En lo que va del año, el servicio domiciliario de agua y cloacas de Mendoza que brinda Obras Sanitarias Mendoza (OSM), acumula 1.656 reclamos mayormente derivados de problemas técnicos en la prestación del servicio. La cifra no sólo muestra un incremento en el último año del 10%, sino que representa un 21,8% más que 2007.
Fugas en las calles y obstrucción de las conexiones domiciliarias de cloacas son los motivos más comunes de reclamos. Pero le siguen muy de cerca los derrames de líquidos cloacales y la interrupción del suministro de agua potable.
Si bien en un 80% corresponden a fallas en el suministro, los datos del 2009 muestran algo llamativo: por primera vez en los últimos tres años, la temporada invernal, una período en el que históricamente los reclamos bajan junto con el consumo, superó en número a los picos habituales de enero y febrero.
Concretamente, junio pasó a ser hasta ahora el nuevo tope máximo del año, con 292 presentaciones de los usuarios, contra los 200 y 255 de enero y febrero, respectivamente. En la comparación interanual con el mismo mes de los dos años anteriores, prácticamente los triplica.
La mayoría de los casos registrados por el EPAS comprenden a aquellos no resueltos en tiempo y forma por la empresa. Y constituyen uno de los factores sobre los se han sustentado las críticas a los concesionarios por la calidad del servicio durante los últimos años; de hecho, están entre los principales causales de multas aplicadas, indicaron desde el ente regulador.
Cabe mencionar que la Provincia hizo un corte en la curva histórica de las infracciones cometidas por OSM y de las denuncias derivadas de los usuarios afectados. El registro oficial, sin embargo, toma un piso de poco más de 2.000 denuncias acumuladas en el 2006, que se incrementaron un 10% al 2007. La variación fue mayor en 2008, precisamente el año en que se firmó la dilatada carta-entendimiento entre el Ejecutivo provincial y los accionistas de OSM.
El acuerdo significaba, en principio, barajar y dar de nuevo respecto a las condiciones del contrato de concesión: se concedía un ajuste de tarifas de 19,7%, pero al mismo tiempo se exigía una inversión anual promedio hasta el 2023 (último año de los 25 de concesión contemplados al momento de la privatización) de $10,7 millones.
Los socios controlantes se habían comprometido también a "devolver" obras de infraestructura no realizadas hasta ese momento, mediante un plan de inversiones por $ 48,5 millones, un monto resultante de la compensación favorable a la Provincia por deudas cruzadas. El tema es hoy otro foco de tensión: desde OSM aseguran haber cumplido con lo previsto para el primer año, algo que el poder concedente rechaza de plano. De hecho, al anunciar la intervención estatal, el secretario general de Gobierno, Alejandro Cazabán fue terminante.
"El grado de incumplimiento y las faltas son tan graves que no queda margen para otro acuerdo", señaló.
Así las cosas, durante el 2007, de acuerdo al EPAS, las quejas no resueltas por OSM que terminaron allí fueron un 20% superiores (2260), índice que se mantuvo al año siguiente. A juzgar por los datos hasta julio anualizados, a fines de 2009 habrá todavía más reclamos, aunque la brecha podría reducirse.
Por éstos días, el Ejecutivo gestiona ante la Nación y el BID fondos para financiar un megaplan por $ 467 millones que, aseguran, son indispensables para refuncionalizar integralmente el servicio, con un plan que contempla priorizar mejoras urgentes como las que incluyen a la planta potabilizadora de Benegas, en Godoy Cruz.
Roturas, desbordes y contaminación
Por Ignacio Zavala
"En las calles del barrio siempre hay pérdidas de agua. Te dicen que tenés que cuidarla, que tenés que usarla en determinadas horas, mientras vemos el desperdicio continuo del que nadie se hace responsable. Y cuando vienen, los de OSM no traen los elementos necesarios para trabajar", cuenta Ana María (58), docente jubilada del barrio Municipal de Las Heras.
En el barrio Smata, ubicado a unos metros del Municipal, las cosas no son distintas.
"Acá tenemos problemas de cloacas seguido. El otro día se tapó la cloaca en mi casa. Mi marido intentó arreglarla pero no pudo, así que tuvimos que llamar a una empresa que la destapó en 5 minutos y nos cobró $ 75. Llamamos a OSM como 10 veces y nos decían ?ya estamos yendo' y así nos tuvieron por días... Todavía los estoy esperando. Cuando se tapan las cloacas no se puede ni pasar por la calle y el olor es insoportable. Y si no, se rebalsan los pozos y salen los líquidos cloacales y así están días y días o incluso meses. Ya estamos cansados de denunciar y nadie hace nada", cuenta Rosario Díaz de Rojo (62), vecino del Smata.
En Godoy Cruz los problemas con el servicio también son moneda corriente. Los vecinos de los barrios Fuchs y Trapiche también han denunciado, en numerosas ocasiones, problemas en el sistema de cloacas y en la potabilidad del agua. Inclusive en algunas viviendas apareció manganeso en el agua para consumo.
Susana Morales (50), vecina del barrio Fuchs, comenta indignada: "acá se nos llenó la casa y la vereda de agua de los inodoros y de los desagües hace unos 20 días. Llamamos a OSM y vinieron a arreglar, también ofrecieron desinfectar la casa. Ya nos ha pasado por lo menos tres veces este año. Además, tuvimos el problema del 'agua negra' y hace una semana también salió turbia. No se podía tomar y tuvimos que comprar agua mineral para beber y hacer de comer. Era negra y al dejarla sedimentar quedaba una borra como carbonilla".
"Cuando se nos tapó la cloaca, hace menos de un año, en casa se nos inundó todo. Estaba todo tapado con líquidos que salían de la cloaca y vinieron de OSM a limpiar. Limpiaron los colchones y frazadas que habían quedado empapados, pero no nos pagaron por los daños. Cuando había problemas había que insistirles mucho y venían. A veces el agua sale muy turbia y el año pasado salía negra. El mayor problema es que no hicieron bien las obras y las cañerías. Además, siempre tiene que pasar algo malo para que recién vengan y arreglen", reclamó Carla Vicari (21), otra vecina del lugar.
Muy cerca de allí, en el barrio Trapiche la situación es similar. "Hasta hace poco el agua salía turbia y tenía que comprar agua envasada porque la que salía de la canilla era horrible, no se podía tomar. Era un riesgo muy grande, sobre todo para los niños", comentó Magdalena Dettori (70).
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