El Director de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación dialogó en forma exclusiva con PROGRAMA INFOAMBIENTE. Los programas que implementan en la dirección, los ejes de la COP 9 y las principales causas y consecuencias de la desertificación en el país fueron algunos de puntos centrales a los que hizo referencia el Ing. Agr. Octavio Pérez Pardo.
-¿Cuáles son sus funciones en el área de lucha contra la Desertificación?
-La Dirección de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación depende de la Dirección Nacional de Ordenamiento Ambiental, y participa en todo el desarrollo de programación, coordinación y ejecución de políticas en materia de lucha contra la desertificación y de conservación de suelos en el país. Trabajamos con organismos de la ciencia, la tecnología, con las provincias, fundamentalmente en un régimen federal de gobierno, en el cual la jurisdicción primaria de los recursos naturales es el suelo. Trabajamos con organizaciones de la sociedad civil en una red que se llama RIO que son organizaciones que trabajan en desertificación. Hay pequeñas y grandes organizaciones como puede ser Fundapaz, Patagonia Natural, Ecoandina, Los Algarrobos; y también con elementos del sector de la producción, desde campesinos a medianos y grandes productores. Hay que recalcar que estamos trabajando con un recurso que también tiene título de propiedad, a diferencia de otros recursos como el aire o el agua.
-¿Con qué estrategias cuenta el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAN)?
-Es un programa construido por los distintos actores. El programa se inició con talleres en distintos lugares del país, se hicieron talleres en todas las provincias argentinas para ordenar el diagnóstico local, los actores relevantes en la materia, la problemática principal, las instituciones que trabajan en el área y las posibles soluciones a los problemas. Ese programa se construyó desde que se puso en marcha la Convención de las Naciones Unidas, hasta el año 2002, 2003. Después hubo una etapa de consolidación de los resultados, en donde se institucionalizó el programa a través de resoluciones y decretos, se estableció la Comisión Asesora del Programa, que la integran organismos nacionales como el INTA, la Secretaría de Agricultura, la Secretaría de Energía, el Ministerio de Desarrollo Social, el CONICET, interviene la representación del COFEMA, al red de ONGs, e intervienen también movimientos campesino indígena y organizaciones de productores, nucleadas en este caso en la Federación Agraria y Confederaciones Rurales Argentinas. Se van tocando varios temas, como avance de la frontera agropecuaria y la deuda que hay en materia de análisis de lucha contra la desertificación en el sector científico académico. Ahora estamos con la problemática del agua, y el tema de la sequía, que es uno de los problemas más graves que estamos viviendo hoy en la República Argentina.
-¿Cómo es la relación entre desertificación y cambio climático?
-Se retroalimentan. El cambio climático genera consecuencias, las consecuencias son o inundaciones que degradan el suelo por la erosión, o sequía en la cual rompe todo el esquema productivo, mortandad de animales, pérdida de pastizales, incendios, o tormentas de polvo. Eso genera un gran deterioro del suelo, y a su vez, la pérdida de materia orgánica por el mal uso del recurso termina siendo emisiones que retroalimentan el cambio climático.
-¿En qué otros programas se encuentran trabajando?
-Tenemos un eje que es la lucha contra la desertificación, pero que cruza 6 o 7 parámetros centrales. Uno es lucha contra la desertificación y su vinculación con el combate a la pobreza, en donde tenemos un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social, que además participa de la Comisión asistiendo o dotando de información para el financiamiento de planes cooperativos o de planes sociales de combate a la pobreza con una administración racional de los recursos naturales en el caso nuestro. Por otra parte tenemos un programa de Agricultura Sustentable con la Secretaría de Agricultura, el INTA, y algunas universidades, justamente avanzando en la idea de trabajar en forma racional, propiciando un manejo adecuado ya sea o de la carga animal, ya que uno de los problemas es el sobrepastoreo o el riego. Un riego eficiente, no sobredimensionado que genere salinización del suelo, como puede haber en Cuyo, en el Alto Valle de Río Negro o en Santiago del Estero, Catamarca. Además con el tema agrícola, propiciar las rotaciones. Los monocultivos sean cualquier cultivo, no sólo la soja, que no se rote, genera impacto negativo en la conservación del suelo. Es necesario avanzar en la rotación para evitar un deterioro mayor.
