Vecinos de la toma Jóvenes sin techo junto a alumnos y directivos de dos escuelas especiales del barrio Bouquet Roldán conviven desde hace un mes con un foco de infección constante, producto de un desborde cloacal que afecta la calle Alicia Moreau de Justo, entre Anaya y 12 de Septiembre.
El agua servida que brota desde el centro de este tramo de ripio dificulta el ingreso de los alumnos a los establecimientos educativos que se encuentran en esa zona.
La directora de la Escuela Nº 6 para disminuidos visuales, Diana Costa, explicó que los estudiantes deben utilizar un bastón como elemento de orientación, pero tienen que hacer maniobras para poder sortear la laguna de líquidos cloacales que afloran desde hace unos días.
«Para cruzar la calle no pueden utilizar sus bastones porque se entierran en el barro. Entonces tienen que plegarlos, pero al hacerlo ensucian las manos que luego necesitan emplear para la lectura en sistema Braille. Esto es un riesgo para su salud porque ese lodo está contaminado», explicó Costa.
Al establecimiento, que abrió sus puertas hace tres años, concurren unos 96 alumnos de distintas edades, precisó la directora. «Muchos vienen caminando desde la calle San Martín y al llegar acá se desorientan por el estado en el que se encuentra el terreno».
La Escuela Especial Nº 7, ubicada a pocos metros, también se ve afectada por esta situación. Allí asisten estudiantes con discapacidad psicomotriz, que ven complicado su acceso dado que las traffics que los trasladan no pueden estacionar en el lugar. En tanto, unas 42 familias de la toma Jóvenes Sin Techo, que residen en un terreno lindante desde hace siete años, se manifestaron indignados porque desde hace veinte días están reclamando que se arregle el problema y recién el jueves «llegó un camión del Municipio que lo único que hizo fue tapar con tierra el agua servida. Hoy (por ayer) estamos otra vez en la misma porque ya comenzó a aflorar nuevamente». Dijeron que al pasar la máquina, el barro se concentró al margen de sus viviendas e hizo más directo el contacto con este foco de infección.
La solución definitiva, según manifestó un vecino, es hacer una conexión de 150 metros para unir las cañerías que pasan por Moreau de Justo y Anaya. «Si nos dan los materiales lo hacemos nosotros porque esto se torna insostenible», comentó.
Los habitantes aseguran que la mayor cantidad de desechos cloacales brota durante la noche y el olor se hace más insoportable. «Entre el EPAS, el Municipio y CLIBA se pasan la pelota, pero no se reparó el problema de fondo y esto es un peligro para todos», concluyó Eli Riquelme, referente vecinal e integrante de la agrupación Barrios de Pie.
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