Estimados Delegados:
Es un honor haber sido elegido presidente de la Novena Sesión de la Conferencia de la Partes de la Convención de la Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación y deseo realmente mis más sinceros agradecimientos a todos aquellos que han hecho un voto de confianza para esta presidencia. En este marco quería brevemente referir algunas visiones que esta presidencia posee en torno al devenir de estas dos próximas semanas:
Si bien resulta una obviedad debemos decirlo con todo énfasis es que la salud planetaria no va por el buen camino, y cuando digo esto pienso en el hombre como aliado indisolublemente en su entorno con la naturaleza.
En efecto, cada año, en cada evento que participamos escuchamos cosas parecidas diagnósticos, análisis de indicadores que siempre nos marcan que hoy estamos peor que el año anterior, pese a la cantidad de eventos, esfuerzos, voluntades, que realmente se han puesto de manifiesto, pero que indican que vamos hacia el camino contrario.
Aumenta la intensidad y frecuencia de la sequía, aumenta la desertificación, hay mas pobres, se compromete la seguridad alimentaria, hay exclusiones de género, aumentan las inundaciones, en cantidad e intensidad a lo largo y a lo ancho del planeta, aumentan los huracanes, perdemos especies, perdemos glaciares, se derrite el Ártico, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero se incrementan en lugar de decrecer…
Uds. Son testigos de tales situaciones.
En algún punto tenemos que hacer autocrítica y hemos fallado porque nuestras voluntades no logran obtener los resultados esperados.
El primer dato central que tenemos que revisar es que valores de nuestras culturas están siendo predominantes hoy. Estamos poniendo el acento en los bienes materiales, el consumo, la ostentación y el derroche de unos pocos que tienen mas y no en los naturales, que paradojalmente son los recursos naturales los que nos garantizan la supervivencia.
Hemos visto que ante la crisis mundial reciente de enorme envergadura se afectaron con celeridad recursos de enormes magnitudes, solo que la crisis fue financiera, no se correspondió con ninguno de los datos negativos que quienes transitamos tanto por lo ambiental como por lo productivo en términos sustentables.
Los recursos de la naturaleza, el suelo, el agua, el aire y la biodiversidad tienen un enorme valor económico que hasta el momento se ha negado, ocultado, subestimado, o lo que es peor, lo hemos despreciado.
No podemos equiparar los recursos naturales a la lógica de su valorización por el mercado, pero seria ingenuo que no los justipreciemos quienes los detentamos: exportamos nutrientes, agua, conocimientos ancestrales, pero no se perciben contraprestaciones.
Los ecosistemas prestan servicios ambientales y contribuyen solidariamente a un mejor planeta pero tampoco se les reconoce a los titulares de los mismos beneficio alguno.
Una nueva lógica y valoración aumentara el patrimonio e ingresos de los países ricos en recursos naturales y ecosistemas pero pobres en producto bruto interno, les permite mejorar su situación relativa, e internaliza los costos ambientales de ciertos procesos sin socializarlos nacional o planetariamente en los más vulnerables.
Asimismo desde lo ambiental se predica una visión holística, integradora, transversal, coordinada, pero no se logra plasmar en las instituciones e instrumentos que han ido creando, esto no puede sino preocuparnos, dado que lo exigimos para los ejecutores de los proyectos que se financian pero no lo revisamos en la sinergia de las grandes convenciones y objetivos del milenio.
De cara a estas muy breves consideraciones esta COP 9 será una bisagra temporal entre su propia historia y el futuro “la estrategia decenal” aprobada en Madrid.
Hemos evaluado el accionar de la Secretaría y analizaremos los resultados de las evaluaciones sobre el Mecanismo Mundial, es decir que estamos revisando algunos de los pilares en los que se asienta la Convención de las Partes. También el Comité de Ciencia y Tecnología deberá llamar nuestra atención. Es de la correcta articulación y coordinación de estos tres organismos que podremos mejorar los resultados y la gestión que exige la Convención.
No obstante de la lectura de la situación global, de los análisis de lo actuado, seguramente el debate de las partes nos permitirá perfilar algunos cambios o nuevas orientaciones. El siempre lo hicimos así como paradigma admite que repensemos muchas acciones.
