Las nevadas que cayeron la semana pasada en alta montaña le dieron un poco de tranquilidad al Departamento General de Irrigación (DGI). Sin embargo, los próximos 15 días serán fundamentales para establecer si el agua que llegará a los ríos alcanzará para satisfacer las demandas de la población y del riego agrícola. Dicen que la nieve llegó tarde. Por ahora prevén que el escurrimiento no superará los 1.700 hectómetros cúbicos y que habrá menos agua que en la temporada pasada.
Los datos coyunturales son importantes para Mendoza. Sobre todo teniendo en cuenta que si no nieva lo suficiente no habrá agua, pues de la nieve depende el 90% del caudal del río, tal como contó UNO en un informe sobre el retroceso de los glaciares en territorio provincial, en su edición de ayer.
Si bien el DGI cierra el año hidrológico el 15 de setiembre y de ahí surgirán los balances finales que permitirán saber los pronósticos para la temporada 2009-2010, para los expertos, el último temporal de nieve que azotó la zona cordillerana no necesariamente significará que haya agua en abundancia.
Según Mario Salomón, gerente de la Primera Zona de Riego de Irrigación, “los datos parciales hacen prever que sólo habrá 1.700 hectómetros cúbicos de escurrimiento y vamos a estar muy justos”.
Con la cifra que calculan en el DGI hay que contrastar los números de la temporada 2008-2009, en la cual se alcanzaron 2.100 hectómetros cúbicos de escurrimiento.
Nevadas tardías
Si bien en la última semana nevó durante varios días en alta montaña, esas nevadas llegaron tarde. Es que, para Salomón, “si uno tiene nevadas intensas en junio y en julio, generalmente se dan las condiciones meteorológicas para que se (la nieve) consolide y después se derrita”.
El problema es que, “si las nevadas son en setiembre la nieve no perdura, por las altas temperaturas, y no alcanza a escurrirse a los ríos”, tal como explicó el gerente de la Primera Zona de Riego de Irrigación.
Precisamente no sólo tiene que haber precipitaciones níveas, sino también otras condiciones para que esa nieve sirva.
“Se espera hasta el 15 de setiembre porque hasta esa fecha generalmente sigue nevando. Pero además de las nevadas tiene que haber un 10% de hielo y temperaturas lo suficientemente bajas como para que esa nieve se consolide”, explicó en ese sentido un especialista de Irrigación que prefirió mantener su nombre en reserva.
Lo que les preocupa a los expertos es que todos los años aumenta la demanda de agua porque se incrementa la población, mientras que a la par se observa una baja del promedio de escurrimiento.
Para Salomón, por ejemplo, “en los últimos 20 años, el promedio de escurrimiento pasó de 52 a 49 metros cúbicos”.
Otro problema que desvela a los especialistas es que el dique Potrerillos no alcanza a satisfacer todas las demandas hídricas, sino que sólo cubre un déficit estacional (ver aparte).
Las cifras y el futuro inmediato
Si bien los números que manejan en Irrigación todavía no son alarmantes, pues los 1.700 hectómetros cúbicos podrían ser suficientes para las demandas de la población de Mendoza, lo que sí saben es que “va a haber menos agua que el año pasado”, tal como detalló Salomón.
En ese sentido, el gerente de la Primera Zona de Riego del DGI dijo que “no hay que olvidarse de que un año rico y abundante es el que tiene 2.000 hectómetros cúbicos de derrame”.
La última temporada que sobrepasó ese número fue la 2006-2007, cuando se superaron los 2.100 hectómetros cúbicos. Aunque estamos lejos de estadísticas abrumadoras como las de 1996, cuando apenas se llegó a los 1.000 hectómetros cúbicos.
En los próximos días, los especialistas de Irrigación, que siguen de cerca el llenado de seis embalses, y los expertos de los organismos que evalúan las siete estaciones nivométricas tendrán sus ojos puestos en la montaña para ver cómo evoluciona la curva de precipitaciones y poder hacer un pronóstico para la temporada que viene.
Lo que cubre Potrerillos
Si bien durante muchos años la atención de los problemas hídricos se puso en la construcción de la presa Potrerillos, los especialistas de Irrigación siguen sosteniendo que “no alcanza”.
Es que el agua del dique Potrerillos, que sirve para riego, sólo cubre el déficit estacional que se da en la primavera, cuando los productores necesitan de ese recurso para que se den sus cultivos.
Para ilustrar el panorama, el gerente de la Primera Zona de Riego de Irrigación, Mario Salomón, dijo: “El dique Potrerillos es como un tanquecito que sirve para satisfacer las demandas primaverales, pero no alcanza para otros usos”.
Mientras que otra fuente del DGI apuntó que “el período crítico se da entre setiembre y noviembre, que es cuando recién empiezan a traer más agua los ríos”.
Aunque, tal como contó UNO en su edición de ayer, el agua de Potrerillos también estaría en problemas, porque la “eutroficación de las aguas está generando un proceso inminente de pérdida de calidad del agua en Potrerillos que incluso puede tener riesgos cancerígenos”, como aseguró Armando Llop, director del Centro de Economía, Legislación y Administración del Agua, del Instituto Nacional del Agua.
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