Es tarde de sábado y en Azcapotzalco miles de personas se mueven en busca del agua que ha dejado de salir por los grifos de sus viviendas. En esta delegación de la ciudad de México el apremio que produce la escasez alcanzó su máximo este verano, cuando las autoridades tomaron la decisión de reducir el suministro por el abatimiento de la cuenca hidrográfica del Sistema Cutzamala, el principal abastecedor de la zona.
El volumen de agua concesionada a entidades federativas para usos consuntivos ubica al Distrito Federal en la posición 23, con mil 123 millones de metros cúbicos, ocho veces menos que Sinaloa, que de acuerdo con Conagua es el principal beneficiado con la adjudicación del recurso. Pero a diferencia de ese estado, cuya vocación es agrícola, la capital mexicana requiere del agua para la supervivencia de sus habitantes.
Se seca la capital
Hace siete siglos la ciudad de México se edificó sobre un lago. Hoy, la capital del país se hunde en un terreno casi árido.
Los analistas prevén un colapso de la Zona Metropolitana del Valle de México ocasionado por las deficientes políticas de crecimiento y a obras mal planeadas que entubaron los ríos que atravesaban la cuenca y que ahora son sólo parte de la historia.
Para el subdirector general técnico de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), Felipe Arreguin Cortés, los bajos niveles que se registran en el Sistema Cutzamala y del Lerma —de donde proviene 25% del agua que se consume en el Distrito Federal— son sólo un pequeño problema comparado con la crisis que se vive en el subsuelo de esta región.
El acuífero del valle de México que surte 75% del agua a los capitalinos está a punto de expirar. De él se extraen mil 226 metros cúbicos anuales de agua y sólo se recargan 512 metros cúbicos en el mismo periodo. El déficit anual es de 713 mil 629 metros cúbicos, lo que representa 60% de lo que se saca.
Un ejemplo que demuestra el grado de sobreexplotación lo constituye el primer pozo que se inauguró en 1909 por Porfirio Díaz. En ese entonces se extraía agua a nueve metros de profundidad.
Ahora se obtiene el líquido a 450 metros de profundidad.
Ríos entubados
La cuenca del valle de México está integrada por 34 montañas de donde nacen 45 ríos que cruzan la ciudad.
Sin embargo, el urbanista Jorge Legorreta explicó que la ciudad está sin agua porque para evitar gastar en drenaje, se entubaron los ríos. En Bosques de las Lomas, por ejemplo, las calles llamadas Ahuehuetes Norte y Ahuehuetes Sur hay, en el subsuelo, ríos hechos drenaje.
El especialista en temas de la ciudad explica que en los últimos 100 años la ciudad se ha hundido 10 metros por la sobreexplotación de los mantos freáticos, pero también por las fracturas que presenta la infraestructura hidráulica.
“La tubería se está fracturando y están contaminando a los mantos freáticos. El problema es más grave que en el subsuelo, donde están ocurriendo esas fallas, también hay ductos de hidrocarburos y ese es un gran riesgo”.
Asegura, además, que se desaprovecha 70% del agua de lluvia que desciende del Desierto de los Leones, el Ajusco y Chichinautzin porque se va al drenaje, por lo que recomienda que ante la contingencia provocada por la actual escasez de agua en la Zona Metropolitana se debe racionar el agua de la que aún se dispone y aprovechar el agua pluvial.
El tesoro clandestino
Ramón Aguirre, director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, admite que 37% de la poca agua disponible se pierde debido a fugas que se registran en la infraestructura hidráulica y en el interior de los hogares, a las deficiencias en la medición del consumo, pero también a la existencia de tomas clandestinas. Explica que, por ese motivo, se lleva a cabo un operativo para detectar tomas clandestinas entre los 10 mil grandes consumidores de agua que hay en el Distrito Federal.
Asegura que, además de eliminar las tomas clandestinas, se busca aumentar el aprovechamiento de aguas residuales. En la actualidad, dice que 13% de las aguas residuales que se tratan se reusan para regar parques, jardines y camellones.
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