Luego de días de intenso calor, el nordeste de Misiones anocheció con granizo. Le siguió un viento lo suficientemente fuerte como para levantar animales del suelo, derribar casas de madera y arrasar árboles. Una niña vio cómo el viento levantó en andas a su hermanita de 4 años y la llevó. Finalmente, en la madrugada llovía sobre lo que había dejado atrás el tornado: 9 muertos (siete de ellos eran niños), 73 heridos (siete en estado crítico al cierre de esta edición; uno de ellos, un chico de 13 años, en coma profundo), 500 evacuados, una niña desaparecida; casas, al menos una escuela y dos centros de atención sanitaria destruidos.
El fenómeno meteorológico tuvo consecuencias trágicas porque hizo epicentro en el paraje Santa Rosa y afectó también a Tobuna, distante cinco kilómetros. Las poblaciones, pertenecientes al municipio de San Pedro, estaban constituidas por viviendas precarias (de madera en su mayoría, lo cual explica que 70 hayan resultado destruidas) y se dedicaban al cultivo de tabaco en pequeña escala. Todo sucedió “de la manera más trágica e inesperada”, declaró el gobernador Maurice Closs, quien durante el día recorrió las zonas afectadas en compañía de su gabinete y contó, desde la tarde, con la presencia del ministro de Salud nacional, Juan Manzur, y de funcionarios de Desarrollo Social. Al anochecer, comparó la situación con la que generó el alud que, en febrero, asoló a la ciudad de Tartagal. Al cierre de esta edición, Gendarmería Nacional, que colaboró en tareas de asistencia logística y humanitaria, seguía en busca de personas desaparecidas.
Al anochecer de ayer, tres de los heridos, que debieron ser operados, se encontraban en estado crítico, dos de ellos, explicó Manzur, sufrieron “fractura encéfalo-craneal” y la restante presentaba “tórax inestable”, mientras que “el resto de los internados, con distintas lesiones, están en principio fuera de peligro, aunque seguirán en observación durante las próximas 48 o 72 horas”. Klaus Jahke, director del Samic de Eldorado, aclaró que uno de esos pacientes tenía “un cuerpo extraño clavado en el cerebro”. Los heridos eran atendidos en Eldorado, habida cuenta de que los dos centros de atención médica primaria de Santa Rosa y Tobuna “fueron devastados”, al igual que 100 viviendas de la zona, caracterizada por presentar “población rural dispersa”. Seis escuelas y una capilla sufrieron daños a causa del viento.
El temporal, que comenzó entre las 20 y las 21 del lunes, afectó también el paraje Pozo Azul, donde arrasó viviendas, arrancó árboles, desplazó animales y provocó heridas gravísimas que aún no han podido ser totalmente mensuradas. Durante la tarde de ayer, el comisario Waldemar Flores, director de Seguridad de la Policía, señaló que se había hallado la pierna de una persona menor de edad, pero que se ignoraba la identidad de la víctima, algo que recién se supo en la noche, cuando se confirmó que pertenecía a una niña de 8 años que falleció en el hospital de San Pedro.
“Hubo personas que volaron varios metros y vacas desplazadas unos 200 metros” a causa del viento, que llegó a alcanzar los 120 kilómetros por hora, refirió el ministro de Desarrollo Social provincial, Joaquín Losada, que le narraron los testigos del temporal. “Son familias muy humildes que lo han perdido todo y eso nos genera mucho dolor”, agregó, e hizo hincapié en que toda ayuda que se pueda hacer llegar “es muy necesaria” (ver aparte).
Aun cuando el municipio de San Pedro y la provincia habían implementado operativos de emergencia en la mañana, la asistencia demoró en llegar porque los árboles caídos, el lodo y las lluvias dificultaban el acceso a la zona, que dista 240 kilómetros de la capital provincial y no cuenta, además, con acceso asfaltado porque la ruta desemboca, kilómetros antes de los parajes, en caminos consolidados destruidos por el tornado. El intendente de San Pedro, Orlando Wolfart, contó que el temporal “ha hecho desaparecer bosques, casas”, incluso varias que eran nuevas. “Ha desaparecido todo”, dijo, y agregó que en la noche del lunes, cuando se inició la asistencia, vio que muchos damnificados, heridos, “estaban en el barro, bajo la lluvia, sin ninguna protección”.
