Los bebés fueron arrancados de sus madres, los caballos quedaron enterrados por la mitad y las vacas terminaron en las copas de los árboles. El tornado que en la noche del lunes azotó por casi una hora el municipio de San Pedro, en el nordeste de Misiones, sorprendió por su ferocidad a los humildes pobladores en las colonias agrícolas de Santa Rosa, Piñalito y Polvorín. Las ráfagas de 120 kilómetros por hora causaron nueve muertos –siete de los cuales tenían menos de 7 años–, una nena desaparecida, al menos 45 heridos (tres graves) y un centenar de familias evacuadas, además de incalculables pérdidas en viviendas, bosques e infraestructura de los productores.
Hasta el lunes Santa Rosa era una sierra verde y uniforme, pero hoy tiene una marca inequívoca: el violento corte transversal que dejaron los árboles recuerda la magnitud del episodio. La tragedia alcanzó a las 100 familias que viven en la zona. La única casa que quedó en pie es la de Jorge Bortolini, agricultor de trigo y tabaco. “Cuando empezó la tempestad, oí gritos y tuve una sensación de fuego, o como si estuviera cayendo un avión. La gente venía ensangrentada”, relató a Crítica de la Argentina este hijo de brasileños. En el monte pelado la Escuela Nº 342 se ve devastada, con los tanques de agua arrancados. El profesor Omar Vieira lamentó que murieran alumos de segundo, tercer y cuarto grado.
“La tormenta mató todo. Arrasó con lo que había y no dejó ni un animal vivo”, dijo al sitio web de La Nación José Domínico, el único vecino de Tobuna (otra de las localidades afectadas) que conserva teléfono en la zona. “Durante veinte minutos –describió– cayeron gotas de granizo que parecían grandes huevos de gallina”. El periodista de Eldorado Hugo Kowalsky agregó que “una señora tenía a una beba de seis meses a la que le daba el pecho y que fue arrancada del brazo de la madre, voló por el aire, y es una de las víctimas”.
La humilde FM Aries debía festejar ayer su sexto aniversario, pero la “bola de fuego” que arrasó con todo obligó a su director, Carlos Gomeñuka, a pedir ayuda dentro de su provincia y fuera de ella. Desde San Pedro (a 45 kilómetros de la zona del desastre) contó que en Santa Rosa “sólo quedó tierra arrasada. La gente no encuentra sus vacas, hay árboles partidos al medio. Algunos se metieron debajo de sus pisos de madera, pero las casas de material tambén fueron destruidas”.
Médicos, policías y obreros municipales amanecieron trabajando en la sala de primeros auxilios de Tobuna. En un centro de asistencia en San Pedro, los voluntarios que subieron damnificados a sus camionetas contaron a este diario que “el monte estaba arrasado: casas devastados, chapas y maderas por todos lados. Todos los pobladores estaban shockeados, nunca habían visto algo así. Algunos fueron arrastrados, otros aplastados por las maderas que volaban”. También en las localidades de Wanda y Puerto Libertad hubo varias casas dañadas por los vientos huracanados, la lluvia y el granizo. El fenómeno, incluso, cruzó la frontera. El cuerpo de bomberos del estado brasileño de Santa Catarina confirmó la muerte de cuatro personas luego de dos temporales registrados en la madrugada de ayer. Hay al menos 50 personas heridas y más de 124 mil consumidores estaban sin luz en Rio Grande do Sul.
LA ASISTENCIA Y EL OPERATIVO. Klaus Jahke, director del hospital Samic de Eldorado, dijo que allí estaban siendo asistidas diecisiete personas, de las cuales “tres están graves”. La mayoría de los heridos tiene cortes en la cabeza y en los brazos por la voladura de chapas y caída de árboles. Los pacientes con cuadros menos preocupantes fueron asistidos en los hospitales de San Pedro, Bernardo de Irigoyen y San Vicente. El acceso a la zona más comprometida es dificultoso –los caminos quedaron bloqueados por árboles y cubiertos de lodo– y no hay señal telefónica. La caída de postes de alta tensión también dejó la zona sin luz eléctrica, que podría volver recién mañana.