Por otra parte, mantenemos una vinculación directa con el sector científico académico. Hay un proyecto que tenemos en ejecución con las universidades y el INTA, en todo el país, que se llama el proyecto LADA, que es evaluación de la Degradación de las Tierras en Zonas Áridas, y ya tenemos el primer mapa de la degradación de suelos en el país, en donde está por un lado el estado actual, por otro lo que pasó en los últimos diez años y por último las posibles soluciones.
Otros programas que tenemos son programas de vinculación con la cooperación externa. Tenemos un GEF en la Patagonia que vincula la Ley Ovina que administra Agricultura en las provincias, con capacitación a productores, gobiernos, instituciones públicas o privadas sobre evaluación de pastizales, como está la tecnología para poder determinar o evitar el deterioro de los pastizales. Tenemos un GEF que está a punto de ser aprobado este mes para el Chaco, que vincula desertificación y reducción de emisiones por deforestación evitada.
-¿Cuáles son los ejes de la Conferencia "Comprendiendo la Desertificación y las Tendencias en la Degradación de Tierras" que comienza este mes en Buenos Aires?
-Es una reunión de gobiernos. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación fue ratificada por los congresos de 193 países en el mundo. En el año 1994 se acordó el texto de la Convención, y para que entre en vigencia 50 países tenían que ratificarlo por sus congresos. Entró en vigencia oficialmente en el año 1997, cuando 50 países del mundo la ratificaron, la Argentina fue uno de ellos. Hoy tiene 193 ratificaciones, o sea casi la totalidad del mundo inclusive Estados Unidos, aunque todavía no lo ha hecho en cambio climático y biodiversidad, pero en desertificación si.
Esta Conferencia de las Partes que se avecina es la reunión de los 193 países. Nosotros vamos a tener acá en Buenos Aires representantes de los gobiernos del mundo, en donde se debatirá una serie de temas vinculados a la movilización de recursos, a mejorar la capacidad científica de las decisiones. Así como cambio climático tiene un IPCC, que es un panel intergubernamental que hace recomendaciones y señala lo bien o lo mal que vamos, en desertificación hace falta darle cuerpo a ese tema científico. Después son temas de presupuesto, de cooperación regional e interregional.
En esta Conferencia participan todas la organizaciones de la Naciones Unidas, desde PNUMA, FAO, el BID, el GEF, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, etc; y también participan ONGs. Vendrán unas 200 organizaciones de todo el mundo. Y tienen distintos espacios. No es un congreso, sino que es un lugar donde se adoptan decisiones vinculantes oficiales de los países.
-¿Qué otros temas se tratarán en la Conferencia?
-Otro tema de discusión va a ser la vinculación con el cambio climático. Hay posiciones, respetables todas, pero no necesariamente coincidentes con la posición argentina o la de países en desarrollo, en los cuáles para desertificación la prioridad es vincularse con la Convención de Cambio Climático a través de programas de adaptación. En virtud de lo dicho anteriormente, si las consecuencias del cambio en países como la Argentina lo golpean económicamente por sequías, inundaciones, así como en zonas del Caribe o Asia, África o con el tema del aumento del nivel del mar, perdiendo territorio, eso es un deterioro al tema del suelo, para lo cual la prioridad sería vincularnos con las estrategias de adaptación al cambio climático. Los que no están de acuerdo con esto son muchos países desarrollados que dicen que la vinculación prioritaria tiene que ser el secuestro de carbono en suelo. Nosotros no nos oponemos, pero el gran deterioro que tuvo hoy la economía argentina en valores constantes, fue por el aumento de la intensidad y la frecuencia de las sequías. Si de lucha contra la desertificación hablamos, el eje central está en la vinculación con la adaptación al cambio climático y en segundo lugar, todo el aporte que se pueda hacer al secuestro de carbono en suelo. La posición de países desarrollados es exactamente al revés a esto. Son negociaciones que se van a dar aquí y también en Copenhague.
-¿Se obtuvo algún resultado trascendental en la COP 8 de Madrid en 2007?
