El ex presidente de la República, Carlos Mesa Gisbert, calificó de vergonzoso el preacuerdo alcanzado entre las delegaciones de Bolivia y Chile sobre el uso de las aguas del manantial Silala.
“Es una verdadera vergüenza, porque el Gobierno de manera desaprensiva decide firmar un preacuerdo con Chile, de forma secreta y entre gallos y media noche, te cuenta con lo obrado y encima te dice que en realidad este gobierno está recuperando lo que habíamos perdido”, afirmó Mesa en declaraciones a EL DIARIO.
Aseguró que Bolivia jamás perdió este recurso natural, porque las aguas del Silala se encuentran en territorio boliviano y no estuvieron en territorio chileno para afirmar que están siendo recuperadas.
Dijo que el Gobierno de Evo Morales falta a la verdad y deja de lado los trabajos realizados por gobiernos anteriores que, según el ex presidente, defendieron esta riqueza con mucha dignidad y sentido de Estado, estableciendo que estas aguas son manantiales, de florecimiento natural en territorio nacional, y que por tanto, no es un río de curso sucesivo, motivo por el que no se puede compartir.
Basado en este criterio, aseguró que Bolivia tiene que reclamar a Chile el 100 por ciento del reconocimiento económico por el uso de esas aguas y también la deuda historia pendiente que tiene este país con el nuestro.
“Lo que Bolivia no puede hacer es un acuerdo donde se dice que vamos a investigar las dos partes, a ver de qué naturaleza son estas aguas, cuando Bolivia ha defendido siempre que son manantiales, y si Chile dice que es un recurso de curso sucesivo, lo lógico sería un arbitraje internacional que defina de mutuo acuerdo de partes si es verdad lo que dice Bolivia o lo que dice Chile”, añadió el ex mandatario.
Asimismo, cuestionó el hecho de que el país deba aceptar sólo la mitad de esta agua, y que además el Gobierno mienta sobre este preacuerdo, asegurando que se está recuperando algo que se habían perdido en gobiernos anteriores, cediendo el 50 por ciento de estas aguas y dejando de lado una deuda histórica.
Aseguró estar orgulloso de su gestión gubernamental y también de otros que con gran fortaleza defendieron el tema del Silala.
Los manantiales del Silala están ubicados en el cantón Quetena de la provincia Sud Lípez de Potosí, donde afloran 94 ojos de agua y generan unos 200 litros por segundo que se escurren por canales artificiales hacia el norte chileno.
En la larga y estrecha geografía chilena, el agua está distribuida de forma heterogénea. En el centro y sur -de la Cuarta a la Décima Región- se concentra la mayor cantidad del recurso. En cambio, el norte es una zona donde el agua escasea; allí se extiende el desierto de Atacama, el más seco del mundo y donde los manantiales del Silala son la única fuente del recurso hídrico.
La distribución de las aguas del manantial es el centro de una disputa entre Chile y Bolivia. Aunque de poco caudal, el Silala es significativo no sólo porque se vincula con el reclamo boliviano de una salida soberana al Pacífico, sino con el ineludible tema de la escasez de agua a nivel mundial.
El gobierno chileno afirma que el Silala es un río internacional de curso sucesivo y, por tanto, su uso está regulado por el derecho internacional. Bolivia, en cambio, sostiene que se trata de manantiales que afloran a la tierra y que no están regidos por leyes internacionales.
De acuerdo con estudios del Instituto Geográgico Militar, el Silala nace y muere en territorio boliviano pero ha sido desviado en forma artificial hacia Chile.
Las aguas del Silala se desvían a Chile por una canalización artificial autorizada por una concesión boliviana a The Antofagasta-Bolivian Railway Company a principios del siglo pasado.
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