En entrevista con Notimex, la Premio Nobel Alternativa por su trabajo en defensa del derecho humano a los recursos hídricos sostuvo que el planeta enfrenta un peligroso escenario donde la lucha por el agua puede emerger como un conflicto.
"Tenemos dos alternativas: o seguimos destruyendo el agua, y sólo la asumimos como un recurso para utilizarlo nosotros, o tomamos la decisión de cuidar los recursos naturales", dijo la especialista, quien participó en esta capital en un seminario sobre el tema.
Barlow subrayó que la primera opción "significa un camino creciente de mayores conflictos, en un escenario que incluso puede llegar a una lucha por el recurso".
Los conflictos, apuntó la activista internacional en defensa del agua, podrían generarse "entre las naciones, entre ricos y pobres y entre las grandes ciudades versus el campo y las comunidades rurales e indígenas, lo que constituye un peligroso escenario".
La alternativa, precisó la experta, es "cuidar los recursos naturales y cambiar las leyes y las constituciones de los países para que el agua sea entendida como un bien que nos entrega la naturaleza, que nos enseña a vivir en una forma más equilibrada".
Añadió que el llamado "oro azul" está enfrentado en la actualidad a una grave crisis en todo el mundo, "y América Latina es un claro ejemplo de ello y hay amenazas a su existencia y el derecho humano de cada persona y de otras especies a vivir".
Barlow, quien preside la organización medioambiental canadiense Council of Canadian Academies, la más grande entidad social de su país, precisó que "América Latina tiene la mayor disponibilidad de agua per cápita a nivel internacional".
Acotó que el continente americano, donde vive 12 por ciento de la población mundial, tiene 47 por ciento del total de las reservas de agua dulce del mundo.
Por ese motivo, esta región se transformó en "objeto de deseo" de las grandes potencias y empresas, las que "se alistan a apoderarse del Acuífero Guaraní, los glaciares de la Cordillera de Los Andes y las reservas de hielo de la Patagonia chilena y argentina".
Pese a las grandes reservas, en América Latina y el Caribe más de 130 millones de personas no cuentan con agua potable segura, 86 millones están conectados a sistemas sanitarios adecuados y 75 por ciento de la población sufre de deshidratación crónica.
"Esto sucede porque la región tiene la menor capacidad de abastecimiento per cápita a nivel mundial por tres razones: la contaminación, el acceso inequitativo al agua y la privatización" de los recursos hídricos, apuntó Barlow.
Señaló que "la mayor muestra de no democracia es cuando tú privatizas el agua y cuando dices que aquellos que tienen el dinero tienen el primer acceso a ella".
"El modelo privatizador de agua se hizo como un test acá en América Latina y Chile es un ejemplo clásico de cómo el agua fue entregada, prácticamente regalada, a los capitales privados, particularmente extranjeros", subrayó Barlow.
Aseveró que "si tú tienes dinero, en la lógica de mercado puedes comprar toda el agua que quieras. Si tú no tienes dinero ni siquiera puedes pagar la cuenta del agua potable de tu casa".
Acotó que el principal foco de la lucha por el agua a nivel mundial es la contradicción de considerar el agua como un bien común, un derecho humano, y en forma paralela imponer un modelo que la considera una mercancía más del modelo capitalista.
La experta encabeza una lucha para que la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) "adopte una resolución de emergencia que reconozca que existe realmente una crisis del agua y que va a empeorar".
Explicó que la Asamblea General de la ONU es el único cuerpo de ese organismo internacional que tiene la capacidad de establecer un plan general respecto al tema del agua "y queremos que se adopte una resolución".
"Queremos protección de las fuentes de agua y su restauración, queremos que se defina al agua como un bien común y un derecho humano y que los gobiernos sean los responsables de generar el acceso de todas las personas" al vital elemento, enfatizó.
Barlow recalcó que "el agua debe ser tratada como parte de los bienes comunes de la humanidad y vamos a demandar que los gobiernos se hagan cargo y protejan esa agua en nombre de los ciudadanos para evitar transformarla en una nueva mercancía".