Las pocas lluvias caídas durante este invierno le pasarán una cara factura a las cosechas de granos básicos en el país y amenazan con grandes pérdidas a la ganadería.
La atípica estación lluviosa, influenciada por el fenómeno de El Niño, ya causó pérdida total en 1.500 hectáreas de arroz en Guanacaste y amenaza 3.500 más.
Las pérdidas económicas del sector agrícola suman hasta hoy más de ¢1.200 millones.
La más afectada es la provincia de Guanacaste, específicamente los cantones de Nandayure, Carrillo y Santa Cruz.
En todo Guanacaste hay 19.000 hectáreas de arroz, de las cuales solo 13.000 tienen riego (estas no enfrentan ningún peligro).
En el Pacífico central, 6.000 hectáreas de aquel cereal tienen un tamaño menor al que deberían, lo que podría repercutir en una cosecha de muy bajo rendimiento.
En ambos casos, el cultivo de este arroz se da por la modalidad secano; es decir, sin apoyo de riego artificial.
El déficit de lluvias en Guanacaste llegó en julio a un 50% respecto al promedio histórico y en la mayor parte de la provincia no ha llovido durante el último mes.
Mientras el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) prepara un plan de contingencia para disminuir el impacto de El Niño, algunos productores piensan en cómo pagarán el dinero con que financiaron los cultivos.
¿Qué va a hacer con el arrozal?, se le preguntó a Orlando Gómez, un agricultor de La Roxana, en Santa Rita, Nandayure.
Gómez se llevó las manos a la cintura y clavó la mirada sobre la raquítica plantación.
“Diay, qué puedo decir. Creo que esto se perdió , no llueve y hay matas muertas, muertas”, contestó.
El Instituto de Desarrollo Agrario (IDA) le ayudó con semilla e insumos para sembrar dos hectáreas y él pidió un crédito adicional de ¢3 millones para otras tres.
De ese monto, ya invirtió ¢2 millones, pero, dos meses después de sembrado su arrozal apenas alcanza un 30% de crecimiento.
Su historia se repite entre unos 30 pequeños productores de esa comunidad de la península.
Cada uno sembró , en promedio, dos hectáreas con la esperanza de asegurarse el arroz para el consumo familiar y obtener una ganancia, que para ellos es el aguinaldo.
Ahora, solo quedan las deudas.
En San Pablo, Nandayure, Héctor Agüero, gerente de Producción de la empresa Melones del Sol, experimenta a mayor escala las consecuencias de la sequía.
Tiene 27 hectáreas de arroz, declaradas con pérdida total.
En este caso, la compañía cuenta con una póliza de cosecha y espera recuperar parte de la inversión.
“Ya el INS vino a valorar, pero nadie siembra para cobrar un seguro. En casos como este todos perdemos”, expresó Agüero.
Para Óscar Vásquez, director regional del MAG de la región Chorotega, mientras en Guanacaste se siga produciendo sin sistema riego los problemas se repetirán.
Bajo amenaza. Con la sequía también se avecina un serio problema para la ganadería en ambas regiones del país. La falta de lluvia impactó el crecimiento de los pastos y secó las fuentes de agua. Según el MAG, esto afectará el peso en el ganado de carne y disminuirá la producción de leche.
A lo anterior se une que el precio del ganado está bajo, por lo que la posibilidad de vender los animales para mejorar los pastos no es una buena alternativa
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