-Ahí los países acordamos un plan decenal, del 2008 al 2018 con 4 ejes objetivos estratégicos centrales. El primero fue mejorar la calidad de vida de las poblaciones afectadas por la desertificación. El segundo fue mejorar la productividad de los ecosistemas afectados. El tercero generar beneficios globales, o sea esta vinculación entre desertificación y biodiversidad o desertificación y cambio climático. Y el cuarto fue la movilización de recursos técnicos y financieros para implementar esto. Sin lugar a dudas el grado de avance esperado no es el que tenemos, entonces en esta COP 9 se va a revisar todo lo vinculado a la movilización de recursos financieros. Hay un órgano subsidiario creado por la Conferencia que es el Mecanismo Mundial, que es un instituto que moviliza recursos, el GEF también es un fondo que habilita recursos. Se hizo una auditoria para revisar si es la mejor manera de movilizar recursos como se está haciendo ahora.
-¿Cuáles son las regiones de la Argentina más vulnerables a la desertificación?
-La Argentina es el octavo país en superficie en el mundo, esto quiere decir que de los 198 países, hay 7 países más grandes que el nuestro, por lo tanto debemos asumir que estamos hablando de un país inmensamente grande comparado con la mayoría de los países en el mundo. Si además vemos las zonas áridas, la Argentina tiene el 75 % de su territorio en zonas áridas, semiáridas o secas. No es generalmente la visión que los argentinos tenemos de argentina. La Pampa húmeda es riquísima y pero es finita y representa solamente el 25 % del país, porque el otro 75 % es árido, semiárido. Estas dos condiciones hace que nuestro país sea en el mundo uno de los seis países con mayores superficies áridas, una visión menos común que la Argentina tiene de su propio país. Si a eso se le suma la población, el 30 % de la población vive en las zonas áridas, y el otro 70 % vive en las zonas húmedas porque un 20 % se fue de las zonas áridas a las zonas húmedas, eso sale a luz en los censos de población. Fueron expulsados por varios motivos, económicos, políticos, productivos, o por pérdida y deterioro del recurso. Y si además se suma cuanto producen las zonas, el 50 % de la riqueza se produce en las zonas áridas, porque ahí hay petróleo, minería, bosques, animales. El primer análisis es intentar de que la dirigencia política, económica y social, en su gran dimensión vea el país en el que realmente vivimos. Las políticas en materia de conservación, deben ser más parecidas a Australia, y no a Francia, que es un país totalmente distinto a nosotros porque no tiene zonas secas.
-¿Cuáles son las principales causas de la desertificación?
-Las causas son muy diversas. En la Patagonia sobrepastoreo ovino, los cruces de intereses entre las políticas petroleras y la conservación del suelo por ejemplo. Lo mismo que pasa con la minería. Otra de las causas es en las zonas de riego como Alto Valle de Río Negro, Cuyo, Santiago del Estero, Mendoza, La Rioja, Catamarca, es el mal uso del agua, que produce salinización del suelo. Por otra parte la falta de tecnología adecuada para un manejo sostenible en agricultura, los monocultivos, los desmontes no planificados. También tenemos problemas en la puna porque hay una baja cantidad de recursos arbustivos. En la puna un árbol para que crezca un metro puede tardar 100 años. Allí hay que sustituir la energía producto de la leña por la energía solar, que es lo más adecuado para la zona. Después hay problemas de falta de capacidades en el manejo del suelo con respecto a prácticas intensivas.
Son muy variadas las causas de la desertificación. El sobrepastoreo, la falta de rotación y los desmontes se podría decir que son las 3 causas principales, y el cambio climático lo agrava, inclusive en áreas donde hoy está lloviendo más, y por lo tanto entra ahora como área agrícola, pero después eso va a volver a su normalidad y va a quedar un deterioro absoluto. Hay que cruzar en mapa de deterioro del suelo con el mapa de escenarios futuros de cambio climático, para saber en dónde van a estar los mayores problemas.
-¿Cuáles son las consecuencias de la desertificación en la población?
