueba.
"Antes del derrame los juncos llegaban a los 3 metros de altura. Ahora apenas pasan el metro y se secan en las puntas".
Ulises Arce, 62 años, ex junquero
AUN ESPERA QUE SHELL LO INDEMNICE
"En Atalaya hay varias familias con integrantes que tienen cáncer. En los últimos años murieron 4 personas. Yo lo tengo en la vejiga".
Carlos Degregorio (60), docente jubilado
INICIO UNA DEMANDA POR DAÑO A LA SALUD
"Los U$S9,5 millones son una cifra irrisoria frente a lo que pasó. Llama la atención tanto apuro para cerrar esto antes de las elecciones ".
Omar Bogno (54), comerciante
RECLAMA UN RESARCIMIENTO ECONOMICO
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