En la madrugada del martes, el Servicio Meteorológico Nacional seguía advirtiendo acerca de un posible alerta por lluvias y tormentas, que amenazaba además de a las zonas ya afectadas de Misiones, el noreste de Corrientes y el este de Formosa. Sobre esos territorios continuaban generándose áreas de lluvias y tormentas de variada intensidad, ráfagas y posible caída de granizo, pero hacia la noche, luego de una tarde lluviosa, la posibilidad de temporal menguó hasta que el alerta cesó.
Las ráfagas habían provocado, además, la caída de postes, con lo que se interrumpió el suministro de energía eléctrica y el servicio de teléfonos de línea o celulares. La empresa Emsa proyectó que recién dentro de dos días podría reponer el suministro de electricidad. Los estados provincial y nacional comenzaron a asistir a las víctimas, y hoy comenzarán a llegar a la provincia los medicamentos provistos por el Ministerio de Salud de la Nación. Para hoy, también, se espera la llegada de la presidenta Cristina Fernández, quien ayer se mantuvo en comunicación con Manzur durante su recorrida. El Estado misionero destinó a San Pedro cinco camiones de Desarrollo Social cargados con alimentos, agua, colchones y abrigo.
El temporal también castigó el sur de Brasil, parte de Uruguay y Paraguay.
TESTIMONIOS DE LOS TESTIGOS DE LA TRAGEDIA
“Ya no hay casas en pie”
“Aunque se pusieran 50 cámaras de televisión, no alcanzaríamos a percibir la magnitud de semejante devastación. Literalmente, Santa Rosa desapareció.” Jorge Mendoza es el segundo hombre al mando en el cuartel de bomberos de San Pedro, una localidad misionera a ubicada a 240 kilómetros al noroeste de Posadas. También, junto con varios compañeros, fue uno de los primeros en comenzar las tareas de rescate en los dos parajes más afectados por el temporal del último lunes en el municipio sampedrino: Santa Rosa y Tobuna. “En la franja que arrasó la tormenta no hay casas que hayan quedado en pie. Las viviendas fueron arrancadas de sus cimientos, hay animales descuartizados por todos lados y árboles y cables eléctricos por doquier”, relató a Página/12 Mendoza.
Ayer y horas después de haber regresado de la “zona más afectada” por la tormenta, al bombero Mendoza todavía lo impactaba la escena de la tragedia. “En San Pedro llovió fuerte y se cortó la luz. Pero a sólo 45 kilómetros de acá, en el paraje de Santa Rosa, la situación fue muy distinta.” Porque, según el subjefe del cuartel sampedrino, “las construcciones del paraje son muy precarias. Como la mayoría de las casas eran de madera y techo de chapa, por el viento fueron arrancadas de las plataformas que las sostenían sobre el monte”.
Cables y postes de luz tirados, árboles arrancados de raíz y animales descuartizados ayer formaban parte de la geografía de Santa Rosa. “Hoy a la madrugada (por ayer), cuando llegamos con los otros bomberos, parecía como si la tormenta se hubiese hecho camino por el medio del monte”, contó a este medio Mendoza e, inmediatamente, lo ejemplificó. “Un aula satélite (donde estudian los chicos del paraje) desapareció por completo: sólo quedaron maderas en el lugar, el resto se voló.” A cinco kilómetros de Santa Rosa, en Tobuna, una salita de primeros auxilios sufrió la misma suerte.
Primero fue granizo seco. Luego, vientos huracanados. Por último, llegó la lluvia (y el barro) a Santa Rosa. “El padre de una de las familias con las que hablamos nos contó cómo de casualidad salvaron su vida”, dijo Mendoza. Según el bombero, “cuando empezó a granizar, se fueron para la casa de uno de los pocos habitantes que tiene una casa de material. Desde allí, la familia pudo ver cómo el viento se llevaba completamente su casa”.
