La sequía y las altas temperaturas no sólo están complicando el panorama rural dejando los campos amarillos. En la ciudad está repercutiendo en el suministro y el consumo del agua potable, algo que tiene preocupado a las autoridades de la cooperativa, entidad que tiene concesionado el servicio. Según datos proporcionados desde Corpico, el sábado se midió un consumo de 14.500.000 de litros de agua potable, una cifra que se asemeja al caudal que se consume en los días de verano.
El gerente de Agua Potable y Saneamiento Urbano, Juan Carlos Mecca, insistió en solicitar a la población que cuide el agua y se eviten derroches para no poner al límite el sistema de provisión. La exhortación está avalada por datos precisos que maneja la entidad: el consumo de agua entre el viernes y el sábado creció en pocas horas en más de un millón de litros. Se deduce que esa cantidad fue destinada a riego o lavado y no fue usada para tomar.
"Si cada vecino tuviera conciencia de lo que cuesta traer un litro de agua potable a la ciudad creo que la situación sería distinta", dice Mecca mientras explica el complejo sistema de bombeo, que se realiza desde el acuífero Dorila para proveer de agua saludable a General Pico.
Pozos y perforaciones.
Otro de los puntos que intranquiliza es la cantidad de arsénico, control que realiza la cooperativa en sus laboratorios de manera mensual para monitorear en qué niveles permanece.
De acuerdo con los datos proporcionados, la cooperativa tiene 80 pozos para la extracción de agua. Hay perforaciones que tienen más contenido de arsénico y otros en que la calidad de agua es mejor. Para realizar un monitoreo de manera constante todas las extracciones fueron dotadas de telemetría para medir el funcionamiento. Desde la sala de situación, el personal del área supervisa en un tablero el comportamiento de las perforaciones, mientras pantallas digitales indican el caudal de ingreso y de consumo, la altura del agua en tanque y en la cisterna. Pero la toma de agua potable se complementa con unas tres mil perforaciones caseras, que llenan los tanques en viviendas y cuatro pozos desvinculados que abastecen a los barrios Don Bosco, Rucci, Islas Malvinas y Ranqueles.
"Con el arsénico estamos dentro de los límites permitidos para el consumo humano y, en la medida que el volumen de agua que consume, la ciudad lo permite, se apagan los pozos de agua con altos valores para que la mezcla final sea de mejor calidad", explicó Mecca.
Agregó que el agua que se toma en General Pico tiene arsénico "valencia cinco", que se considera cien veces menos nocivo que el de valor tres, que se halla en otras zonas de la Argentina.
Para 2011 se espera la habilitación del acueducto que proveerá de agua más saludable a la ciudad, en un volumen diario estimado en diez millones de litros. Si bien la cantidad no alcanzará para el consumo total de la población representará un gran alivio para el acuífero que provee de agua a esta ciudad.
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