Entre la impotencia y el caos, en medio de la noche y la lluvia, los habitantes del paraje Santa Rosa, ubicado unos 270 kilómetros al nordeste de Posadas, Misiones, vivieron la peor pesadilla de sus vidas. Al menos 10 personas murieron y 51 resultaron heridas tras el paso de un extraordinario temporal que, con vientos que podrían haber alcanzado los 200 kilómetros por hora, arrasó todo a su paso, sin clemencia.
Ocho de las diez víctimas mortales eran chicos que fueron arrastrados por la tremenda fuerza del viento. Ayer, la imagen era dantesca: una familia encontró a dos de sus hijos, de 6 y 8 años, despedazados; sólo pudo rescatar con vida al tercero, que había quedado colgado de un árbol. Hugo Kowalsky, cronista radial de la ciudad de Eldorado, fue uno de los primeros en llegar al lugar del desastre y comentó que las ráfagas arrancaron de los brazos de su madre a una beba de seis meses, que luego apareció entre los muertos. Un verdadero infierno en la Tierra.
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La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, viajará hoy a Misiones para "supervisar" la asistencia dispuesta por el Gobierno, anunció el ministro de Salud, Juan Manzur. "Tengo la instrucción de la Presidenta de poner todo lo que sea de parte del Estado para paliar la situación, que es crítica", dijo ayer Manzur en el aeroparque metropolitano antes de partir hacia la región más castigada.
Anoche, unas 300 personas de la zona del desastre, que comprende también a la localidad de San Pedro y sus alrededores, permanecían evacuadas en esa ciudad después de haber quedado sin techo, según datos suministrados por la intendencia de sanpedrina a LA NACION.
El tornado o la tormenta severa -los especialistas todavía no pudieron determinar de qué fenómeno se trató, provocó voladuras de techos y arrancó de cuajo viviendas enteras, desde los cimientos. En Santa Rosa, pocas casas quedaron en pie y, a todo esto, se le sumó la caída de los postes de alta tensión, con lo cual la zona quedó rápidamente sin luz.
Los daños materiales anoche aún no habían podido cuantificarse, dada la magnitud del desastre, pero, a simple vista, extensos campos forestados de eucaliptus desaparecieron. La región afectada, además de Santa Rosa y Tobuna, resulta bastante amplia y comprende también los parajes de Pozo Azul, Los Polvorines, Progreso y Macaca. El fenómeno metereológico, incluso, llegó al sur de Brasil, donde causó cuatro muertes, y a Paraguay y Uruguay, donde también hubo destrozos.
"Nunca vi algo así"
El gobernador de Misiones, Maurice Closs, viajó al lugar con su equipo de gobierno y comparó el desastre con el alud de Tartagal en febrero pasado. El jefe del gobierno misionero, Jorge Franco, dijo que "se trata de un verdadero desastre" y, el secretario de Hacienda de San Pedro, Ernesto Dornelles, expresó: "Nunca en mi vida vi una cosa así".
La Casa de Misiones en Buenos Aires pidió la donación de colchones, frazadas, mantas, ropa, alimentos no perecederos y bidones de agua potable, entre otras cosas. La ayuda puede acercarse a la Casa de Misiones en Buenos Aires, avenida Santa Fe 989, todos los días de 8 a 22.
El viento feroz comenzó a golpear a eso de las 21 de anteanoche. Al principio empezó de forma moderada, como una tormenta más en una región subtropical. Sin embargo, según el relato de los testigos, en poco menos de diez minutos el fenómeno terminó transformándose en algo terrible. El viento llegó a soplar con una fuerza implacable sobre las viviendas que, en esa zona, son de tipo rural y bastante humildes.
En Santa Rosa y alrededores, la mayoría de los 3000 habitantes vive del cultivo de la yerba, el té y la forestación. Animales domésticos, vacas y cerdos fueron encontrados colgados de las ramas de los árboles y despedazados.
La mayoría de los heridos atendidos presenta cortes en la cabeza y en los brazos por la voladura de chapas o por la embestida contra los árboles. Algunos de ellos permanecían anoche en estado crítico, como el caso de César Chagas, de 13 años, internado en el hospital Samic de Eldorado, con un coma profundo, traumatismo de cráneo encefálico y con asistencia respiratoria mecánica. Dieciocho de los 51 internados presentaban un cuadro delicado, según la información oficial.
El segundo jefe de Bomberos de San Pedro, Jorge Mendoza, contó a los medios locales que, cuando llegó a la zona, no podía creer lo que veía. "Encontramos personas y animales entre las ramas de los pocos árboles que habían quedado en pie", dijo el bombero totalmente absorto.
La intensidad de las ráfagas de viento en Santa Rosa no tiene precedente. La Escuela 342, la única de la zona, quedó devastada. Los socorristas hallaron el freezer del establecimiento educativo a unos 200 metros del lugar.
Nadie por aquí puede creer lo que pasó en sólo 10 minutos. Diez minutos trágicos, inimaginables y que sorprendió a la mayoría descansando en sus hogares. "Por acá pasó el diablo", graficó un vecino.
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