Un fenómeno muy singular se percibió en los últimos días en la zona circundante a la laguna Mar Chiquita, al formarse nubes blancas de polvo salino que fueran levantadas de la zona costera por el fuerte viento de las últimas jornadas.
El extraño suceso climático determinó que se produjera una importante reducción de la visibilidad, afectando incluso la circulación normal de vehículos en la región.
Precisamente por la época del año que estamos transitando, no se descarta que se repita la ocurrencia de este suceso. Además, los habitantes de la región advirtieron pequeños depósitos de sal en lugares impensados.
Este hecho se originaría en la intensa sequía que afecta a buena parte del territorio argentino, que se va agravando año tras año. La citada inclemencia meteorológica ha generado una bajante notable en el nivel de la laguna Mar Chiquita, lo que va dejando al descubierto a extensos terrenos cubiertos de sales. Ante la intensidad del viento, el fino polvo que constituye la capa superficial del suelo en la zona costera de la laguna es levantado y transportado hacia otros puntos de la región. Esto implica un severo riesgo ambiental al esparcirse la sal en terrenos que hoy son aptos para actividades productivas y que con el paso del tiempo y la recurrencia del fenómeno podrían atentar contra la calidad del sustrato. Además de la sequía, la reducción del caudal de los ríos que desembocan en la laguna influye en la bajante, sumando otro elemento que favorece el curioso fenómeno de las nubes de sal.
En una entrevista otorgada al portal de noticias Regionalísimo, el investigador cordobés, Enrique Bucher, señaló que el humedal conformado por la laguna Mar Chiquita y los bañados de la de- sembocadura del río Dulce es de gran importancia biológica y debe ser protegido como tal.
Bucher instó a que se estudie el comportamiento de la cuenca que confluye a la laguna de agua salobre, ya que la falta de regulación de la misma puede atentar contra un patrimonio ecológico invalorable, porque se corre el riesgo de acentuar la bajante del nivel de las aguas del verdadero mar interior que tenemos los cordobeses. Los principales tributarios de la laguna son los ríos Suquía, Xanaes y sobre todo el río Dulce que aporta casi el 70% del agua que llega al Mar de Ansenuza.
Para Bucher: “Sin el Dulce Mar Chiquita no existiría”.
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