-Hay un porcentaje de migración, pero no es la totalidad. Eso se ve en la Argentina la concentración de personas en las zonas urbanas que migraron desde las zonas rurales. No sólo el Gran Buenos Aires, sino también el Gran Rosario, el conurbano de la Ciudad de Córdoba, o Santiago del Estero. Estuvimos hace un tiempo en Puerto Madryn, y el crecimiento de la población alrededor de esta ciudad se dio porque vienen de la meseta central patagónica. Allí se perdió la capacidad productiva el suelo, y faltaba infraestructura básica para el desarrollo, porque la necesidad de infraestructura es básica para mantener la población en el lugar donde nació. Y además el impacto económico, no sólo el social. Esto es muy común verlo, hay departamentos en determinadas provincias que de censo a censo sale a la luz que disminuye la población. Esta es una consecuencia que se está viendo en el mundo. El conflicto con la frontera entre México y Estados Unidos es parte de eso, no la totalidad, pero sí una gran parte. Y el conflicto que hay en Europa con los refugiados que llegan en bote, en donde principalmente es consecuencia de la pérdida de productividad ya que pierden la subsistencia mínima. El deterioro en Haití por ejemplo es absoluto, y muchos de ellos migraron a República Dominicana.
-¿Qué significa el concepto de “seguridad del suelo”, implementado por las Naciones Unidas como lema en el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía este año?
-Eso fue una idea que en Naciones Unidas plantearon. Los alimentos necesitan además de agua y semilla, suelo. Los árboles también. Montar una ciudad necesita un ordenamiento. Generar los alimentos ya sean vegetales o animales, si hay un recurso que se necesita es el suelo. Por otro lado el incremento de la población global aumenta de una forma más de lo ambientalmente sostenible, por lo tanto si hay algo que se va a demandar más en el futuro es alimentos. La capacidad de materia orgánica de un suelo es finita. Uno puede adicionar algunos fertilizantes, pero hay un límite. Y el recurso es muy fácil destruirlo y es bastante complejo revertirlo. Es un recurso que además impactado con el aumento de la temperatura por el cambio climático, el aumento de la población, la seguridad de que haya alimentos para todos, determina de que tiene que haber una visión estratégica del suelo. Hay que saberlo producir y conservar, y para eso hay que generar un tema se seguridad en ello. Los últimos conflictos armados que se dieron en el mundo, puntualmente en África, están muy asociados al tema alimentación, no están asociados a temas ideológicos.
-¿En la Dirección implementan algún proyecto de educación ambiental?
-No. Nosotros tenemos un área que coordina aquí en la Secretaría de Ambiente todos los temas de educación ambiental. En el marco del programa, nosotros tenemos un capítulo de educación con pósters que entregamos a escuelas primarias, secundarias, universidades y público en general. Son distintos niveles de capacitación. En el público en general nosotros editamos un diario digital que difundimos de forma gratuita. Con respecto a las escuelas, con el Ministerio de Educación hemos entregado a más de 35000 establecimientos en el país documentación sobre desertificación, pósters con cartillas instructivas para el docente vaya interpretando el póster con los alumnos. Damos clases en la universidad en forma periódica para algún postgrado.
Este tema ambiental ha sido parte de una falsa creencia que sostenía que era un tema para expertos. Y eso le hizo bastante daño a la temática porque por supuesto que se necesita de los expertos, pero los temas ambientales arrancan en cualquier lugar, desde la casa de uno, hasta la escuela y el trabajo. Los temas ambientales los tienen que saber todos, desde el ama de casa hasta la persona más instruida.
Reflexión final
La lucha contra la desertificación y la conservación del suelo es un tema absolutamente estratégico en el país. Somos un país como lo describí anteriormente, pero que además sus ingresos vienen del sector agropecuario, e inclusive de los recursos no renovables impactan en el suelo, por lo tanto hay que seguir trabajando para lograr una política de Estado de conservación de suelos, porque tienen plazos muy lentos, poco atractivo a veces para la dirigencia política electoral, que cada cuatro años se vota. Es necesario tener una política, es un país que depende en su gran mayoría de ese recurso y lo tiene que cuidar.
Para luchar contra la desertificación se puede utilizar este esquema desde Desarrollo Social o desde la escuela, desde la Secretaría de Energía o desde el CONICET. No es una cuestión sólo para la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, sino para las cámaras empresariales, las federaciones de productores o los movimientos campesinos. El cuidado del suelo y la responsabilidad está en manos de muchos.
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