La presidenta Cristina Fernández visitará hoy Misiones para supervisar la asistencia a las víctimas. Ayer ordenó un operativo que abarca los ámbitos municipal, provincial y nacional. Por la tarde llegaron a la zona de mayores daños el gobernador Maurice Closs –quien calificó lo ocurrido de “catástrofe”– y el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur. “Nos hemos comunicado con todos los ministros de la región y pusimos en alerta a los hospitales”, aseguró el titular de la cartera sanitaria, quien viajó acompañado de especialistas de las áreas de Desarrollo Social y Obras Públicas. “Nuestra voluntad –aseguró– es aportar todo lo que esté a nuestro alcance. Es una situación catastrófica causada por un evento natural impredecible”.
El intendente de San Pedro, Orlando Wolfart, agregó que muchos de los heridos “estaban en al barro, bajo la lluvia, sin ninguna protección”, ya que sus hogares habían sido arrasados. Los testigos aseguraron que casas enteras fueron desplazadas de sus cimientos hasta 20 metros. El Banco Provincial de Sangre pidió donaciones, mientras en iglesias, escuelas y dependencias de gobierno también se reciben ropa, colchones, frazadas, víveres, chapas y juguetes para los chicos.
¿TORNADO O TORMENTA? Pese a la magnitud de lo ocurrido, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) aún evalúa si fue efectivamente un tornado o se trató de una fuerte tormenta. “Sabremos si estamos ante el fenómeno cuando nuestros científicos midan la trayectoria y los daños que causó”, dijo a Télam el difusor de turno, Jorge Leguizamón. Agregó que “no hay un registro claro de la forma de embudo que caracteriza al fenómeno”, que “se produce a raíz de la rotación de aire de gran intensidad y de poca extensión horizontal que se prolonga desde la base de una nube madre, conocida como cumulus nimbus hasta llegar al suelo”. En este sentido, “la disminución brusca de la presión que produce el pasaje de un tornado representa una enorme fuerza que muy pocos edificios pueden soportar”. En dos alertas emitidas el lunes, el SMN había pronosticado tormentas fuertes y ráfagas, pero no un tornado.
Lo comparan con el alud de Tartagal
El gobernador de Misiones, Maurice Closs, comparó las consecuencias del tornado de ayer con el alud que en febrero último sorprendió a la provincia de Salta y arrasó con todo lo que se cruzó a su paso. “Esto me recuerda a la última tragedia que vivimos los argentinos en Tartagal”, dijo el funcionario sobre la brutal tormenta de lodo que causó la muerte de dos mujeres y la destrucción total de cientos de viviendas en esa ciudad salteña.
“Misiones, la hermosa, está triste por causa de un evento insólito, algo increíble que causó destrozos y se llevó vidas, la mayoría niños”, analizó Closs desde la localidad de San Pedro, a unos 40 kilómetros de los parajes Santa Rosa y Tobuna, los más azotados por el tornado.
El mandatario provincial anunció el envío de “agua, un grupo electrógeno y leche para los chicos” que se encuentran en la zona afectada. La Casa de Misiones porteña –Santa Fe 989– recibe ayuda para los damnificados. “Un alfiler será bien recibido”, concluyó Closs.
Causado por la corriente del Niño
El meteorólogo Fabio Cabello dijo que el temporal del nordeste de Misiones puede repetirse y atribuyó al fenómeno climático a la conocida corriente del Niño, que causó el choque de masas de aire frío y caliente con baja presión y alta humedad. “Es altamente posible que se repita en cualquiera otra área de la provincia”, sostuvo el especialista y manifestó que el suceso es comparable con el tornado de Santo Tomé, que en diciembre de 2003 provocó la muerte de cinco personas y daños en la región.“Quizás éste sea el primero de una serie de eventos provocados por las corriente del Niño”, acotó.
Cabello destacó que durante el temporal de ayer se combinaron condiciones meteorológicas muy inestables. “Presión muy baja, una masa de aire cálido y húmedo y un frente frío, todos los ingredientes que hacían falta para que el fenómeno lamentablemente sucediera. Pero lo más delicado es que puede repetirse y ser peor. Este tipo de tormentas puede llegar a traer vientos de hasta 500 km por hora”.
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