Las napas freáticas altas obligan a los vecinos de Lomas de Zamora a tener un comportamiento colectivo. Ningún mueble roza las paredes, los baldes de pintura y rodillos se alojan, de forma permanente, en todos los garages de las casas y levantar los pisos se transformó en “la reforma indispensable” de cada uno de los hogares.
La problemática central de los residentes de la zona está ligada al miedo silencioso que habita, en la gran mayoría de las viviendas, a menos de 40 centímetros del piso y que hace que la población de gran parte del distrito conviva con el líquido en el interior de sus propiedades.
Info Región recorrió los barrios más afectados y dialogó con los vecinos que exigieron una “pronta solución”.
“Estamos condenados a vivir con el agua en nuestras casas, porque las napas están muy altas. Los baños no desagotan, no podemos usar el lavarropas; el agua se metió en las viviendas y en nuestras vidas. Vivimos abandonados, es por eso que queremos tener cloacas y que se terminen las obras del Arroyo del Rey y del canal aliviador”, aseveró Eva Gómez, que vive en Vernet y San Vicente. Y agregó: “Lo más terrible es el día a día, no me puedo bañar porque el agua podrida se mete en el baño, es terrible. En la desesperación limpio toda la casa con lavandina, pero a las pocas horas está igual que antes. Ni las plantas crecen; no sentimos que nuestra casa sea un refugio, la vemos como un infierno”.
Las paredes de las propiedades “difícilmente conserven su color” y todas exhiben -excéntricas- muestras de “Art Decó”, generadas a partir de las “manchas de humedad”.
“Tenemos problemas en los baños y las paredes están deterioradas. Compramos una pintura especial con anti-hongo, pero a los dos meses teníamos todo igual. Además, enaltamos la casa y subimos el piso 12 centímetros porque teníamos manchones de agua en la superficie. El líquido brota por las paredes y el pozo ciego está siempre a tope”, contó Francisca Varela, residente de Mayor Olivero y Florencio Sánchez.
Por otro lado, en esa misma intersección de calles -y como si se tratara de Venecia- las aguas servidas está estancadas en el asfalto todos los días del año. Así, los vecinos hacen malabares para cruzar la arteria sin empaparse los pies.
“Vivo a media cuadra y estas calles son un paso obligado para entrar a mi hogar, pero la verdad es que me da mucho asco. Estoy con el bebé y tengo miedo de que se salpique con el agua podrida”, lamentó Mercedes Galván, otra vecina, ante la consulta de este medio.
Paradójicamente muchas de las personas que tienen que “combatir el problema de las napas”, no cuenta con el servicio de agua potable.
“No tengo agua potable, el único líquido que ingresa a mi casa es a través del inodoro. A veces nos lo tomamos en broma, pero es muy triste”, manifestó angustiada Julia Valbuena, que tiene su casa en Constancio Vigil y Perito Moreno.
Es importante resaltar que la contratación de un camión atmosférico para desagotar las napas tiene un costo aproximado de 120 pesos: un precio elevado para muchos de los contribuyentes.
“Padezco el problema de las napas desde que me mudé al barrio, hace 34 años; lo llevo incorporado. En mi casa ya desagoté el pozo dos veces en el año, pero duró tres semanas el arreglo y todo volvió a ser como antes. Hace mucho tiempo las napas tardaban más en subir, pero ahora no y están llenas siempre de agua. La verdad es que no puedo costear el precio de un camión atmosférico cada quince días y, por otra parte, creo que no es justo. Los dirigentes tendrían que preocuparse en ponernos cloacas porque no podemos seguir viviendo de esta manera”, señaló Elvira Gianza, en Constancio Vigil y Cid Guidi De Franc. Y resaltó: “Ya no tengo la misma fuerza que antes y si se rebalsa un poco no puedo limpiar rápido. La humedad está siempre, porque me entra agua en la casa. Otro problema que tenemos es en el baño, porque hay que utilizar el agua necesaria, porque si tiramos muchas veces la cadena rebalsa el agua del inodoro”.
Debido al foco infeccioso que representa convivir con las aguas servidas, los vecinos le atribuyen diversas enfermedades a esa situación.
“Tengo problemas gastrointestinales y úlceras de cornea crónicas. Los médicos me dijeron que se produjeron debido a convivir con elementos contaminantes. Las enfermedades me complicaron la vida, había empezado a estudiar en la Facultad, pero tuve que abandonar porque mi vista era deficiente”, remarcó Gianza, de 61 años.
En ese contexto, Norma Barrios, otra vecina de Constancio Vigil y Timoteo Gordillo contó su experiencia: “Tengo tres chicos, levanté mi casa, pero sigo teniendo el mismo problema. Los roperos se me pudrieron por la humedad, ahora tengo todos los muebles alejados de las paredes. Pero lo peor de todo es que mi hijo de siete años tiene una válvula aórtica bicúspide -una válvula aórtica que sólo tiene dos valvulas, en lugar de tres y que se encarga de regular el flujo de sangre del corazón a la aorta- y tiene mayor probabilidad de desarrollar una infección dentro del corazón. Es por eso que tengo que tomar todas las precauciones necesarias para que nunca esté en contacto con el agua que sale por las napas, pero es casi imposible”.
Según el Foro Hídrico de Lomas de Zamora las napas freáticas altas en el distrito son producto, no sólo de las intensas lluvias, sino también porque “Aguas Argentinas dejó de extraer agua de los canales acuíferos subterráneos para sacarla del Río de la Plata".
A partir de allí, explicaron que “la acumulación de líquido en el Puelche, por su falta de uso, provoca que el nivel de las napas se eleve”.
Pero la problemática se agudiza aún más debido a "la falta de limpieza de los arroyos de la zona".
En ese sentido, la cámara de Info Región retrató cómo se produce la descarga de excrementos al Arroyo del Rey; a pocos metros de un puente peatonal.
“Desde que Aguas Argentinas saca el agua del Río de la Plata de forma horizontal y no retira el líquido subterráneo, el nivel de las napas aumentó. Es necesario que se extraiga el agua del Puelche para que los vecinos dejen de tener estos problemas. Muchas veces se intenta paliar la situación con bombas depresoras, pero eso no brinda una solución duradera”, explicó Ary Díaz, miembro de la agrupación, en diálogo con Info Región. Y aclaró: “Muchas casas de Villa Independencia, Villa Rita, Las Heras y El Faro arrojan el excremento con caños a la zanja, espacios que nunca reciben mantenimiento. Los índices de contaminación de las zanjas y arroyos son muy altos; y estamos notando cambios hasta en la flora que crece en el lugar”.
La mayoría de los damnificados mantiene la esperanza de que se resuelva el problema; aunque son concientes que eso podría demorar varios años. En cambio muchos otros, son escépticos y no creen en que se produzca el cambio.
“Vivo con materia fecal en mi casa, el agua de las napas tarda en bajar y la mayoría de las veces opto por utilizar lo menos posible el baño. Estoy cansada de vivir de ésta manera, pero tampoco tengo los medios para mudarme. La verdad es que muchas veces nos prometieron una solución, pero no creo que se haga nada”, concluyó Valbuena, desesperanzada, como tantos otros.
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