Los 22 milímetros caídos en la madrugada del domingo trajeron alivio a la población charatense, que atraviesa una de las sequías más prolongadas de su historia.
Además, la lluvia abrió esperanzas para la siembra de girasol, un cultivo clave para la región, cuya implantación está en la fecha óptima durante esta primera quincena de agosto. Sin embargo, la humedad todavía no es suficiente para recuperar los suelos.
Si bien la humedad recibida por el perfil ayuda a recuperar la estructura de los suelos, todavía no alcanza para pensar en la siembra del cultivo. El ingeniero Alfredo Langellotti, asesor de una empresa local, recorrió la zona rural de Charata antes y después de la lluvia. “La situación es complicada porque los milímetros no son suficientes y hay que pelearla un poco más”, trazó.
Langellotti, quien recorrió el lunes la zona de India Muerta, pudo ver lotes que presentaban entre 50 y 60 centímetros de humedad desde la superficie. “Se los ve overos, como vulgarmente se dice. Ya el año pasado se veía esta situación. Y este año, con más razón”, indicó el experto. Igual panorama pudo ver en Pampa Cejas.
El ingeniero dejó claro que, en todos los casos, se trata de lotes con barbecho y donde sólo se siembra girasol en convencional. En tanto que aquellos destinados a directa no presentaban humedad en superficie.
Observó que, tras la lluvia, son pocos los lotes que tienen realmente la humedad necesaria para hacer una siembra segura. “Con esa humedad superficial se puede sembrar; pero hay riesgos de que no llueva más. Y, cuando la planta crezca, la raíz no pasará más allá de esa humedad”, puntualizó Langellotti.
Convencional o directa
Teniendo en cuenta las condiciones climáticas de la zona y las últimas campañas en las que la implantación debió estirarse hasta septiembre, la siembra directa en la región es una misión arriesgada.
“Si vamos a la fecha óptima, del 15 de julio al 15 de agosto, por lo general en esa época no llueve y entonces no podemos hacer una siembra en directa, porque la parte superficial del suelo está seca”, explicó Langellotti.
Todo lo contrario ocurre con el sistema convencional, donde se mueve la tierra en busca de profundidad y la semilla es depositada a unos 10 centímetros, donde se encuentra la humedad.
“Ahora, en los lotes de convencional se ve un poco más de humedad, que llega a un metro porque recibieron algunos chaparrones aislados durante marzo”, recordó el ingeniero. En estos lugares --dijo-- las expectativas de siembra son un poco más alentadoras.
Más milímetros
Los 22 milímetros del fin de semana cambiaron radicalmente el ánimo de los productores de esta parte de la provincia, que veían pasar los días sin que el clima les diera una buena nueva. “Si bien son alentadores y movilizó mucho, se necesitarán más milímetros. Si llueve más hacia fines de agosto o septiembre, se puede pensar en una siembra de girasol en directa, tomando los recaudos necesarios porque se pueden presentar problemas de plagas e insectos. Y, además, teniendo en cuenta que el potencial de rindes será menor”, analizó finalmente Langellotti.
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