El antiquísimo tanque de agua ubicado en el paraje Palomitas, perteneciente al municipio de General Güemes, muestra un avanzado estado de destrucción, lo que acarrea innumerables problemas a las familias que lo utilizan, ya que es la única vía de obtener agua potable para el consumo diario.
La estructura del tanque es metálica y fue construido a la vera de las vías del Ferrocarril Belgrano, para abastecer las cisternas de las máquinas a vapor que circulaban por ahí. Cuando aparecieron las máquinas Diésel su uso se hizo innecesario, por lo que pasó a formar parte de la red de agua potable que alimenta los domicilios de las viviendas de Palomitas.
Actualmente las familias radicadas en el paraje no son más de diez, pero el tanque también provee el líquido elemento a la escuela primaria de la zona, que cuenta con un albergue para 30 alumnos que viven en parajes muy alejados.
El tanque deja ver una enorme fisura, por donde pierde agua en forma constante. Eso obliga al motor de la bomba a funcionar en forma continua para reponer el agua que se pierde por las oxidadas chapas, que, a su vez, descompone el agua, que ya no puede utilizarse para consumo humano. El aspecto nada higiénico del enorme tanque es un potencial peligro para los consumidores, ya que el óxido arrastrado por el flujo de agua, junto a otras impurezas, hace necesario el agregado de bastante cloro al líquido, para eliminar la presencia de microorganismos nocivos para el ser humano. Esta práctica trae aparejados otros problemas, como la imposibilidad de consumirla en crudo y de utilizarla para cocinar.
La situación lleva años y poco se hizo para solucionarla, a pesar de los múltiples reclamos de la comunidad educativa y de los vecinos.
Otro gran inconveniente, relacionado con el anterior, es la gran laguna que se ha generado en la base del tanque y que mantiene a los habitantes preocupados. Para evitar posibles accidentes, los vecinos colocan grandes ramas de tusca, cuyas enormes espinas mantienen alejados a los niños que pudieran aventurase por el lugar.