“No se pueden creer los destrozos que había en ese lugar”, continuó con su relato el bombero. Ganado descuartizado: vacas muertas entre los escombros de las antiguas viviendas y cerdos sobre los caminos. “También había gallinas sobre los árboles y cosechas destrozadas. Hubo familias que seguramente perdieron su casa y a la vez su fuente de comida”, agregó Mendoza.
La ruta nacional 14 y un pequeño camino son los únicos accesos hacia Santa Rosa y Tobuna. “El material puesto para compactar la tierra todavía nos permite llevar ayuda al lugar. Por suerte, el desplazamiento de vehículos en la zona más afectada es posible”, concluyó.
Informe: Mariana Seghezzo.
LA OPINION DE UN METEOROLOGO
Tormentas y tornados
Por Eduardo Videla
“El Servicio Metereológico Nacional dio el lunes a la mañana tres alertas de que podrían ocurrir vientos fuertes, lluvias intensas y granizo en Entre Ríos, Corrientes y Misiones”, dijo a Página/12 el gerente de Servicios a la Comunidad de ese organismo, Luis Rosso. Ese alerta “incluía la posibilidad de que hubiera un tornado, pero por el instrumental con el que contamos es imposible determinar dónde iba a ocurrir, si es que se produce”, sostiene el especialista. Y agrega que “el SMN nunca advierte si existe la probabilidad de que pueda ocurrir un tornado, porque no hay una cultura en la sociedad acerca de qué se debe hacer en esos casos”.
Aunque todo indica que lo que provocó la tragedia en el paraje misionero de Santa Rosa fue ese fenómeno metereológico, para los expertos del SMN recién la semana próxima, cuando los peritos viajen al lugar, se podrá determinar si se trató de “una tormenta severa o de un tornado”.
¿Qué diferencia hay entre esos fenómenos? “La tormenta severa consiste en una corriente descendente, que corre plana sobre el terreno, a mayor o menor velocidad, mientras que el tornado tiene la forma de un cono giratorio, que tiene su base en la nube y su punta sobre la tierra. La diferencia entre ambos se determina por los daños producidos”, explica Rosso. El tornado arranca los árboles, la tormenta severa los voltea.
El Servicio Metereológico no pudo registrar la tormenta, ya que tiene estaciones en Posadas, Puerto Iguazú, Bernardo de Irigoyen y Oberá, todos puntos ubicados a más de cien kilómetros del epicentro.
¿Por qué se origina un fenómeno de este tipo? “En este caso, se produjo por el ingreso de un frente frío que vino desde el océano Pacífico y chocó contra un frente cálido en el sur de Brasil, lo que provocó la inestabilidad”, explicó Rosso.
Los meteorólogos detectaron el lunes una pista de que podía haber un tornado: “Una nube del tipo cumulus nimbus, de desarrollo vertical”. Pero admitió que no se hizo la advertencia, ya que no es costumbre del Servicio Metereológico: “De acuerdo con la estadística, por cada tres tormentas severas, se produce un tornado. Si cada vez que se detecta un alerta se dice que puede haber un tornado, y después no ocurre, se genera el efecto inverso al que se busca: el usuario deja de creer que puede ser posible”, estimó Rosso.
De haberse advertido, además, no se hubiera podido saber dónde ocurriría. “Para hacerlo, necesitamos una red de radares interconectados. Eso permitiría anticipar un fenómeno de este tipo unos 15 minutos antes de que se produzcan”, informó el meteorólogo. “Actualmente tenemos sólo tres radares: uno en Ezeiza y otros en Pergamino y Paraná, que son del INTA. Se está por agregar un cuarto, en Santa Rosa, La Pampa”, agregó.
El área donde ayer se registró el fenómeno es uno de los sitios del país donde suelen registrarse tornados. “En rigor, pueden ocurrir en todo el territorio del país, salvo en la región cordillerana, aunque donde más se producen es en la región pampeana, especialmente en el Este de Córdoba y en el norte de Buenos Aires.” |
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