Ultimamente, a muchos les resulta llamativo cuando llueve a la misma hora que alguien había pronosticado.
"Ahora la pegan siempre", es el comentario habitual, que implícitamente sugiere que antes, sólo algunos años atrás, las previsiones no parecían tan exactas.
Esa precisión resulta casi impecable si es con menos de una semana de anticipación.
Un poco más difíciles son los pronósticos a seis meses o más, los plazos que deben tenerse en cuenta para planificar la actividad agropecuaria.
Sin embargo, midiendo la Temperatura Superficial del Agua de Mar (SST), la presión a nivel del mar, los vientos en superficie, los vientos en altura, la nubosidad y las precipitaciones en toda el área, la puntería se afina bastante.
Eso es lo que ponen en consideración centros científicos internacionales, que se congregan todos los meses en Estados Unidos para una reunión de trabajo y estudio.
Se basan en un preciso diagnóstico de la Situación Meteorológica Planetaria, en especial de un Monitoreo de la Región Ecuatorial del Océano Pacífico.
De ello se nutren varias instituciones, entre ellas el Sistema de Información Meteorológica (SIM) de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP), que recientemente difundió los nuevos Trabajos y Conclusiones Climáticas para el período trimestral de agosto, septiembre y octubre 2009.
El dato más relevante es que, según pronostican, hay un 80 % de probabilidades de que vuelva un período Niño a la zona pampeana, es decir, que las precipitaciones sean no inferiores a la media (Niña) como hasta ahora, sino superiores.
El fundamento científico es el siguiente: "el contenido de calor oceánico detectado en los primeros 300 metros de agua oceánica (en el Pacífico Ecuatorial), está indicando presencia de aguas muy calientes. Estas son las reservas energéticas para mantener en acción al evento Niño en los próximos meses".
En efecto, a lo que en los últimos años hemos conocido como Niño, los especialistas lo denominan ENSO (El Niño-Southern Oscillation, o El Niño-Oscilación Sur), y lo consideran un fenómeno que contribuye en forma significativa a las fluctuaciones estacionales del clima en muchas regiones del planeta.
Según explican, la vigilancia o monitoreo del ENSO se efectúa principalmente a través de los cambios en el índice Niño 3.4, que son las Anomalías de las Temperaturas Superficiales del Mar, en el Océano Pacífico Ecuatorial central.
Cómo viene
Así, los pronósticos generados hace pocos días indican que El Niño, aunque débil, es un fenómeno que puede mantenerse hasta febrero-abril de 2010. Ello se debe a que las Aguas del Pacífico Ecuatorial se siguen calentando.
Durante el trimestre julio-agosto-septiembre hay una probabilidad del 82% de que se mantengan las condiciones de El Niño, y una probabilidad de sólo el 17% de que se vuelva a condiciones de ENSO-Neutrales.
Para el resto de 2009, las probabilidades para El Niño son del 80%. Y las probabilidades de las condiciones ENSO-neutrales del 19 y 20%.
A principios de 2010, la probabilidad de El Niño disminuye a 70-75% y ya cae debajo del 50% para el otoño de 2010 en el Hemisferio Sur.
Son buenos datos para tener en cuenta a la hora de pensar las estrategias productivas. |
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