Cuando un objeto o un favor son muy importantes se los califica como “agua en el desierto”. El agua es un bien preciado en cualquier lugar del mundo, nadie sensato podría negarlo. Sin embargo, en Cutral Co muchos vecinos olvidan ese valor, hasta que abren la canilla y no sale nada.
Los directivos del EPAS llegaron a la ciudad para discutir el posible cobro del suministro y presentaron un diagnóstico que, en el actual escenario económico provincial, prácticamente se transformó en un ultimátum.
Se encontraron con que las autoridades municipales, si bien tienen ánimo de diálogo, tienen muchos años de practicar el arte de la negociación e intentarán sacar provecho de una decisión controvertida. Cobrar el agua tendrá su costo político y tal vez Rioseco acepte pagarlo, pero no sin recibir alguna retribución a cambio.
Posición
Pero, lejos de los pactos entre dirigentes, los vecinos tendrán que sentar posición sobre este tema. Es obvio que nadie quiere pagar nuevas tasas pero también es cierto que nadie quiere quedarse sin agua en el verano.
Desde aquella crisis hídrica que dejó cuatro días sin suministro a la ciudad, mucho se avanzó en el sistema de producción pero mucho queda por hacer. A favor hay que decir que la malla de distribución domiciliaria en Cutral Co es mucho mejor que la anterior, aunque todavía queden algunas falencias, sobre todo en el casco más viejo de la ciudad.
También hay que mencionar el recambio de 17 kilómetros de acueducto que permitió disminuir considerablemente las roturas. Es cierto que todavía falta el resto, pero se avanzó por lo menos en la mitad. Si se culmina el trabajo de recambio del sistema eléctrico en la planta de tratamiento, entonces la producción se hará más previsible.
Queda mucho por hacer, pero para nuevas inversiones el EPAS reclama la recuperación de los fondos. Es decir, el cobro a los usuarios.
Crisis
La discusión se dará en poco tiempo, sobre todo si se hace valer la crisis que vive el EPAS. Pero mal harían las autoridades locales en dejarse llevar por la necesidad sin realizar un análisis serio de las circunstancias de que se aplicará el cobro.
Si se acepta un monto fijo, como prorrateo del consumo global, se estará cometiendo un error. No es el mismo consumo en la zona alta de la ciudad, donde casi no hay presión, que en la zona centro donde abundan las piscinas. Si quieren cobrar el agua hay que instalar medidores, contemplar tarifas diferenciadas para los grandes consumidores y para las familias de menores recursos. De otra manera, pagarán justos por pecadores.
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