El agua, vital elemento, es uno de los grandes protagonistas de este congreso de Aapresid. La última sequía le dio el pasaporte al centro de la escena, aunque siempre tuvo estrecha relación con todo lo biológico, y "uno de los principales beneficios de la siembra directa ha sido el uso eficiente del agua", destacó Martín Ambrogio, vicepresidente de la entidad convocante.
Con todo, en esta oportunidad, en el marco del eslogan que reza "los alimentos cuidan el agua", el predicamento aumentó y hubo un simposio internacional para abordar el manejo eficiente de este irremplazable insumo agrícola y así crear ambientes productivos capaces de permitir el pleno potencial de las plantas.
El propio Ambrogio abrió este eje de análisis destacando que "sólo el 3% del agua del mundo es dulce y de ella el 70 % se destina a uso agrícola". Especificó que, "en promedio, se necesitan 1.000 litros de agua para producir un kilogramo de grano (unos 600-700 litros para maíz y unos 1.300 para soja, estimó). Y tras señalar que casi la totalidad de la producción argentina se hace en secano, abogó por profundizar esta problemática porque "hay mucho para crecer".
Los primeros intentos de respuesta fueron de destacados especialistas de tres compañías multinacionales y por Raquel Chang, investigadora de Conicet-Universidad del Litoral, que trabaja en el país junto a Bioceres y mostró avances en mejoramiento genético para enfrentar la falta de precipitaciones en cultivos como soja, maíz y trigo, que ya se está probando con éxito en forma experimental.
El testimonio de productores líderes sobre manejo integral del agua, riego suplementario y el aprovechamiento de napas, amplió el panorama. El coordinador de este primer panel sobre el agua, Miguel Rapela (UNLP), indicó que el mismo trataría lo atinente "hacia adentro de la planta". Una de las coincidencias centrales que hubo entre las empresas que trabajan en desarrollos para enfrentar la sequía es que hay distintos enfoques y líneas de trabajo.
Gloverson Lamego Moro, de Syngenta, puso en consideración que el agua ha tomado gran importancia no sólo por la necesidad, en el marco del cambio climático, sino también porque hoy se cuenta con el conocimiento para ofrecer soluciones. Así, comentó que su empresa avanza desde un enfoque químico, con el proyecto Invinsa, que "ya maximiza rindes en arroz y algodón entre un 5 y un 15%" y también desde un punto de vista genético, "buscando soluciones en 300 líneas del germoplasma de maíz".
En tanto, Dusty Post, de Monsanto, que puso el acento en la biotecnología aplicada a estrés hídrico en maíz, afirmó que "las investigaciones en marcha sugieren que la tolerancia a sequía puede lograrse mejor formando pareja de genes y los efectos positivos de la mitigación del estrés se acrecientan por el poder del apilamiento de eventos". Y enfatizó que "los resultados se fortalecerán en tanto se logre sumar fuerzas y experiencias en forma sinérgica". Luego, Lamego Moro, desde un análisis genético, planteó las aplicaciones biotecnológicas y no biotecnológicas para resistencia a sequía, y adelantó que en 2011 Syngenta lanzará en EE. UU. el primer híbrido de maíz resistente a sequía, que llegaría al país dos o tres años después, debido a las adaptaciones agronómicas que son necesarias.
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