Todo comenzó el martes cuando circularon rumores de una dimisión del titular de Sameep, Gustavo Martínez. Tres especulaciones dieron rienda suelta a libres interpretaciones: algunos la atribuyeron a la falta de fondos para pagar sueldos al personal y por no contar con el respaldo suficiente a su gestión. Otra versión daba cuenta de que su renuncia sería para ocupar el Ministerio de Infraestructura y una tercera por fuertes diferencias con el ministro de Economía, Eduardo Aguilar.
Varios medios locales difundieron la noticia abonada por los mismos jornalizados que al reclamo por haberes atrasados sumaron la preocupación por el alejamiento del funcionario.
El interés por confirmar la permanencia de Martínez acaparó las preguntas de los periodistas en la primera actividad de la agenda de Jorge Capitanich, cuando inauguró una sala informática en un colegio secundario de Villa Elba.
El mandatario admitió sin tapujos que se vio sorprendido por la noticia y a pesar de que aún no le había llegado la renuncia en cuestión consideró que el funcionario debía seguir al frente de la empresa estatal.
Luego, ante la insistencia de la prensa respondió taxativo: “No voy a ratificar a alguien que para mí jamás dejó su cargo”.
Mientras tanto, el microcentro estuvo signado -una vez más- por una protesta que terminó a las puertas de Casa de Gobierno, cerca del mediodía.
Los manifestantes se movilizaron hasta allí con maquinaria pesada, en una fuerte señal de unidad y respaldo a Martínez, donde tampoco faltó cartelería proselitista.
Poco después llegaron a un entendimiento con el gobierno, cuando Capitanich los recibió en Casa de Gobierno acompañado por el ministro de Gobierno, Juan Manuel Pedrini y se comprometió a delinear con ellos un cronograma que garantice el pago en los próximos días.
El gobernador se comprometió a estar el viernes en la empresa para comenzar a trabajar con el personal, representantes del Directorio y de las áreas técnicas para establecer precisiones sobre los temas tratados ayer. |
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