La construcción de la usina termoeléctrica en la localidad santacruceña de Río Turbio no sólo está sospechada por presuntos sobreprecios sino que también está en la mira de los vecinos de la provincia por la posible contaminación que sufrirán en la zona. Es que de allí sale el agua que luego se consume en la capital provincial, Río Gallegos.
El ingeniero Eduardo D'Elía, uno de los principales ambientalistas de la zona, hizo a Clarín una comparación elocuente: "Por la chimenea de la usina se emitirán cinco veces lo que emite la planta de Botnia en Fray Bentos. Son 24 mil toneladas de gases". D'Elía dice haber perdido su trabajo en una empresa petrolera por culpa del ministro de Planificación, Julio De Vido, por oponerse a este proyecto.
La principal preocupación es qué se hará con las 1.800 toneladas de cenizas que diariamente quedarán tras el proceso de la quema del carbón cuando la usina comience a funcionar. "Es como las cenizas que quedan después del asado que hacemos en nuestra casa", explicó D'Elía. El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) realizado luego de varias quejas de los vecinos no lo aclara. Y la decisión está en manos de la empresa provincial Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT).
"Las cenizas deben gestionarse para su disposición final, tema que queda fuera del alcance de este estudio", dice textual en el punto 4 del capítulo 7 del estudio. "No hay destino para estos desechos, nadie sabe a dónde se dispondrán", se quejó en un documento la Asamblea Ambiental Ciudadana de Río Gallegos.
"Lo cierto es que los deshielos, lluvias y nevadas atravesarán estas inmensas montañas tóxicas y terminarán en las napas subterráneas y en los ríos Turbio y Gallegos, o sea en nuestras canillas, vía directa al estómago de nuestras familias", dijo la entidad al cuestionar el estudio de impacto ambiental.
En cuanto a los efluentes líquidos, se trata de elementos tales como cromo, aluminio, bario, amoníaco, arsénico y mercurio. Para la Asamblea, mantener el proyecto tal como está implica un "ecocidio". Y aclara: "lo único que lo diferencia de un genocidio es el arma que se emplea, en uno sustancias químicas, en el otro balas".
La usina impactará sobre aproximadamente 120 mil personas que viven principalmente en la ciudad de Río Gallegos, aunque también a los habitantes de 28 de Noviembre y Río Turbio. Para su funcionamiento, la usina precisará, por día, de 3.720 toneladas de carbón, 900 metros cúbicos de agua, 360 toneladas de cal y ocho toneladas de amoníaco.
Los ambientalistas sostienen que el estudio de impacto ambiental no cumplió con diversos requisitos. Por ejemplo, se tomaron sólo tres años de registros meteorológicos y no los diez estipulados para este tipo de casos ¿hora por hora¿ para predecir cuál será el destino de los gases en base a un modelo matemático.
Además, esos registros fueron obtenidos a través de un equipo del Ejército ubicado en la localidad de Rospenteck, a 14 kilómetros de Río Turbio. "La dirección, intensidad y sentido de los vientos no tienen ninguna relación con el lugar de emplazamiento de la chimenea", se quejaron.
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