Agua salada, poco pasto y el equivalente a 0,7 sedientas vacas cada 10 hectáreas. Es el desolador panorama de unos 100 productores en 310.000 hectáreas del Departamento Adolfo Alsina, en Río Negro, que está a punto de cambiar.
Los ganaderos tendrán agua dulce y se estima que esto sólo, más un adecuado pastaje, mejorará los índices productivos del sector en un 25%, pasando del 60 al 75% de preñez.
Esto ya no es sólo una esperanza, porque a mediados de octubre comenzará la construcción de una acueducto ganadero de 217 kilómetros de extensión, que tomará agua del Río Negro. El área abarca, en el sentido de norte a sur, entre la ruta nacional 3 y la costa atlántica, y en sentido oeste-este, el sector comprendido entre La Lobería y 7 km más allá de Bahía Creek.
A un costo de 18 millones de pesos -dos menos de lo que estaba presupuestado el acueducto ganadero-, la obra está a cargo del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales, que depende de la SAGPyA. Los fondos son provistos por el BID y el Banco Mundial.
La Ing. Agr. Teresa Oyhamburu, una de las responsables del proyecto, recordó que los 100 productores beneficiados por el agua, podrán dejar atrás la dependencia de la mono-producción lanera, en crisis, y desarrollar la ganadería. "Esto permitirá detener el proceso de desertificación provocado por la cría de ovinos, en razón del menor impacto que sobre las pasturas tiene el pastoreo de bovinos por los distintos hábitos alimenticios de ambas especies", explicó Oyhamburu.
El Ing. Civil Juan Sosa, señaló a Clarín Rural que "en el departamento de Adolfo Alsina, desde el canal derivador del IDEVI que se abastece en el Río Negro, saldrá un canal troncal de 50,3 km, con una estación de bombeo, que incluye la obra de toma y las instalaciones electromecánicas para extraer 4.500 metros cúbicos diarios". De ese canal troncal, partirán 4 ramales de uso ganadero, sumando otros 167 kilómetros más. Sosa agregó que, para suplir los meses de julio a septiembre, en que no hay riego aguas arriba, se construirá un reservorio invernal, con un vertedero de hormigón y una compuerta metálica. Así podrán tomar agua dulce en esa época los animales que se crían aguas abajo. "Aumenta considerablemente la producción porque hoy tienen agua salada y engordar un animal con agua dulce, reduce el tiempo a la mitad. Se aumenta la rentabilidad en esa unidad productiva", agregó.
Para Teresa Oyhamburu, "el agua llegará a las puertas del campo y se hará la distribución, además de un asesoramiento para un correcto uso de la superficie del suelo. La clave está en distribuir las bebidas y mejorar el manejo del pasto se supone. Al tener distribuidas las aguadas, habrá una utilización más pareja de toda la superficie, porque antes se utilizaba solamente donde tenían agua, generalmente una punta del campo, y se podrá utilizar un tipo diferente de pastoreo".
"Es posible obtener un ingreso del 25 % por sobre el actual, gracias a las mejoras de receptividad de la superficie ganadera al 10%, la mejora en la condición corporal de los vientres productivos de los rodeos, prevista en un 15%, la retención de la totalidad de las hembras producidas, y con tan sólo un 15% de mejora de los índices reproductivos", señaló Oyhamburu.
La Ing. Agr. y el ingeniero Sosa coincidieron en señalar que, "a los valores actuales de receptividad, las 310.000 hectáreas que componen la superficie del proyecto, están en condiciones de mantener un stock ganadero de 21.700 vientres productivos, lo cual significa 0,7 Equivalentes Vacas (EV) en una superficie de 10 hectáreas". El EV es una medida del tamaño metabólico del animal, que supone la nutrición necesaria para que un animal adulto mantenga su composición corporal y a su vez geste un ternero hasta el quinto mes.
Con sólo mejorar la preñez al 75% (la actual ronda el 60%), la producción de carne aumentará un 25 %. Sólo sobre el stock mencionado, de 21.700 vientres, el total de kilos producidos (sin contar las hembras) pasaría de 830.100 kilos a 1.037.550, con una diferencia de 622.35 pesos a favor de los productores, estimando el precio a $ 3. Como en toda obra de este tipo, con un plazo de ejecución de 24 meses, el PROSAP prevé una asistencia técnica, que incluirá temas como el pastaje, el buen uso de un excedente del agua para riego y otras mejoras tecnológicas.
Los 100 productores podrán abrir la canilla en la puerta de su casa y llenar su tanque de 1.000 litros, conectado a su red.
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