Recordando los trabajos de brillante nivel tecnológico determinantes de la contaminación natural del Río Jáchal, de quienes fueran mis profesores y amigos, doctores Rovira, Tomaghelli y Palmero, en el período 1943-44, cabe mencionar uno en especial realizado en marzo de 1959. Partieron desde Angualasto en una época del año si se quiere algo avanzado desde un punto de vista climático, con días muy serenos y noches de frío intenso con amaneceres que obligan a romper a golpes de piqueta la capa de hielo de las aguadas.
La Comisión de estudio se dirigió hacia el norte, a la Junta de La Palca, para subir por el Hueso Quebrado, el Agua de La Leona, Tres Quebradas, las Pircas de los Bueyes, para entrar en territorio hoy riojano por El Batidero, Pucha-Pucha y las Barrancas Blancas, en planicies de unos 3800 m de altura. El regreso lo hicieron más hacia el este, siguiendo el curso del Río Blanco para ir tomando muestras de sus aguas a medida que entraba en nuestra provincia.
Un travesía de casi 600 km con cotas siempre por encima de los 3500 msnm, una verdadera "patriada" por tratarse de universitarios y profesionales muy poco habituados a montar y mucho menos durante tantas jornadas.
Hoy, con imágenes de satélites sobre nuestro tablero de dibujo, contemplamos esa zona y no podemos menos que quedar asombrados observando el paisaje de macizos graníticos y formaciones de origen volcánico que dan características muy particulares a toda aquella región entre Pucha-Pucha y una serie de volcanes que forman un verdadero nudo en el límite de La Rioja con Catamarca, destacándose entre ellos el Co. Bonete (6872 m), el Monte Piséis (6779 m), el Vidal Gómez (5100 m) y varios otros también de origen volcánico formando conos que apenas sobresalen de las altas planicies intermontanas.
Curiosa pero sugestivamente, al río Blanco del norte le llamaban "Podrido", designación que sin dudas hacía referencia a las características físico-químicas de sus aguas y a la imposibilidad de ser ingeridas tanto por seres humanos como por las mismas bestias tanto de la propia Comisión como las silvestres. El Blanco se junta con el Salado que viene bajando desde el límite entre La Rioja y Catamarca, con sus nacederos al pie de los volcanes mencionados, caracterizándose por su notoria proporción de cloruro de sodio, una salinidad que lo hace absolutamente inadecuado para cualquier tipo de cultivo o consumo animal.
El caudal del indeseado Blanco no es muy importante, entre un 10 y un 15 % de cuantos integran el Río Jáchal, pues el principal aporte viene desde el Valle del Cura incorporándose en las Juntas de la Palca. Esta situación indujo a que en varias oportunidades se presentaran proyectos para construir un desvío y consiguiente embalse que captara el caudal que llega del norte por el Salado antes de su unión con el Macho Muerto en Pucha-Pucha.
Desde un punto de vista exclusivamente técnico, ésta sería quizás una solución relativamente razonable siempre que la evaporación, bastante intensa por cierto en esas alturas, alcanzara a compensar el permanente caudal de aporte hacia la laguna artificial que se formaría. Pero al margen de cualquier elucubración técnica, existe otra cuestión mucho más delicada que es imposible soslayar: la obra mencionada debería montarse en territorio riojano (Dpto. Gral Lamadrid), es decir, totalmente fuera del ámbito geográfico de San Juan.
Y en ese por lo general difícil ambiente interprovincial las opiniones que podamos tener los técnicos naufragan en las conveniencias políticas del momento, con el agravante de que un embalse en un sitio tan apartado, a 4.000 m de altura, en condiciones operativas sumamente duras pues no sólo se lo debe construir sino además mantenerlo. Estos factores contribuyen a diagramar una situación que convierte a la contaminación natural del Río Jáchal en un problema más económico y geopolítico que técnico-ambiental. |
|
|