Años atrás se dio una conversación sobre países ricos y pobres, catalogados según sus recursos naturales y potencial teórico. Se empezó por hablar de la Argentina. Que a pesar de los problemas coyunturales de aquel momento, el país saldría adelante de todas maneras por ser muy rico. Las razones esgrimidas a medida que se avanzaba en la charla eran: tiene petróleo y gas; grandes yacimientos de cobre, oro, plomo, zinc, manganita y uranio, además de algo de carbón y mineral de hierro; la pampa húmeda -uno de los suelos más fértiles del mundo-; selvas tropicales y hielos eternos; una costa extensa de una increíble riqueza ictícola; gran potencial hidroeléctrico por sus caudalosos ríos. Poseedora de un extenso delta, enormes montañas… En fin, un país riquísimo.
El interlocutor, un diplomático europeo de vasta experiencia, comentó haber vivido en dos países también muy ricos; el Congo y la India. "¿¡Como!?". "Bueno, esto es según la definición que aquí se maneja" y pasó a enumerar las riquezas del Congo: petróleo, carbón, cobalto, cobre, bauxita, uranio, estaño, diamantes, oro, plata y algunos minerales más. Recordó que a través de su territorio, fluye el caudaloso río del mismo nombre y sus afluentes. Enormes recursos madereros. Fecundas tierras, algunas aptas para el cultivo del banano y de la caña de azúcar, otras para el café y el tabaco. Existen además grandes sabanas con fértiles pasturas en sus mesetas tierra adentro. "Un enorme potencial, sentenció.
¿Y la India? Su respuesta hizo mención a que era un inmenso cono rodeado por un vasto y riquísimo océano a sus lados. Al norte una gran cordillera repleta de calizas, mineral de hierro, bauxita, manganita, mica, titanio y cromo, que tiene también carbón, petróleo y gas. Su generoso suelo está surcado por grandes ríos, y es apto para una gran variedad de cultivos. Se estima un rodeo de 180 millones de cabezas de ganado vacuno.
Surgió entonces la lógica observación de que allí las vacas, a diferencia del resto del mundo, son sagrada. Pero el interlocutor no se inmutó con semejante intervención, solo se detuvo un momento para sonreír satisfecho de haber logrado trasmitir, aparentemente, su no explicitada tesis para continuar diciendo: "también viví en dos países muy pobres, Japón y Suiza, -agregó- según la hipótesis al comienzo de la conversación".
Afortunadamente, desde este intercambio, ocurrido hace bastante tiempo, la situación de pobreza en la India se ha ido corrigiendo. Abandonaron en gran medida al socialismo y soltaron las riendas a la competencia, posibilitando el desarrollo de su clase empresaria, sin descuidar la educación de su juventud. La preparación de sus egresados en ingeniería, química, matemática y medicina es excelente y aunque por la inmensidad de su población el goteo de la riqueza todavía no ha permeado debidamente a toda la sociedad, ya se notan importantes cambios y uno de ellos es, justamente, la cantidad de ingenieros, decenas de miles, que egresan anualmente de universidades y otros centros de estudio. Mientras por otra parte el Congo continúa en el marasmo de la pobreza, las luchas intestinas y la corrupción.
Lo dicho no hace más que avalar el hecho de que la riqueza de las naciones se basa sobre todo en aspectos culturales. En la educación de su pueblo, en su tesón, su lealtad, los valores inculcados y el respeto que por ellos hay. La importancia de la ética del trabajo, la capacidad que ha tenido la comunidad para organizar y salvaguardar sus instituciones y la seguridad que siente el ciudadano o el extranjero que visita o decide invertir o hacer negocios en el país.
¿Y por casa como andamos? Comparado con nuestros vecinos, no hemos tenido la suerte de tener tantas riquezas naturales. No se ha encontrado petróleo ni gas por ahora y nuestra tierras son moderadamente fértiles, pero con los avances tecnológicos de hoy, últimamente aplicados en nuestro territorio, se ha visto que en nuestro suelo se puede sembrar en lugares que antes se tenían por imposibles. Es mucho además, lo que se puede hacer para seguir avanzando, tanto en el sector rural y la agroindustria, que son nuestro buque insignia, mejorando por ejemplo, el aprovechamiento del agua y generando valor agregado de la producción, o en rubros como en el de las TIC donde ya ha habido un progreso notable, habiéndose exportado el año pasado, 218 millones de dólares. |
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