Debemos buscar pasar de lo complejo a lo simple, de los documentos a los instrumentos, de las postergaciones a las urgencias, de las consultorías a los productos territoriales, ordenando los medios para que sirvan a los fines sobre orientaciones políticas y excelencia instrumental.
Con la información que poseemos no necesitamos nuevos talleres ni comisiones de validaciones , de lo contrario vamos en camino diferente a las necesidades de nuestra gente que vive en áreas desertificadas y con sequía, y paradojalmente en condiciones extremas de pobreza.
Tenemos que pasar a las acciones. Los fortalecimientos deben apuntar a los sistemas universitarios y científicos de nuestros países, priorizando de manera inexcusable su participación.
Ellos son muchas veces los que facilitan información a sus pares, los expertos internacionales, y también su experiencia, pero además son los que finalmente están junto al problema y se quedan junto a el. El consultor termina su tarea y parte. Eso no fortalece las capacidades nacionales.
Tenemos que ser capaces de responder preguntas simples, las que nos haría un pastor, un pequeño productor, un originario, un granjero: ¿Cuántas hectáreas voy a recuperar, podré ampliar mi rebaño, como hago para alimentar y darle agua a mi ganado, mis hijos podrán ir al colegio?
Un marco lógico no es entendido por ninguno de estos actores que son los destinatarios de nuestras mejores y honestas intenciones. Esto se tiene que responder con implementaciones aquí y ahora.
Los objetivos de desarrollo del milenio están muy cercanos en el tiempo, y ellos nos plantean todas cuestiones que hacen a lo sustantivo de nuestra Convención: pobreza, empleo, hambre, inclusión, igualdad, salud, sostenibilidad, y nos exigen respuestas.
En este marco hay responsabilidades diferenciadas, los fondos no son infinitos pero deben guardar proporcionalidad al problema, hay que trabajar con austeridad, y poder claramente determinar las prioridades de nuestra estancia en esta Conferencia de las Partes.
Tenemos poco tiempo para muchos temas un dilema de eficacia y eficiencia que responderemos al cabo de dos semanas.
Será necesario administrar el recurso escaso del tiempo con la precisión de las palabras, con la capacidad de escuchar, con la voluntad de priorizar adecuadamente las discusiones centrales, postergando los detalles, abocarnos a lo instrumental, desterrar la complejidad, multiplicar el esfuerzo.
El cambio climático es un hecho global, urgente, lleva los mayores esfuerzos internacionales, y estamos debatiendo deuda ambiental, responsabilidades diferenciadas, equidad en las relaciones, fondos e instrumentos para mitigación y / o adaptación., pero no podemos subordinar nuestra Convención a la de cambio climático. La oportunidad entonces es relevante.
Estamos con la COP 9, tenemos por delante en Argentina un nuevo evento internacional en octubre el XIII Congreso Forestal Mundial, y luego la cumbre de cambio climático, en Copenhague y avanzado el 2010 la de biodiversidad.
Los problemas de nuestra Convención y la forma de resolverlos podrá ser nuestro mejor aporte de cara a dichas convenciones como ejemplo y como mejor muestra de lecciones aprendidas, eso que tanto incluimos en talleres.
Solo podemos operar sobre el presente, y modificar el futuro. Esa es nuestra responsabilidad inexcusable. Las nuevas generaciones merecen un planeta en donde puedan vivir.
Y el compromiso para con ellos pasa por su identificación como seres concretos. Y para ello les propongo hacer un ejercicio al finalizar cada día y pensemos en nuestros hijos y nietos, vean sus caras que nos están mirando , yo lo hago se llaman Lucrecia, Nehuén, Máximo y mi nieta Úrzula y en esa rendición de cuentas veamos si estamos haciendo lo mejor no solo para ellos sino para otros millones de Lucrecias, Nehuenes, Máximos y Úrzulas de todo el planeta para que puedan cuanto menos darse el lujo de una sonrisa, sin hambre y sin enfermedades, mucho mas si son refugiados ecológicos.
Solo entonces podremos dormir tranquilos.
Los mejores deseos para esta Convención.
Un honor y orgullo tenerlos en Argentina y un especial saludo para todas las delegaciones de la señora presidenta de la Nación.
Muchas gracias.
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